Los sitios icónicos del Patrimonio Mundial amenazados por los riesgos hídricos del cambio climático

Los científicos advierten que el riesgo hídrico amenaza sitios emblemáticos del Patrimonio Mundial, como las cataratas Victoria, situadas entre Zambia y Zimbabue. En la imagen, una vista de las cataratas desde Zimbabue. Imagen: Busani Bafana / IPS

BULAWAYO, Zimbabue – Desde las cataratas Victoria, en la frontera entre Zambia y Zimbabue, conocidas como localmente como «el humo que truena», hasta las impresionantes pirámides de Egipto, pasando por el romántico Taj Mahal de la India, al igual que otros sitios icónicos a nivel mundial, se enfrentan a una amenaza creciente: el riesgo hídrico.

Varios sitios del Patrimonio Mundial podrían perderse para siempre si no se toman medidas urgentes para proteger la naturaleza, por ejemplo, mediante la restauración de paisajes vitales como los humedales, advierte un nuevo informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) tras un análisis que indica que las sequías y las inundaciones están amenazando esos emblemas globales.

Los sitios del Patrimonio Mundial son lugares de excepcional importancia cultural, histórica, científica o natural, reconocidos y preservados para las generaciones futuras mediante su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Alrededor de 73 % de los 1172 sitios del Patrimonio Mundial no marinos están expuestos al menos a un riesgo hídrico grave, como sequías, inundaciones o crecidas de ríos o costas. Según un análisis realizado con datos de Aqueduct del WRI, alrededor de 21 % de esos sitios afrontan el doble problema de exceso y escasez de agua.

Se prevé que en promedio los sitios del Patrimonio Mundial expuestos a niveles altos o extremadamente altos de estrés hídrico aumente de 40 % a 44 % para 2050, pero los impactos serán mucho más graves en regiones como Medio Oriente y el norte de África, partes del sur de Asia y el norte de China, según el informe.

Los resultados de la investigación destacan que los riesgos hídricos amenazan a muchos de los más de 1200 sitios del Patrimonio Mundial de la Unesco.

El Taj Mahal, por ejemplo, se enfrenta a una escasez de agua que está aumentando la contaminación y agotando las aguas subterráneas, lo que está dañando al más famoso monumento funerario del mundo.

Mientras, en 2022, una gran inundación cerró todo el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, y costó más de 20 millones de dólares en reparaciones de infraestructura para reabrirlo.

En el mismo continente americano, las inundaciones fluviales están afectando a la ciudad desértica de Chan Chan, en Perú. Según la plataforma Aqueduct del WRI, el sitio de la Unesco y su región circundante en La Libertad se enfrentan a un riesgo extremadamente alto de inundaciones fluviales.

Para 2050, se espera que la población afectada por las inundaciones anuales en un año promedio sin actividad del fenómeno de El Niño en La Libertad se duplique de 16 000 a 34 000 debido a una combinación de actividad humana y cambio climático. En un año con El Niño activo, ese aumento puede ser mucho mayor.

Además, el Parque Nacional del Serengeti en Tanzania, rico en biodiversidad, la ciudad sagrada de Chichén Itzá en México y la medina de Fez en Marruecos se enfrentan a riesgos hídricos cada vez mayores que no solo ponen en peligro los sitios emblemáticos, sino también a los millones de personas que dependen de ellos para su alimentación, sus medios de vida o su conexión con su cultura, o que simplemente disfrutan viajando a estos destinos.

A caballo entre la frontera entre Zambia y Zimbabue, las cataratas Victoria fueron inscritas en la lista del Patrimonio Mundial en 1989 por su ecosistema vital y su importancia como fuente de sustento para miles de personas, además de ser un importante atractivo turístico.

A pesar de su reputación de una cascada de agua masiva, Mosi-oa-Tunya, como se conoce a las cataratas Victoria antes que llegara a ellas el explorador escocés David Livingstone y les pusiera el nombre con que se las conoce en Occidente,  se ha enfrentado a sequías recurrentes durante la última década y, en ocasiones, se ha secado hasta quedar reducida a un hilo de agua.

El informe de WRI recuerda que la selva tropical que rodea Mosi-oa-Tunya/cataratas Victoria alberga una rica diversidad de fauna y flora que podría perderse.

Según el WRI, las cataratas Victoria han sufrido sequías recurrentes en 2016, 2019 y 2024.

Las investigaciones sobre los patrones de precipitaciones cerca de Mosi-oa-Tunya/cataratas Victoria muestran que el inicio de la temporada de lluvias, normalmente en octubre, se está retrasando. Esto significa que, en un año de sequía, el alivio tarda más en llegar y, cuanto más dura la sequía, más afecta a la población, los cultivos y la economía de la zona.

Un análisis de Aqueduct reveló que las cataratas Victoria tienen un riesgo medio de sequía, por debajo de los más de 430 sitios del Patrimonio Mundial de la Unesco que tienen un riesgo alto de sequía. Esto se debe principalmente a que la densidad de población relativamente baja y el desarrollo humano limitado en las inmediaciones del sitio reducen la exposición general.

«Sin embargo, el sitio se enfrenta a una presión cada vez mayor por el desarrollo de infraestructuras relacionadas con el turismo, y los datos muestran que la probabilidad de que se produzca una sequía es alta, una conclusión reforzada por las numerosas sequías recientes que han azotado la región», señala el informe.

El WRI detalla, no obstante, que «no solo se prevé que el cambio climático haga que estas sequías sean más frecuentes, sino que la recuperación sea más lenta, especialmente en lugares que no están preparados».

«Es posible que el tiempo entre sequías no sea suficiente para que el ecosistema se recupere, lo que es especialmente preocupante para Mosi-oa-Tunya/Cataratas Victoria», anticipa el informe.

Restaurar la naturaleza, una solución para mitigar los riesgos hídricos

El informe recomienda actuar con rapidez para restaurar los paisajes vitales a nivel local que favorecen un agua saludable y estable, e invertir en soluciones basadas en la naturaleza, como plantar árboles para restaurar los bosques de cabecera o revitalizar los humedales para capturar las aguas de las inundaciones y recargar los acuíferos. El compromiso político es clave para que esto suceda.

Además, se ha instado a los países a promulgar políticas nacionales de conservación para proteger los paisajes vitales del desarrollo insostenible a nivel mundial, y es necesario elevar el estatus del agua como bien común global, al tiempo que se establecen acuerdos transfronterizos equitativos sobre el reparto del agua entre países.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Zimbabue acogió en julio la 15 reunión de la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de Ramsar, justamente en las cataratas Victoria, bajo el lema «Proteger los humedales para nuestro futuro común».

La COP15 de la Convención Ramsar, también conocida como la Convención sobre los humedales, subrayó entre sus conclusiones que la protección de los recursos hídricos mundiales es ahora más urgente que nunca.

Samantha Kuzma, responsable de datos de Aqueduct en el WRI, dio en una entrevista con IPS un dato positivo: «la voluntad política de invertir en la naturaleza existe en todo el mundo».

«Hay comunidades comprometidas que están encontrando formas de proteger y restaurar paisajes vitales como los humedales. El problema es que estos esfuerzos son fragmentarios. A nivel mundial, no vemos la voluntad política a la escala necesaria para lograr un cambio real y duradero», detalló.

Según el Banco Mundial, el mundo necesita movilizar hasta siete billones (millones de millones) de dólares para 2030 para que la infraestructura hídrica mundial cumpla los compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con el agua y aborde décadas de inversión insuficiente.

En la actualidad, casi 91 % del gasto anual en agua proviene del sector público, incluidos los gobiernos y las empresas estatales, y menos de 2 % corresponde al sector privado, según el Banco Mundial, que señala la importancia de un compromiso firme con la reforma del sector del agua mediante políticas, instituciones y regulaciones progresistas, y una mejor planificación y gestión del capital existente asignado al sector.

«Nos encontramos en un punto en el que la inacción es más costosa que la acción», destacó Kuzma, para hacer después hincapié en que el mundo debe comprender mejor el papel fundamental del agua en el sostenimiento de las economías, ya que su valor está en todas partes y es invisible hasta que se ve amenazado.

«Tomemos como ejemplo los sitios del Patrimonio Mundial de la Unesco. Su valor ecológico y cultural es incalculable y, en términos puramente pragmáticos, a menudo son el eje de las economías locales», afirmó Kuzma.

«Cualquier cierre o daño tendrá un efecto dominó inmediato en las comunidades. Se puede afirmar con seguridad que, a nivel mundial, estamos fallando en lo que respecta a la protección de la naturaleza. Pero para cambiar el rumbo, primero debemos comprender por qué», concluyó.

T: MF / ED: EG

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