ROMA – Unos 80 millones de niños más que en 2020 reciben actualmente comidas escolares mediante programas dirigidos por gobiernos, un aumento de 20 por ciento que eleva el total mundial a 466 millones de beneficiarios, indicó en un informe el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas.
Cindy McCain, directora ejecutiva del PMA, celebró que “los gobiernos de todo el mundo, especialmente en países de ingresos bajos y medios, están demostrando un verdadero liderazgo al priorizar los programas de comidas escolares”.
Esas comidas “son mucho más que un simple plato de comida nutritiva. Para los niños vulnerables que las reciben, representan una vía para salir de la pobreza y acceder a un nuevo mundo de aprendizaje y oportunidades”, dijo McCain.
La cobertura de comidas escolares en países creció más del doble en apenas dos años. África lidera el aumento, con 20 millones de niños adicionales alimentados a través de programas nacionales, un incremento de más de 30 %, con avances notables en Etiopía, Kenia, Madagascar y Ruanda.
“El estado de la alimentación escolar en el mundo”, informe insignia bienal del PMA, se publica la semana previa a la segunda Cumbre Global de la Coalición de Comidas Escolares -una red de más de 100 gobiernos y 140 entidades asociadas-, que se celebrará en Brasil los días 18 y 19 de septiembre.
El informe señala que la financiación mundial para las comidas escolares se ha más que duplicado, pasando de 43 000 millones de dólares en 2020 a 84 000 millones en 2024, con 99 % de esos fondos provenientes de presupuestos nacionales.
Se trata de un cambio significativo: las comidas escolares ya no se perciben como un programa de ayuda externa, sino como una política pública poderosa que puede impulsar el desarrollo nacional.
Sin embargo, la financiación interna es menor en los países de bajos ingresos, donde los recursos son más limitados y las necesidades más altas.
El número de países con políticas de alimentación escolar casi se ha duplicado desde 2020, pasando de 56 a 107.
Destaca el PMA que “este raro éxito en el ámbito del desarrollo está siendo impulsado por gobiernos de todo el mundo”.
Y el crecimiento de los programas de alimentación escolar es más acelerado en los países miembros de la Coalición, donde están dos de cada tres niños que se sumaron recientemente a los programas de alimentación escolar.
Los gobiernos “se apoyan en evidencias sólidas de que los programas nacionales de alimentación escolar fortalecen el bienestar infantil y también generan beneficios para pequeños agricultores, empleo local, fomentan dietas sostenibles, y ayudan a reducir emisiones de carbono”, expone el reporte del PMA.
Alimentar a 466 millones de niños genera unos 7,4 millones de puestos de trabajo de cocina en el mundo, además de empleo adicional en logística, agricultura y cadenas de suministro.
Los modelos sostenibles, como los programas de alimentación escolar con productos locales, promueven dietas más saludables y ecológicas, y catalizan sistemas alimentarios locales que impulsan las economías nacionales.
Las niñas se benefician más que los niños en términos educativos y de salud. Además, los programas empoderan a las mujeres al ampliar su papel en las cadenas de suministro y el empleo comunitario, por ejemplo, como cocineras en las escuelas.
En América Latina y el Caribe destaca el caso de Brasil, cuyo programa de alimentación escolar data de la década de 1950, su provisión fue consagrada en la Constitución de 1988, y allí rige desde 2009 una Ley de Alimentación Escolar.
El programa proporciona comidas nutritivas a 40 millones de estudiantes en unas 150 000 escuelas públicas, garantizando que todos los niños, niñas y adolescentes de los 5570 municipios brasileños reciban alimentos durante los 200 días lectivos del año.
Según la ley, al menos 30 % de los alimentos adquiridos deben provenir directamente de agricultores familiares, preferentemente de pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y grupos de mujeres, formales o informales, y el programa paga primas de hasta 30 % por productos orgánicos o agroecológicos certificados.
Otro caso es el de Perú, que ha invertido en fortalecer la capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia, incluida la alimentación escolar para garantizar que esos programas se mantengan en casos de desastres y en particular en la Amazonia.
También Guatemala, donde el Ministerio de Educación y el PMA desarrollaron una aplicación móvil que conecta a los pequeños agricultores con el programa nacional de alimentación escolar, la mayor iniciativa de protección social del país.
La aplicación, ya validada por más de 500 agricultores y 840 escuelas, permite a las organizaciones de padres de familia en las escuelas realizar pedidos de alimentos nutritivos de producción local directamente a pequeños agricultores certificados.
El informe recoge que América Latina y el Caribe es una potencia exportadora de alimentos donde, sin embargo, es caro llevar una dieta saludable: a 5,16 dólares por persona al día, registra el costo de la dieta más alto en todo el mundo.
Los programas gubernamentales de alimentación escolar en la región llegan a unos 78,5 millones de niños -sólo superados por los del sur de Asia- y optan cada vez más por utilizar productos de cercanía para las comidas escolares, estimulando la economía local e incluyendo alimentos de temporada en los menús.
Asimismo, ante problemas como las deficiencias de micronutrientes, sobrepeso y obesidad infantil, que afectan a más de la mitad de los niños en edad escolar, los programas nacionales de alimentación escolar fomentan cada vez más las dietas nutritivas y los hábitos de vida sana, según el PMA.
Para Carmen Burbano, directora de la Secretaría de la Coalición de Comidas Escolares “el auge de programas de alimentación escolar financiados a nivel nacional es una señal poderosa de lo que es posible, incluso en tiempos difíciles”.
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