NACIONES UNIDAS – Un impactante nuevo récord de 383 trabajadores humanitarios asesinados en 2024 debe ser una llamada de atención para proteger a todos los civiles en conflictos y crisis y poner fin a la impunidad, declaró este martes 19 la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha).
“Incluso un solo ataque contra un colega humanitario es un ataque contra todos nosotros y contra las personas a las que servimos”, declaró Tom Fletcher, secretario general adjunto de la ONU y coordinador de la Ocha, en este Día Mundial de la Asistencia Humanitaria.
La mayoría de los trabajadores humanitarios asesinados, en contextos de violencia en medio de los cuales tratan de brindar auxilios, eran personal nacional que prestaba servicio en sus comunidades y fueron atacados en acto de servicio o en sus hogares.
Ese mismo año, otros 308 trabajadores humanitarios resultaron heridos, 125 fueron secuestrados y 45 detenidos.
Fletcher dijo que “ataques de esta magnitud, sin ninguna rendición de cuentas, son una vergonzosa muestra de la inacción y la apatía internacionales”.
Afirmó que “como comunidad humanitaria, exigimos, una vez más, que quienes tienen poder e influencia actúen en defensa de la humanidad, protejan a los civiles y al personal humanitario, y exijan responsabilidades a los perpetradores”.
El aumento de 31 % en la muerte de trabajadores humanitarios en comparación con 2023 se debió a los incesantes conflictos en Gaza, donde 181 trabajadores humanitarios fueron asesinados, y en Sudán, donde 60 perdieron la vida.
La violencia contra los trabajadores humanitarios aumentó en 21 países en 2024 en comparación con 2023, siendo los agentes estatales los perpetradores más comunes.
La Ocha indicó que los primeros ocho meses de 2025 “no muestran señales de una reversión de esta preocupante tendencia”, pues 265 trabajadores humanitarios han sido asesinados hasta el 14 de agosto, según sus datos provisionales.
La declaración recalcó que “los ataques contra trabajadores, bienes y operaciones humanitarias violan el derecho internacional humanitario y socavan recursos vitales que sustentan a millones de personas atrapadas en zonas de guerra y desastre”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) documentó, entre enero de 2024 y agosto de 2025, un total de 2450 ataques contra la atención sanitaria en 21 países y territorios.
Esos ataques provocaron 2060 muertes y 2395 lesiones entre profesionales sanitarios y pacientes. En el mismo período, 1392 ataques afectaron al personal sanitario mediante asesinatos, lesiones, secuestros, arrestos o intimidación.
Solo en 2025, los ataques verificados a la atención médica incluyeron 310 ataques en Ucrania; 304 en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental, y 38 ataques en Sudán, que causaron 933 muertes de trabajadores sanitarios y pacientes.
En Haití, Myanmar y la República Democrática del Congo una suma de 71 ataques afectó a instalaciones, cadenas de suministro, personal de salud y pacientes.
“Las historias están en los números y cuentan una historia sombría de trabajadores de la salud y de ayuda humanitaria de primera línea que murieron o resultaron heridos mientras intentaban salvar a otros”, destacó el reporte de la OMS.
El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó en mayo de 2024 la resolución 2730, que reafirmó la obligación de las partes en conflicto y los Estados miembros de proteger al personal humanitario, y exigió investigaciones independientes sobre las violaciones.
Sin embargo, la falta de rendición de cuentas sigue siendo generalizada.
En este Día Mundial de la Asistencia, los trabajadores humanitarios y sus partidarios conmemoran a los caídos y se solidarizan con quienes ayudan a las personas necesitadas, exigiendo protección urgente para los civiles y las operaciones de ayuda.
La campaña mundial “#ActForHumanity” (#Actuarporlahumanidad) se relanza con mayor urgencia y las agencias de la ONU llaman al público a respaldar a los trabajadores humanitarios, exigir protección y apoyar los recursos que brindan.
Fletcher resumió: “La violencia contra los trabajadores humanitarios no es inevitable. Debe cesar”.
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