La inteligencia artificial puede amplificar la sabiduría indígena

Un indígena btasileño tupí trabaja empleando nuevas tecnologías. Un panel en las Naciones Unidas ha destacado la importancia de que el desarrollo de la inteligencia artificial, en lugar de marginar los conocimientos indígenas, amplifique esa sabiduría en beneficio de sus pueblos y de las acciones en favor de la biodiversidad y el clima. Imagen: Marcelo Camargo / Agencia Brasil

NACIONES UNIDAS – Nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), conllevan el riesgo de que se perpetúen patrones de exclusión de los pueblos indígenas, pero también pueden asentar y amplificar su sabiduría, destacó un panel albergado por la Organización de las Naciones Unidas.

La IA “puede ayudar a preservar las lenguas en peligro y la tradición oral, cartografiar tierras ancestrales y amplificar la sabiduría indígena para luchar contra el cambio climático”, dijo secretario general de la ONU, António Guterres, con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, conmemorado cada 9 de agosto.

Guterres advirtió, en su mensaje al panel, que sin la participación significativa de los pueblos originarios se corre el riesgo de que las nuevas tecnologías perpetúen viejos patrones de exclusión, tergiversen las culturas y violen derechos fundamentales.

En el panel, con representantes indígenas y expertos en nuevas tecnologías y en cuestiones de los pueblos originarios, se expuso que actualmente los datos con los que se entrenan los modelos de IA suelen excluir o tergiversar a los pueblos indígenas, sus conocimientos y sus voces.

Los algoritmos tienden a estar sesgados por la cosmovisión de sus desarrolladores, por lo que esos modelos a menudo reflejan o exacerben las desigualdades existentes.

Por ejemplo, el creciente uso de tecnologías biométricas y de reconocimiento facial puede contribuir a una mayor identificación errónea y la elaboración de perfiles de los pueblos originarios.

Además, los sistemas de IA dependen de una inmensa infraestructura computacional, con centros de datos que requieren cantidades significativas de electricidad para su funcionamiento, agua para refrigeración y materias primas para la fabricación de productos electrónicos.

Eso puede agudizar las presiones climáticas y ambientales y, al ubicarse cerca de territorios y tierras de los pueblos indígenas, puede exacerbar la degradación ambiental y la escasez de recursos.

De ese modo se afectan negativamente la disponibilidad de agua y los frágiles ecosistemas de los que dependen esos pueblos para su supervivencia y sus formas de vida.

Los panelistas coincidieron en subrayar que la creación de centros de datos masivos en sus entornos puede dañar las tierras, los recursos naturales y los ecosistemas indígenas, y supone un problema nuevo aunado a la persistente barrera de acceso a las nuevas tecnologías, especialmente en zonas rurales.

El director del Programa de Justicia e Inclusión del Centro de Cooperación Internacional de la Universidad de Nueva York, Fernando Marani, destacó en el panel la necesidad de cerrar la brecha digital, evitando que las nuevas tecnologías reproduzcan las desigualdades en el mundo virtual.

“Tenemos que llevar la tecnología a las áreas remotas e integrar a las comunidades indígenas al mundo digital”, apuntó Marani, explicando que para ello se debe escuchar a los pueblos originarios y tomar en cuenta sus puntos de vista.

Marani también resaltó la importancia de garantizar que en esa inclusión haya ética y supervisión, así como una buena gobernanza.

Moi Guiquita, indígena waorani de la Amazonia ecuatoriana, activista y creador de contenidos de la Fundación Waponi Amazon, sostuvo que los pueblos originarios no solo son guardianes del pasado, pues “somos arquitectos del futuro, y ese futuro, si quiere ser justo y sostenible, tendrá que construirse con nosotros, no sin nosotros”.

“La IA no puede ser una nueva forma de colonización digital: debe ser oportunidad para fortalecer nuestra autonomía, proteger nuestras culturas y garantizar el futuro de nuestra tierra y de los pueblos que la habitamos”, añadió Guiquita.

Guterres expresó que para derribar los obstáculos que impiden el acceso de los pueblos originarios a las nuevas tecnologías “se debe proteger su soberanía sobre los datos, así como sus derechos de propiedad intelectual, y abogar por que se incluya de manera significativa a esos pueblos en la aplicación de la IA”.

“Tenemos que asegurarnos de que la inteligencia artificial se desarrolle y regule de manera inclusiva, ética y justa”, afirmó Guterres.

La embajadora de Colombia ante la ONU, Leonor Zalabata Torres, indígena arhuaco, abogó en su mensaje al panel por “la inclusión del enfoque indígena en el desarrollo de la IA, y por la protección de la propiedad intelectual de los conocimientos que se incorporen a los algoritmos”.

En América Latina y el Caribe hay unos 55 millones de indígenas, en más de 800 pueblos. En todo el mundo 476 millones de indígenas viven en 90 países y representan unas 5000 culturas diferentes.

A-E/HM

 

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