En el 80 aniversario de Hiroshima y Nagasaki, ¿las pruebas nucleares amenazan el futuro?

Erico Platt observa una de las imágenes de su exposición, "Tres cuartos de siglo después de Hiroshima y Nagasaki: Los hibakusha (sobrevivientes atómicos): valientes supervivientes que trabajan por un mundo libre de armas nucleares". El 6 y el 9 de agosto de 1945, Estados Unidos detonó dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, durante la Segunda Guerra Mundial. Imagen: Diane Barnes / Unoda

NACIONES UNIDAS – El 80 aniversario de los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial plantea la pregunta: ¿Han desaparecido las pruebas nucleares o siguen existiendo y representando una amenaza para el futuro del mundo?

El aniversario, que se celebra el 6 y el 9 de agosto, conmemora los devastadores bombardeos que se cobraron la vida de entre 150 000 y 246 000 civiles, y que siguen siendo el único uso de armas nucleares en un conflicto armado.

¿Se ha aprendido alguna lección? ¿Reanudará la impredecible administración estadounidense de Donald Trump los ensayos nucleares?

El diario The New York Times citó a la senadora Jackey Rosen (demócrata por el estado de Nevada) diciendo que su estado acogió casi 1000 pruebas nucleares, en su mayoría subterráneas, durante la Guerra Fría.

Estados Unidos no ha ratificado el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCN) de 1996. Aunque Estados Unidos firmó el tratado en 1996, el Senado no dio su consentimiento para su ratificación e igualmente rechazó el tratado en 1999.

Hasta la fecha, el polígono de pruebas de Nevada sigue contaminado con unos 11 100 petabecquereles (PBq) de material radiactivo en el suelo y 4440 PBq en las aguas subterráneas.

En los años posteriores a las pruebas nucleares, miles de residentes desarrollaron cánceres y enfermedades que creen que fueron causados por la explosión nuclear. Las personas conocidas como «downwinders», aquellas expuestas en comunidades de todo Estados Unidos a contaminación radioactiva, han luchado durante casi 80 años para obtener el reconocimiento del gobierno.

La última prueba nuclear realizada por Estados Unidos tuvo lugar el 23 de septiembre de 1992 en el Nevada Test Site (ahora conocido como Nevada National Security Site). La prueba formaba parte de la operación Julin y, concretamente, se trataba de la prueba «Divider», según el Nevada National Security Site.

Brandon Williams, que se espera que sea el próximo guardián del arsenal nuclear estadounidense, declaró ante la Comisión de Servicios Armados del Senado en abril que NO recomendaría reiniciar las pruebas nucleares en Estados Unidos.

Mientras tanto, el presidente Trump ordenó la última semana de julio el despliegue de dos «submarinos nucleares» en aguas cercanas a Rusia, en respuesta a las amenazas del expresidente ruso Dmitri Medvédev. Pero no se precisó si se trataba de submarinos con armas nucleares o submarinos de propulsión nuclear.

«He ordenado que se posicionen dos submarinos nucleares en las regiones apropiadas, por si acaso estas declaraciones insensatas e incendiarias son algo más que eso», dijo Trump en un posteo en en en las redes sociales en la que calificó las declaraciones de Medvédev de altamente provocativas.

Natalie Goldring, representante del Acronym Institute ante las Naciones Unidas, dijo a IPS que el 80 aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki es una oportunidad para renovar el compromiso con un mundo libre de armas nucleares, entre otras cosas mediante la adopción inmediata de una moratoria permanente de los ensayos con armas nucleares.

Pero, según se informa, la administración Trump está considerando reiniciar los ensayos con armas nucleares.

Según señaló, en los primeros meses de la segunda administración Trump ha habido numerosas pruebas de la dependencia de la administración del «Proyecto 2025» de la Heritage Foundation, conocido oficialmente como «Mandato para el liderazgo: la promesa conservadora».

La sección del Proyecto 2025 dedicada a la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA) afirmaba que una administración conservadora debería:

«Rechazar la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares e indicar la voluntad de realizar ensayos nucleares en respuesta a los avances nucleares de los adversarios si fuera necesario. Para ello, será necesario ordenar a la NNSA que se prepare de inmediato para realizar ensayos, a fin de dar a la administración la máxima flexibilidad para responder a las acciones de los adversarios».

Goldring afirmó que «aplicar las recomendaciones del Proyecto 2025 significaría avanzar inmediatamente hacia la reanudación de los ensayos con armas nucleares, sin siquiera demostrar que se han producido acciones adversas. Se trata de una postura agresiva, que podría convertirse en una profecía autocumplida y provocar el comportamiento que deberíamos tratar de disuadir».

«Por supuesto, no podemos predecir con certeza lo que hará el presidente Trump, dada su naturaleza impulsiva y voluble. Podría decidir reanudar los ensayos nucleares con la creencia errónea de que ello haría parecer fuerte a Estados Unidos. Parece aficionado a los gestos dramáticos, sin tener en cuenta las posibles consecuencias negativas», consideró.

Para la especialista en desarme nuclear, «los ensayos son un síntoma del enorme problema que supone la dependencia de las armas nucleares. Cuando nos deshagamos de las armas nucleares, nos desharemos del problema de los ensayos nucleares. Si no son abolidos, es probable que continúe la presión para realizar ensayos».

A juicio de Goldring, «las armas nucleares plantean riesgos extraordinarios, tanto en su desarrollo, ensayo y despliegue como en su uso y amenaza de uso. La única solución real al riesgo abrumador asociado a las armas nucleares es su abolición. El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares proporciona un plan eficaz para la abolición».

«Si no se logra la abolición de las armas nucleares, la cuestión no es si volverán a detonarse en tiempos de guerra. La cuestión es cuándo ocurrirá. Y, por supuesto, las armas nucleares se ‘utilizan’ con frecuencia de otras maneras, por ejemplo, para amenazar a otros países e intentar coaccionarlos para que adopten determinadas medidas o se abstengan de hacerlo».

Goldring afirmó que los ensayos nucleares deberían haber terminado hace décadas. Lamentablemente, el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares no ha entrado en vigor, en parte debido a que el Senado de Estados Unidos no lo ha ratificado.

Aun así, recordó, «con la excepción de Corea del Norte, parece que desde la década de 1990 existe una prohibición de facto de los ensayos nucleares».

Añadió que «las consecuencias humanas y medioambientales de los ensayos con armas nucleares siguen siendo enormes».

«En lugar de gastar dinero en reiniciar los ensayos nucleares y desarrollar y desplegar nuevas armas nucleares, deberíamos comprometernos a prestar asistencia a largo plazo a las comunidades afectadas. Esa asistencia debe abordar sus necesidades médicas, económicas y medioambientales, entre otras», concluyó Goldring.

En una exposición sobre desarme en la sede de la ONU en Nueva York, un visitante lee un texto sobre un niño que lleva a su hermano pequeño a un crematorio en la ciudad japonesa de Nagasaki. Imagen: Unoda

Tariq Rauf, exjefe de Verificación y Política de Seguridad del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), con sede en Viena, dijo a IPS que, entre el 16 de julio de 1945 y el 3 de diciembre de 2017, se estima que 10 Estados han llevado a cabo 2121 detonaciones nucleares con 2476 dispositivos explosivos nucleares.

En orden cronólogico, añadió, fueron Estados Unidos, la Unión Soviética (ahora Rusia), Reino Unido, Francia, China, India, Israel/Sudáfrica, Pakistán y Corea del Norte.

Aunque el CTBT de 1996 prohíbe todas las detonaciones de ensayos nucleares, en todos los entornos, y ha sido firmado hasta la fecha por 187 Estados y ratificado por 178, sigue sin entrar en vigor.

En particular, dijo Rauf declaraciones de carácter personal y no institucional, la entrada en vigor depende de que 44 Estados designados lo ratifiquen. Nueve de esos Estados están retrasando la entrada en vigor. Se trata, por orden alfabético, de China, Corea del Norte, Egipto, Estados Unidos, India, Irán, Israel, Pakistán y Rusia.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Indonesia fue el último de este grupo de 44 Estados en ratificarlo, en febrero de 2012. Desde entonces, ninguno de los nueve restantes ha tomado medidas para firmar o ratificar el CTBT, lo que pone en duda su futuro.

Si bien el CTBT prohíbe todos los ensayos nucleares una vez que entre en vigor, ha creado una poderosa norma mundial contra la realización de nuevos ensayos nucleares.

Por otra parte, los nueve Estados que actualmente poseen armas nucleares están modernizando sus dispositivos explosivos nucleares (ojivas) de una forma u otra, y sus ingenieros y científicos especializados en armas nucleares desean fervientemente reanudar algunos ensayos explosivos limitados para validar los nuevos diseños y certificar los antiguos.

Solo el CTBT se interpone en su camino.

Si cualquiera de los nueve Estados con armas nucleares reanudara los ensayos nucleares, es muy probable que los demás le siguieran. Aunque no está confirmado, se especula que la presión para realizar ensayos nucleares es más fuerte en la India, seguida de Rusia, China, Corea del Norte, Pakistán y Estados Unidos, según analizó Rauf.

Mientras tanto, En Estados Unidos el senador Edward Markey, copresidente de Parlamentarios por la No Proliferación Nuclear y el Desarme (PNND), junto con los senadores Merkley, Sanders, Van Holen y Welch, conmemoraron el 80 aniversario presentando la Resolución 317 del Senado.

En ella, se insta a los Estados Unidos a liderar al mundo para detener y revertir la carrera armamentística nuclear, entre otras cosas:

    • la colaboración con Rusia, China y los demás países con armas nucleares para reducir los riesgos y los arsenales nucleares;
    • la renuncia al primer uso de las armas nucleares;
    • la limitación de la autoridad exclusiva del presidente para iniciar una guerra nuclear;
    • el fin de la producción de nuevas armas nucleares;
    • el mantenimiento de la moratoria mundial sobre los ensayos nucleares.

«Ochenta años después de la prueba Trinity, se han logrado muchos avances para reducir los peligros nucleares, pero aún queda mucho por hacer», se indica en la resolución, en referencia a  la primera detonación de un arma nuclear en la historia, realizada por Estados Unidos el 16 de julio de 1945 en el desierto de Nuevo México, preámbulo de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

«Estados Unidos, Rusia y China deben trabajar juntos para reducir sus arsenales. En particular, Washington y Moscú deben esforzarse por sustituir el nuevo Tratado Start antes de que expire el año que viene. Si no lo hacen, podríamos encontrarnos al borde de una nueva y más peligrosa carrera armamentística nuclear. Cuando se trata de reducir el riesgo de una guerra nuclear, no podemos permitirnos dar un paso atrás», plantea la Resolución.

Jackie Cabasso, directora ejecutiva de la Western States Legal Foundation, con sede en la ciudad de Oakland, dijo a IPS: «Al acercarnos a la conmemoración del 80.º aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, se nos exhorta a recordar a las aproximadamente 210 000 personas que murieron instantáneamente calcinadas por las explosiones o que fallecieron a causa de quemaduras agonizantes y enfermedades provocadas por la radiación a finales de 1945».

Los supervivientes, añadió, han seguido sufriendo daños físicos y emocionales durante ocho décadas, y se están documentando enfermedades relacionadas con la radiación entre sus hijos y nietos.

«Los nacionalistas autoritarios ostentan ahora el poder estatal en siete de los nueve Estados con armas nucleares, que poseen unas 13 000 armas nucleares, la mayoría de ellas mucho más potentes que las bombas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki, y más de 90 % de ellas en manos de Estados Unidos y Rusia», destacó.

Aseguró que «incluso los limitados avances hacia el control de armas y el desarme se han revertido». «Los crecientes peligros de guerras entre Estados con armas nucleares son palpables e intolerables», añadió.

Pero Hiroshima y Nagasaki, argumentó, solo fueron la punta del iceberg.

Desde 1945, se han realizado 2056 ensayos con armas nucleares explosivas en al menos ocho países. La mayoría de estas explosiones de prueba se han llevado a cabo en tierras de pueblos indígenas y colonizados.

Estados Unidos llevó a cabo 1030 de esos ensayos en la atmósfera, bajo el agua y bajo tierra, mientras que la antigua Unión Soviética realizó 715 detonaciones nucleares.

Estas explosiones nucleales impulsaron el desarrollo y la propagación de nuevos y más letales tipos de armas nucleares.

Además, cientos de miles de personas han muerto y millones más han sufrido, y siguen sufriendo, enfermedades directamente relacionadas con la lluvia radiactiva de las detonaciones nucleares en Estados Unidos, las islas del Pacífico, Australia, China, Argelia, Rusia, Kazajistán, India, Pakistán, Corea del Norte y otros lugares.

«Aunque no vemos signos visibles de que Estados Unidos vaya a reanudar los ensayos nucleares a gran escala, es muy preocupante que el Proyecto 2025 proponga que la segunda administración Trump dé prioridad a los programas de armas nucleares frente a otros programas de seguridad, acelere el desarrollo y la producción de todos los programas de armas nucleares y aumente la financiación para el desarrollo y la producción de ojivas nucleares nuevas y modernizadas», afirmó Cabasso.

En tanto, Robert O’Brien, asesor de seguridad nacional de Trump durante su primer mandato (2017-2021), ha escrito que, para contrarrestar las continuas inversiones de China y Rusia en sus arsenales nucleares, Estados Unidos debería reanudar los ensayos nucleares.

«Si Estados Unidos llevara a cabo un ensayo nuclear explosivo a gran escala, se rompería la moratoria sobre los ensayos nucleares explosivos a gran escala que se ha mantenido en gran medida desde 1992. Es casi seguro que otros Estados con armas nucleares seguirían su ejemplo. Sería el último clavo en el ataúd del control de las armas nucleares y el desarme en el futuro previsible y marcaría el inicio de una nueva carrera armamentística nuclear sin restricciones», advirtió.

Como galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2024, Nihon Hidankyo, la organización de supervivientes japoneses de la bomba atómica, ha advertido: «Las armas nucleares y los seres humanos no pueden coexistir. Las armas nucleares deben ser eliminadas antes de que ellas nos eliminen a nosotros».

Como se reconoce en la Constitución de la Unesco, en 1945, «puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz», porque «es responsabilidad de cada uno de nosotros contribuir de alguna manera a este noble proyecto».

T: MF / ED: EG

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