El crimen y la geopolítica asedian al transporte marítimo

el transporte marítimo sigue vulnerable a las perturbaciones causadas por tensiones geopolíticas y el crimen transnacional
Un buque cruza el canal de Panamá, una de las vías de transporte marítimo más importantes del mundo. La controversia acerca de su control es una muestra de las dificultades que la geopolítica, así como la actividad cada vez más sofisticada del crimen internacional, representan para el comercio que a través de los mares mueve la economía global. Imagen: Daniel Dickinson / ONU

NACIONES UNIDAS – Más de 100 000 buques mueven cada día 80 por ciento del comercio mundial, pero el transporte marítimo sigue vulnerable a las perturbaciones causadas por tensiones geopolíticas y el crimen transnacional, mostró una reunión dedicada a esa actividad en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Arsenio Domínguez, secretario general de la Organización Marítima Internacional (OMI), indicó al Consejo que, el año pasado, “una fuerza laboral de 1,9 millones de marineros movió más de 12 300 millones de toneladas de mercancías, esencialmente manteniendo a flote el comercio mundial”.

“La seguridad y protección del sector marítimo son fundamentales para la estabilidad económica, el desarrollo marítimo sostenible y los medios de vida”, dijo Domínguez.

Consideró que el sector marítimo “ha demostrado ser notablemente resistente” frente a desafíos como los de la geopolítica, pero subrayó que, sin embargo, “la resiliencia no puede generar complacencia”.

Entre las amenazas, mencionó que tan solo en 2024 se denunciaron casi 150 incidentes de piratería y robo a mano armada.

En algunas regiones, como el sudeste asiático, los incidentes están en aumento, según la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), indicó su secretario general, Valdecy Urquiza.

Más allá de la piratería, los barcos internacionales que navegan por el mar Rojo también han sido objeto de ataques en el contexto de la guerra en Gaza, pues las fuerzas hutíes que controlan el norte de Yemen obstaculizan el tránsito de buques que sirven a Israel y a sus aliados.

Mientras tanto, el tráfico ilegal continúa –incluyendo drogas, fauna en peligro de extinción y madera protegida– y los grupos del crimen organizado aprovechan las cadenas de suministro criminales para trasladar armas, agentes y bienes ilícitos para financiar sus operaciones.

Urquiza dijo que “la policriminalidad en el mar está haciendo que los criminales sean más resistentes y la aplicación de la ley más compleja, a medida que surgen peligros nuevos y menos visibles”.

Po ejemplo, a medida que los puertos se digitalizan —con la gestión automatizada de buques, el seguimiento de la carga y la logística—, las vulnerabilidades surgen a un ritmo mayor que su capacidad de protección.

Los puertos se enfrentan a una oleada de ciberataques que afectan a los sistemas de energía, comunicación y logística de los que dependen.

Además, “los ciberdelincuentes pueden utilizar la inteligencia artificial como arma para atacar con mayor velocidad, escala y precisión”, dijo Urquiza

La sesión el Consejo, el lunes 11, fue convocada a pedido de su presidencia de turno para el mes de agosto, que corresponde a Panamá, y evidenció preocupaciones recientes con relación a la vía interoceánica en ese país.

El presidente panameño, José Raúl Mulino, destacó en la sesión que “durante 25 años de administración panameña el canal de Panamá ha garantizado el tránsito seguro a todos los buques, en tiempos de paz y de guerra”.

“Quiero destacar que la neutralidad es la única y la mejor defensa de nuestro Canal ante cualquier amenaza particular o global”, dijo Mulino.

También destacó “el ejercicio soberano de nuestro país, tanto en la propiedad como en la administración, resguardada y tutelada por un tratado multilateral que es el que está en vigencia en este momento”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado interés en tomar de nuevo, y de manera compulsiva, el control y la administración del canal de Panamá, como durante la mayor parte del siglo XX. La vía está en anos panameñas desde 1999, de acuerdo con los tratados Torrijos-Carter de 1977.

En la sesión del Consejo, la representante interina de Estados Unidos, Dorothy Shea, no mencionó esa aspiración de Trump, pero sí repitió su opinión de que China “ejerce una influencia desmedida” sobre el canal.

Esa influencia supondría “no solo un riesgo para Panamá y Estados Unidos, sino además una amenaza a la seguridad y el comercio global”, dijo Shea.

A su turno, el embajador chino ante la ONU, Fu Cong, dijo que su país reconoce la soberanía panameña en la vía interoceánica y su neutralidad, y descalificó “las mentiras y manipulaciones de Estados Unidos contra China, que no son sino pretextos para buscar el control del canal”.

El canal registra unos 13 000 cruces anuales de embarcaciones de todo tipo. Del volumen de carga, 67 % es de Estados Unidos, 16 % de China y otros importantes usuarios son México, Chile y Japón.

A-E/HM

 

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