GINEBRA – Al menos 319 civiles fueron asesinados por milicias rebeldes en apenas 12 días de julio en la provincia Kivu del Norte, noreste de la República Democrática del Congo (RDC), con lo que se desvanecen esperanzas de paz que siguieron a un acuerdo de paz firmado en junio entre ese país y su vecina Ruanda.
“Estoy consternado por los ataques contra civiles por parte del M23 y otros grupos armados en el este de la RDC en medio de continuos combates, a pesar del alto el fuego firmado recientemente en Doha”, dijo en un comunicado el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), Volker Türk.
La oficina de Türk en esta ciudad suiza dijo que recibió relatos de primera mano que indicaban que al menos 319 civiles fueron asesinados por combatientes del M23 (Movimiento 23 de Marzo), ayudados por miembros de la Fuerza de Defensa de Ruanda, entre el 9 y el 21 de julio en Kivu del Norte.
En su declaración este miércoles 5, Türk condenó enérgicamente “la oleada de violencia mortal” y dijo que “todos los ataques contra civiles deben cesar de inmediato y todos los responsables deben rendir cuentas” por los crímenes.
La última masacre marca una de las cifras más altas de muertes civiles documentadas desde que el M23, un grupo compuesto en gran parte por combatientes tutsis congoleños y creado hace más de 15 años, resurgió como una importante amenaza militar en 2022.
El aumento de la violencia se produce apenas unas semanas después de que dos iniciativas de paz de alto nivel parecieran ofrecer un camino a seguir.
El 27 de junio Ruanda y la RDC firmaron un acuerdo de paz bilateral en Washington, seguido el 19 de julio por la llamada Declaración de Doha, entre el gobierno de Kinsasa y los líderes del M23, que comprometía a ambas partes a un alto el fuego y a continuar las negociaciones.
Sin embargo, las organizaciones no gubernamentales humanitarias dicen que poco ha cambiado sobre el terreno, las provincias Kivu del Norte y del Sur, fronterizas con Ruanda y en gran parte en manos del M23 y otros grupos armados.
El M23 ha contado con apoyo de Ruanda, cuyo gobierno, dirigido por el presidente Paul Kagame, está de manera predominante en manos de tutsis.
Telón de fondo de esas luchas, que sumen a las poblaciones civiles en la violencia, la muerte, las penurias, el terror y el desplazamiento forzado, es la disputa por el control de áreas ricas en recursos, como minerales preciosos y estratégicos.
Solo en julio, la ONU documentó ataques mortales perpetrados por las autodenominadas Fuerzas Democráticas Aliadas (FDA), la Cooperativa para el Desarrollo del Congo y las milicias Raia Mutomboki/Wazalendo en las provincias nororientales de Ituri (fronteriza con Uganda) y Kivu del Sur y del Norte.
El 27 de julio, combatientes de las FDA atacaron una congregación cristiana en la aldea de Komanda, en Ituri, matando al menos a 40 fieles, incluidos 13 niños, e incendiando viviendas, tiendas y vehículos. A principios de mes, el mismo grupo mató al menos a 70 civiles en un solo ataque contra la aldea de Pikamaibo.
Las mujeres y las niñas también sufren violencia sexual sistemática como arma de guerra. El 27 de julio, ocho mujeres fueron violadas por combatientes de Raia Mutomboki/Wazalendo en la aldea de Busolo, en Kivu del Sur.
La creciente inseguridad está alimentando lo que los trabajadores humanitarios describen como una de las crisis humanitarias más agudas del mundo.
Según cifras de la ONU, más de 7,8 millones de personas se encuentran actualmente desplazadas internamente en el este de la RDC, un país de 2,34 millones de kilómetros cuadrados y 106 millones de habitantes.
Asimismo, 28 millones de personas se enfrentan a la inseguridad alimentaria, incluidos casi cuatro millones en niveles de emergencia.
Para aumentar la tensión, más de 30 000 refugiados de Sudán del Sur han huido a la provincia de Ituri desde abril, escapando de una ola de asesinatos y hostilidades activas en el estado de Equatoria Central de ese otro vecino nororiental.
El Programa Mundial de Alimentos advirtió de que la falta de financiación podría obligarlo pronto a suspender la asistencia vital a cientos de miles de personas.
Los servicios de salud también colapsan bajo la presión. En el primer semestre de 2025 se registraron 33 ataques contra personal e instalaciones sanitarias en la zona.
Türk reiteró su llamamiento a todas las partes en los conflictos del este de la RDC para que protejan a la población civil y cumplan con rodas sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos.
También instó a todas las partes en la declaración de principios recientemente firmada a comprometerse de buena fe con el proceso de paz y a actuar con decisión para poner fin a los ciclos de violencia recurrente.
A-E/HM