NACIONES UNIDAS – En 2023, aproximadamente 612 millones de mujeres y niñas vivían a menos de 50 kilómetros de una zona de conflicto, lo que representa 50 % má que hace una década. Durante la guerra, sufren de manera desproporcionada la violencia de género y sexual.
Se estima que más de 120 países se encuentran actualmente involucrados en conflictos armados, lo que ha provocado el desplazamiento de alrededor de 117,3 millones de personas. Las mujeres y las niñas representan casi la mitad de la población desplazada por la fuerza y constituyen la gran mayoría de los refugiados en el mundo.
ONU Mujeres reveló que el número de mujeres asesinadas en conflictos armados se duplicó entre 2022 y 2023, lo que representa 40 % de todas las muertes en guerra.
Durante los conflictos, las mujeres y las niñas sufren abusos horribles, como tortura, violación, esclavitud sexual, trata, malnutrición y falta de acceso a cuidados vitales. Esta violencia es rampante en países como Sudán, Nigeria, Palestina, Etiopía y la República Democrática del Congo (RDC).
El Informe del secretario general de las Naciones Unidas sobre la violencia sexual relacionada con los conflictos documentó 3688 casos verificados en 2023. Las mujeres y las niñas representan 95 % de las denuncias, lo que supone un aumento sorprendente de 50 % en comparación con los resultados del año anterior.
Incluso después de sobrevivir a brutales agresiones sexuales, los países en guerra ofrecen opciones de atención limitadas. Los hospitales son uno de los pocos lugares reconocidos como refugios seguros durante los conflictos. Sin embargo, muchos de ellos quedan destruidos o gravemente dañados durante los ataques, lo que obliga a su cierre.
La Oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) afirma que la interrupción de los servicios de salud sexual y reproductiva pone en peligro a las mujeres y las niñas. Estas son más propensas a sufrir embarazos no deseados, mortalidad materna, lesiones sexuales y reproductivas graves y contraer infecciones.
ONU Mujeres también ha constatado que alrededor de 500 mujeres y niñas mueren cada día por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto en países afectados por conflictos.
Los hospitales no son los únicos lugares que se supone que son refugios afectados por la guerra. Muchas escuelas de países en guerra han tenido que cerrar debido a la toma del poder por parte del ejército o a su destrucción.
El informe «La educación bajo ataque 2024″, publicado por la Coalición Global para Proteger la Educación de los Ataques (GCPEA), afirma que entre 2022 y 2023 se produjeron alrededor de 6000 ataques contra la educación.
Los ataques contra escuelas incluyeron muertes, lesiones, violaciones, secuestros y daños importantes a los edificios. La GCPEA también informó de que las niñas afectadas por estos ataques tenían más dificultades para reanudar sus actividades educativas.
«La educación es una necesidad absoluta, no solo para los propios niños, sino también para la paz, la estabilidad y la prosperidad mundiales para todos. Las escuelas deben ser consideradas santuarios, y es nuestra responsabilidad común garantizar que todos los niños tengan acceso a la educación, incluso en tiempos de conflicto», afirmó Virginia Gamba, representante especial del secretario general para la cuestión de los niños y los conflictos armados, durante la reunión de la fórmula Arria sobre los ataques contra escuelas celebrada en 2017.
A pesar de la opresión y la desigualdad generalizadas que sufren las mujeres durante los conflictos, ellas son la solución para la paz. Los estudios demuestran que cuando las mujeres participan en las negociaciones de paz, la tasa de aplicación es mayor. Además, los acuerdos duran mucho más que los alcanzados únicamente por hombres.
El 15 de octubre de 2024 se cumplieron ocho años de la aplicación del Acuerdo de Paz de Colombia, que incluyó a las mujeres en el proceso de elaboración. Si bien el proceso de paz de Colombia estableció nuevos estándares para la inclusión de las mujeres en los procesos de paz, estas siguen estando significativamente infrarrepresentadas.
Entre 2020 y 2023, 8 de cada 10 conversaciones de paz y 7 de cada 10 esfuerzos de mediación no contaron con la participación de mujeres. A pesar de su impacto demostrado, las mujeres siguen excluidas de los procesos de paz.
Para mejorar la representación de las mujeres en las operaciones de paz, organizaciones de derechos humanos como la ONU defienden activamente los derechos de las mujeres. Exigen a los países que se responsabilicen de crear un entorno inclusivo.
Sin embargo, es necesario que más partes en conflicto, negociadores y otros actores respeten los compromisos mundiales para garantizar la participación igualitaria y significativa de las mujeres en los procesos. Pero la falta de financiación y el poder militar y político dominado por los hombres siguen suponiendo importantes obstáculos.
«Las mujeres siguen pagando el precio de las guerras de los hombres», afirmó la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous.
Destacó que «esto ocurre en el contexto de una guerra más amplia contra las mujeres. Los ataques deliberados contra los derechos de las mujeres no son exclusivos de los países afectados por conflictos, pero son aún más letales en esos entornos».
«Estamos asistiendo a la instrumentalización de la igualdad de género en muchos frentes; si no nos levantamos y exigimos un cambio, las consecuencias se sentirán durante décadas y la paz seguirá siendo esquiva», sostuvo Bahous.