GINEBRA – Desde el apoyo a la producción y el consumo responsables, hasta la promoción de la circularidad y las alternativas sostenibles, el comercio debe ser parte de la solución a la contaminación por plásticos, no parte del problema, postuló en un nuevo reporte este jueves 31 ONU Comercio y Desarrollo (Unctad).
En su Actualización del Comercio Mundial, Unctad muestra que la producción de plástico alcanzó los 436 millones de toneladas en todo el mundo en 2023, con un valor comercial que superó los 1,1 billones (millones de millones) de dólares, y representó cinco por ciento del comercio total de mercancías.
Pero la agencia de las Naciones Unidas para comercio y desarrollo anota que, a pesar de impulsar el crecimiento mundial en todos los sectores, los plásticos tienen un impacto muy negativo en la salud y en el medio ambiente del planeta.
Considera alarmante que 75 % de los plásticos producidos hasta ahora se hayan convertido en residuos y hayan acabado en su mayoría en los océanos y ecosistemas del mundo.
Esta contaminación también amenaza los sistemas alimentarios y el bienestar humano, especialmente en los pequeños países insulares y costeros en desarrollo, con una capacidad limitada para hacerle frente.
A renglón seguido registra que los sustitutos y alternativas no plásticos ganan terreno, pero siguen sin explotarse en gran escala.
También en 2023, el comercio mundial de sustitutos no plásticos alcanzó los 485 000 millones de dólares, con un crecimiento anual de 5,6 % en las economías en desarrollo.
Esos materiales sustitutos pueden reciclarse, ser biodegradables o convertirse en compost, y a menudo proceden de fuentes naturales como minerales, plantas o animales.
Entre ellos se encuentra el vidrio, las maderas, el bambú y otras fibras naturales, arenas para siliconas y cerámicas, telas, papeles y cartones.
Pero para ampliar estas opciones, el mundo debe abordar una miríada de retos relacionados con los altos aranceles, y medidas no arancelarias, el acceso limitado al mercado y los débiles incentivos normativos, según la Unctad.
En las últimas tres décadas, los aranceles medios de la nación más favorecida (NMF) sobre los productos de plástico y caucho han bajado, de 34 % a 7,2 %, lo que ha contribuido a abaratar considerablemente los plásticos derivados de combustibles fósiles.
Por el contrario, los aranceles NMF tienen un promedio de 14,4 % para los sustitutos no plásticos, como el bambú, las fibras naturales y las algas marinas.
NMF es un principio del comercio internacional que establece que cualquier trato favorable otorgado por un país a otro debe ser extendido automáticamente a todos los demás miembros de la Organización Mundial del Comercio.
Las disparidades arancelarias entre plásticos y sustitutos corren el riesgo de obstaculizar la inversión en productos alternativos, socavar la innovación en los países en desarrollo y ralentizar la transición hacia la eliminación de los plásticos derivados de combustibles fósiles, advierte Unctad.
Dado que 98 % de los plásticos se derivan de combustibles fósiles, las emisiones de gases de efecto invernadero -que calientan el planeta- y el daño medioambiental podrían seguir empeorando, si no se controlan.
Como respuesta, reconoce Unctad, muchos países utilizan medidas no arancelarias para restringir el flujo de plásticos nocivos, mediante prohibiciones, requisitos de etiquetado y normas de producto y su disposición posterior a la utilización.
Sin embargo, las normas existentes difieren en sus requisitos, y a veces incluso son incoherentes, lo que da lugar a un panorama fragmentado y a mayores costos para su cumplimiento.
Las pequeñas empresas y los exportadores con bajos ingresos tienen especial dificultad en este sentido, lo que limita su capacidad para participar y beneficiarse del comercio sostenible.
La Unctad lanzó su reporte de actualización destacando que la iniciativa mundial para acabar con la contaminación por plásticos para 2040 cobra nuevo impulso.
Del 5 al 14 de agosto, recordó, los países se reunirán en esta ciudad suiza para la ronda final de negociaciones lideradas por la ONU, conocida como INC-5.2, con el objetivo de desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos.
El tratado abarcaría todo el ciclo de vida de los plásticos -producción, consumo y residuos- dentro de un marco justo y completo.
También supone una oportunidad crucial para integrar el comercio, las finanzas y los sistemas digitales en una respuesta global coherente.
Unctad considera que un tratado exitoso debe incluir reformas arancelarias y de medidas no arancelarias para apoyar los sustitutos sostenibles a los plásticos.
Asimismo, políticas para impulsar la inversión en gestión de residuos e infraestructura circular, y herramientas digitales para la trazabilidad y el cumplimiento de las normas aduaneras.
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