NUEVA YORK – Dos tercios del mundo en desarrollo, o 95 de 143 economías, dependen de las materias primas para el valor de sus exportaciones, representando 60% de sus ventas de mercancías al exterior. Para los países menos adelantados, esta cifra sube a 80 %, lo que deja los ingresos de toda la nación vulnerables a las fluctuaciones de precios, las crisis fiscales y la evolución de la composición comercial.
Detrás de estas cifras se esconde una transformación más profunda que altera el comercio de combustibles fósiles y genera una mayor dependencia de las exportaciones minerales, en particular de la minería, esencial para las tecnologías verdes.
En 2024, durante un panel especial en torno a los minerales críticos para la transición energética, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, señaló que «un mundo impulsado por energías renovables es un mundo ávido de minerales críticos».
«Para los países en desarrollo, los minerales críticos representan una oportunidad crucial para crear empleos, diversificar las economías e impulsar drásticamente los ingresos. Pero solo si se gestionan adecuadamente», añadió.
Guterres transmitió un mensaje claro: este cambio puede impulsar las economías y crear empleos, especialmente en los lugares que más lo necesitan, pero solo si esos países están dispuestos a invertir en estrategias de diversificación mediante una gestión económica adecuada.
En el Foro Político de Alto Nivel de la ONU de este año, Guterres reafirmó su postura el 22 de julio, al afirmar: «Los combustibles fósiles están obsoletos. Amanece una nueva era: la era de la energía limpia».
Guterres presentó un plan de acción de seis puntos que eliminaría gradualmente los combustibles fósiles y garantizaría el acceso a la energía para todos, describiendo métodos para financiar una transición energética verde.
Un cambio de rumbo: del petróleo al mineral
Entre 2012-2014 y 2021-2023, la participación de las exportaciones de materias primas en el comercio mundial disminuyó ligeramente, del 35,5 % a 32,7 %.
Al mismo tiempo, el comercio global de mercancías creció 25,6 %, con un crecimiento de las exportaciones de materias primas de 15,5 %.
Esta brecha de 10 % representa un déficit de 619 000 millones de dólares debido a la disminución y el estancamiento de las exportaciones de energía, que actualmente dominan el comercio de materias primas.
Las exportaciones de energía, que en su momento lideraron el comercio de materias primas, ahora muestran signos evidentes de estancamiento y futuro declive.
Entre 2021 y 2023, las exportaciones mundiales de energía ascendieron a un promedio de 3,16 billones (millones de millones), una ligera disminución de 1,3 % con respecto al período 2012-2014.
La aceleración de los proyectos de energía renovable y la Agenda 2030 de la ONU han sido los principales impulsores de este objetivo, reduciendo la dependencia del petróleo y el carbón y mejorando la eficiencia energética mediante la inversión global en tecnologías verdes.
Asia Occidental, que en su día fue una región dominante en las exportaciones de energía, en particular de petróleo, vio caer su participación de 31,3 % a 24,7 % en la última década. Rusia, que en su día fue el principal exportador mundial de energía, vio caer el valor de sus exportaciones 26,6 %.
Sin embargo, en este mismo período, Estados Unidos se convirtió en el principal exportador mundial de energía, impulsado por sus enormes cantidades de gas natural licuado y la extracción de petróleo de esquisto.
Este cambio también refleja una transición más ecológica, ya que el gas natural licuado se considera cada vez más un puente hacia la energía limpia, ya que presenta efectos más limpios para el medio ambiente y, en general, se considera más limpio que el petróleo y el carbón por un amplio margen.
En contraste con esta disminución general de la demanda energética, las exportaciones mineras han experimentado un aumento.
En Asia y Oceanía, la participación de las regiones aumentó de 33,8 % a 37,6 %. Solo en Australia, el valor de sus exportaciones mineras aumentó de 105 700 millones de dólares a 171 000 millones de dólares debido a la mayor demanda de metales como el cobre, el cobalto y el litio por parte de China y otros consumidores globales.
Estos materiales son necesarios para paneles solares, turbinas eólicas y baterías de coches eléctricos, todos ellos considerados componentes esenciales para una economía verde.
Proveedores del futuro verde: África
Si bien gran parte del mundo se expande con miras al futuro, África aún se encuentra muy rezagada en materia de desarrollo, lo que genera retrasos en las agendas verdes. La mayor parte del continente carece de acceso básico a la electricidad.
África alberga veinte de las treinta y tres economías del mundo que dependen de la exportación minera, lo que la convierte en proveedora de muchos materiales para tecnologías verdes, pero no de los constructores.
En África occidental y oriental, estas exportaciones mineras representan 65 % y 57 % de todas las exportaciones de mercancías. África austral también es particularmente dependiente, con países como Botsuana que presentan exportaciones mineras de 91,5 %.
Esta falta de diversificación hace que las economías africanas sean extremadamente vulnerables a los cambios en la cadena de suministro y a la volatilidad de los precios, especialmente en caso de intercambios en la cadena de valor.
En tanto, países dependientes de los hidrocarburos, como Nigeria, Argelia y Angola, la reducción de 20 % en los precios del petróleo en economías con 80 % del valor de las exportaciones de energía muestra los primeros indicios de una peligrosa dependencia fiscal ante la escasez de flujos financiero.
El cambio inevitable
Rebecca Grynspan, secretaria general de ONU Comercio y Desarrollo (Unctad), aseguró que «ahora tenemos la oportunidad de aprovechar estos nuevos productos básicos para actualizar nuestro régimen comercial, promover la diversificación estructural y acabar con la dependencia de los productos básicos de una vez por todas».
La transición hacia las energías limpias no es una teoría; está ocurriendo en tiempo real y está transformando rápidamente las cadenas de suministro.
Países como Estados Unidos y Australia han adaptado con éxito sus economías a este cambio, preparándose para un nuevo panorama de dominio verde.
El aumento de las exportaciones mineras respalda la demanda de las economías avanzadas que necesitan minerales críticos, pero este flujo financiero para los países exportadores podría no durar para siempre, especialmente si más competidores irrumpen en el mercado, lo que reduce aún más el precio, como ocurre con el petróleo.
El camino de un país hacia la energía limpia se ha convertido ahora en un indicador de modelos económicos que funcionan y de la eliminación de flujos financieros obsoletos.
ED: MF / ED: EG