NUEVA YORK – La posibilidad de que los neoyorquinos elijan a su primer alcalde musulmán en noviembre ha desencadenado una oleada de declaraciones paranoicas por parte de políticos estadounidenses de derecha, entre las que se incluye la islamofobia, el miedo irracional y el odio hacia el islam y los musulmanes.
A fines de junio, un político republicano caricaturizó la emblemática estatua de la Libertad de Nueva York con un burka, una prenda exterior que llevan algunas mujeres musulmanas y que cubre todo el cuerpo y el rostro. El meme, que se difundió por las redes sociales, fue eliminado tras las protestas.
Otro político de derecha advirtió falsamente que el musulmán Zohran Mamdani, que ganó el 25 de junio las primarias demócratas a la las elecciones de la alcaldía, podría introducir la ley islámica (sharia) en los códigos legales de los cinco distritos de la ciudad de Nueva York, lo que supondría, por ejemplo, la lapidación pública de los adúlteros.
Si ese castigo se convierte en realidad, predijo con cinismo alguien, Nueva York podría quedarse sin piedras, como se contó en su día sobre las consecuencias de la ley sharia en un reino desértico de Medio Oriente.
Mientras tanto, como era de esperar, el presidente Donald Trump se sumó a la polémica tachando a Mamdani de «lunático comunista». Ese comentario fue un sombrío recordatorio de la propagación del «macartismo» en Estados Unidos a principios de la década de 1950: una campaña contra los supuestos comunistas en el gobierno estadounidense y otras instituciones.
Liderada por el senador Joseph McCarthy, la campaña, que acusó falsamente a decenas de políticos y celebridades de Hollywood de «comunistas», fue calificada como «la búsqueda de rojos bajo cada cama».
Mamdani, de 33 años, socialista demócrata y estrella de las redes sociales, es actualmente miembro de la Asamblea del Estado de Nueva York por el distrito 36, con sede en el barrio neoyorquino de Queens.
En las elecciones primarias derrotó a Andrew Cuomo, tres veces gobernador del estado de Nueva York. El padre de Mamdani es profesor en la prestigiosa Universidad de Columbia y su madre es la famosa y galardonada productora de cine Mira Nair.
Mamdani nació en Kampala, la capital de Uganda, y su segundo nombre, Kwame, es un homenaje a Kwame Nkrumah, teórico político y revolucionario que fue primer ministro de la Costa de Oro (posteriormente Ghana) y su presidente de 1957 a 1966.
Mamdani emigró a la ciudad de Nueva York cuando tenía siete años y se graduó en la Bronx High School of Science, para luego obtener una licenciatura en Estudios Africanos en el Bowdoin College.
James E. Jennings, presidente de Conscience International, dijo a IPS: «Si Nueva York es realmente una ciudad global, tener un alcalde musulmán debería ser algo positivo».
«Una cuarta parte de la población mundial y casi 10 % de los ciudadanos de Nueva York son musulmanes. ¿En qué otro lugar, sino en la Gran Manzana, podría Estados Unidos demostrar mejor sus principios fundacionales de libertad y justicia para todos?», se preguntó.
Y añadió: «Primero, el horror del 11 de septiembre fascinó al mundo; luego, el playboy más desacreditado de Nueva York tomó las riendas en Washington, con repercusiones a nivel mundial. Quizás ahora un ciudadano estadounidense ejemplar como Mamdani, que resulta ser musulmán, podría liderar nuestra política actual de una manera más racional y moral».
A juicio de Jennings, la posible elección de Mamdani, «podría ayudar a reparar los lazos desgastados con los 50 países de mayoría musulmana del mundo y sacar a la política estadounidense de su actual chovinismo antiinmigrante».
El prejuicio contra los musulmanes, señaló, está irremediablemente entrelazado con la política de Medio Oriente.
Consideró que se necesita una voz clara como la de Mamdani para defender la justicia y repudiar la mentalidad de «atacar primero» de la camarilla de Benjamin Netanyahu y Trump, que mantiene a Estados Unidos involucrado en guerras innecesarias y alimenta el complejo militar-industrial.
«Aquellos miembros de la comunidad judía de Nueva York que deploran el abandono por parte del Partido Likud de los principios fundacionales de Israel y repudian el genocidio en Gaza parecen haber decidido ya votar por el candidato progresista», afirmó Jennings.
Ian G. Williams, presidente de la Asociación de Prensa Extranjera, dijo a IPS que la mayor baza electoral de Mamdani es que, cuando se le pregunta, responde a las preguntas de forma directa y objetiva, sin mirar por encima del hombro para ver qué piensan los financiadores y los comités de acción política, que desempeñan un papel importante en las campañas electorales federales, ya que recaudan y gastan dinero para influir en las elecciones.
Lo hace «sin evasivas y sin complacencias», dijo.
Por ello, «los votantes respetarán su valentía, aunque no estén totalmente de acuerdo con su mensaje», afirmó Williams, antiguo redactor de discursos de Neil Kinnock, cuyos discursos descarrilaron la candidatura presidencial de Joe Biden en 1988, cuando fue sorprendido plagiando sin reconocerlo.
El punto de inflexión se produjo cuando respondió a la pregunta capciosa y la redirigió contra los demás candidatos, paralizados por el miedo al Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos, un grupo de presión proisraelí en Estados Unidos.
Cuando le preguntaron sobre su viaje a Israel, en efecto, les retó a explicar POR QUÉ el alcalde de una ciudad con tantos problemas se tomaba tiempo libre para visitar un Estado del Mediterráneo oriental que cometía crímenes de guerra. En muchos sentidos, esto fue más eficaz que cantar en un escenario en Glastonbury.
«No hace tanto tiempo que la candidatura de Joh nF. Kennedy era dudosa porque era católico. Los intolerantes que evocaron los orígenes musulmanes de Zohran mientras aplaudían el dogma aplicado por el Opus Dei en el Tribunal Supremo son irrelevantes», consideró Williams, expresidente de la Asociación de Corresponsales de la ONU (Unca, en inglés).
Ramzy Baroud, periodista y editor de The Palestine Chronicle, dijo a IPS que los ataques contra Mamdani, un hombre de principios con un sólido seguimiento entre las personas que buscan una política basada en valores, son una extraña amalgama de todos los tópicos del pasado.
Entre ellos, dijo, están los que acompañaron la era del macartismo, los relacionados con cualquier crítica a Israel y los que precedieron e intensificaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
«Esta mezcolanza de acusaciones carece de un tema central, aunque el verdadero temor, a menudo tácito, es que Mamdani representa un peligro para las clases dominantes, francamente en ambos bandos. Le acusan simultáneamente de ser comunista, islamista, loco y antisemita, entre una larga lista de acusaciones ridículas», afirmó.
A juicio de Baroud, esto refleja no solo el racismo y la estupidez que siguen dominando el discurso político en Estados Unidos, sino también un cierto grado de desesperación.
«La consecuencia de esta locura es que están repitiendo las mismas frases con las que muchos estadounidenses están hartos y que ya no aceptan ni toleran. En otras palabras, los ataques contra Mamdani podrían ser la razón detrás de su posible victoria en las elecciones a la alcaldía de Nueva York, lo que a su vez elevaría y daría más sentido al discurso político general», afirmó.
El nivel actual del llamado debate político es posiblemente el más degradado de la historia, y parece empeorar con el tiempo, en el que el presidente de la que se supone que es una de las mayores democracias del mundo está amenazando físicamente con arrestar y deportar a políticos populares por no estar de acuerdo con él, planteó.
Para Baroud, esto es un mal presagio para el futuro del país, lo que pone de relieve la necesidad de políticos como Mamdani.
Norman Solomon, director ejecutivo del Instituto para la Precisión Pública y director nacional de RootsAction, dijo a IPS que la tendencia gradual a la disminución del racismo y al aumento del antirracismo en Estados Unidos, especialmente entre los jóvenes estadounidenses, ha sido un factor importante para que Mamdani haya ganado las primarias.
Del mismo modo, en general, la reducción del etnocentrismo y la creciente afirmación del multiculturalismo en las zonas urbanas —contrario al racismo y la xenofobia muy reales liderados por Trump— han abierto la puerta al progreso electoral de los progresistas que no son blancos y no entran en la categoría de la herencia judeocristiana.
Todo ello es positivo para la salud de la sociedad y para las perspectivas de victoria de líderes políticos genuinamente compasivos y con visión de futuro como Zohran Mamdani.
Sin embargo, la gran reacción contra la victoria de Mamdani y lo que representa no ha hecho más que empezar, advirtió. «Se trata de un tipo de intolerancia reaccionaria muy arraigada que siempre ha sido un motor de crueldad e injusticia sistémica en este país», consideró Solomon.
La victoria de Mamdani en las primarias demócratas es un acontecimiento muy alentador que podría presagiar grandes avances para la justicia social y contra la islamofobia en Estados Unidos.
Sin embargo, la hostilidad que ha provocado este avance nos dice que están surgiendo actitudes y fuerzas poderosas a favor de la intolerancia para hacer retroceder avances esenciales, consideró Solomon, autor de «War Made Invisible: How America Hides the Human Toll of Its Military Machine (La guerra invisible: cómo Estados Unidos oculta el coste humano de su maquinaria militar)».
T: MF / ED: EG