NACIONES UNIDAS – El gobierno de Donald Trump continúa su batalla contra las Naciones Unidas —por crímenes de guerra, derechos humanos y el tratado climático, entre otros—, mientras también sigue profundamente dividido en cuanto a los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (Lgbti).
Estados Unidos ha tomado varias medidas, algunas por decreto ejecutivo, relacionadas con las personas transgénero, entre ellas la restricción del acceso a la atención sanitaria afirmativa del género, la prohibición del servicio militar a las personas transgénero, la revocación de las protecciones para los estudiantes transgénero y el fin de la financiación federal para la ideología de género.
Sin embargo, en contraste, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconocen a las personas transgénero y sus derechos, afirmando el derecho humano de las personas trans al reconocimiento legal de su identidad de género, incluido el derecho a cambiar su género en documentos oficiales como los certificados de nacimiento.
La ONU también trabaja para proteger a las personas transgénero de la discriminación y la violencia, y aboga por su inclusión e igualdad.
A medida que se acelera la campaña para que una mujer ocupe el cargo de secretaria general de la ONU, la primera semana de junio circuló por los pasillos de la ONU una propuesta para que se instara a un Estado miembro a presentar una candidata transgénero simbólica para el cargo.
Quizás no sea una realidad política a largo plazo, pero podría ser un acto simbólico de desafío contra la administración Trump, según confió un diplomático asiático a IPS.
Cuando se le pidió su opinión, Sanam Anderlini, fundadora y directora ejecutiva de la Red de Acción de la Sociedad Civil Internacional, dijo a IPS: «No tenemos tiempo para simbolismos, trucos o cuestiones performativas. La ONU es un asunto serio que necesita un liderazgo serio y con experiencia».
En principio, el sexo de los candidatos o nominados no debería importar. Lo que debería importar es su experiencia. «Pero hemos visto que, durante 80 años, los Estados miembros han persistido en seleccionar solo hombres», señaló.
Así pues, han convertido la representación femenina en un problema.
«Como he dicho antes, necesitamos una mujer; tenemos muchas candidatas extraordinarias con gran potencial. Si hay un candidato transgénero cualificado, quizá quiera presentarse», dijo Anderlini.
Pero sugerir que se nombre a un candidato transgénero «simbólicamente» es, en mi opinión, una denigración de la comunidad trans, de la ONU y de las mujeres, aseguró.
Un reportaje de la red de televisión informativa por cable CNN de comienzos de junio recordó que junio es el «mes del Orgullo», en el que las comunidades lesbiana, gay, bisexual, transgénero y queer celebran la libertad de ser ellas mismas.
«Sin embargo, quienes se identifican como Lgbti, especialmente las personas transgénero, siguen luchando por el derecho a existir sin prejuicios», planteó la televisora.
Por temor a represalias de los clientes de derecha y de la administración Trump, 39 % de las marcas de consumo están reduciendo sus compromisos con el Mes del Orgullo este año.
El presidente Trump ha amenazado con recortar los fondos para California porque una atleta transgénero de secundaria participó en los campeonatos del estado de atletismo durante este mes.
El Departamento de Educación ha ordenado a la Universidad de Pensilvania que prohíba a los atletas transgénero participar en equipos femeninos. El Pentágono está obligando a los miembros transgénero del ejército a abandonar las fuerzas armadas y les ha prohibido alistarse.
Además, el Departamento de Salud y Servicios Humanos ha ordenado a los proveedores de atención médica que dejen de prestar asistencia sanitaria a menores para reafirmar su identidad de género, según la CNN.
Mientras tanto, los conflictos entre Estados Unidos y la ONU incluyen la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Consejo de Derechos Humanos.
Igualmente, hay amenazas de hacer lo mismo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa), y es posible que se sumen más.
James E. Jennings, presidente de Conscience International, dijo a IPS que «los tiranos, los autócratas y los oligarcas son siempre los que quieren quitar los derechos a las personas, prefiriendo una sociedad estratificada con ellos mismos en la cima a una igualitaria».
Sin embargo, los documentos fundacionales de Estados Unidos proclaman lo contrario, afirmando la libertad y la justicia para todos y con la intención de promover el bienestar general protegiendo al individuo en lugar del Estado, afirmó.
«Tenemos derecho a preguntarnos: ‘¿Cuál es la verdad? ¿Se van a democratizar realmente los derechos humanos o no?’. Si es así, podemos aprender a gestionar nuestra sociedad de forma equitativa, cuidando de todas y cada una de las personas que la componen», planteó.
Jennings reconoció que las cuestiones relacionadas con las costumbres sociales y la sexualidad humana son difíciles de plasmar en un código legal, ya que las actitudes y las prácticas cambian con el tiempo, y la propia ley cambia de generación en generación.
Para este experto, el principio de la libertad humana prevalece sobre Trump «y sus secuaces del Maga», la sigla de su lema de campaña «Make America Great Again (Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande otra vez)».
Mientras tanto, la administración Trump ha tomado varias medidas relacionadas con las personas transgénero, entre ellas:
• Tratamiento de las personas transgénero en las prisiones federales: Se han establecido políticas para tratar a las personas transgénero en las prisiones federales según el sexo que se les asignó al nacer, lo que podría dar lugar a condiciones de alojamiento perjudiciales.
• Eliminación del género de los sitios web federales: Se ha eliminado de los sitios web federales la información relacionada con la llamada «ideología de género» y, en algunos casos, se ha sustituido el término «género» por «sexo».
• Denegación de los indicadores de género en los pasaportes: Se están denegando las solicitudes de pasaportes con indicadores de género distintos de masculino o femenino, así como las solicitudes de cambio de indicador de género entre masculino y femenino.
Sin embargo, según informes publicados, muchas de estas políticas se han enfrentado a impugnaciones legales»:
• El Tribunal Supremo ha permitido que la prohibición del servicio militar a las personas transgénero entre en vigor por ahora, pero el litigio sigue en curso.
• Las medidas del gobierno han suscitado críticas por parte de los defensores de los derechos Lgbtiq+, que argumentan que son discriminatorias y perjudiciales.
Según la ONU, las personas Lgbtiq+ son discriminadas en el mercado laboral, en las escuelas y en los hospitales, maltratadas y repudiadas por sus propias familias. Son objeto de agresiones físicas, como palizas, agresiones sexuales, torturas y asesinatos.
La discriminación y la violencia motivada por el odio contra las personas Lgbtiq+ es generalizada, brutal y a menudo impune, y es aún peor para quienes pertenecen a comunidades racializadas. También son víctimas de tortura y malos tratos, incluso bajo custodia, en clínicas y hospitales.
En unos 77 países, leyes discriminatorias penalizan las relaciones homosexuales privadas y consentidas, lo que expone a las personas al riesgo de ser detenidas, procesadas, encarceladas e incluso, en al menos cinco países, condenadas a muerte.
Desde 2010, según la no gubernamental Comisión Internacional de Gays y Lesbianas de Derechos Humanos (Outright International), las personas transgénero en Estados Unidos pueden cambiar el indicador de género en sus pasaportes.
En 2021, el Departamento de Estado de los Estados Unidos alineó esta política con las mejores prácticas internacionales al eliminar los requisitos de certificación médica para hacerlo, y en 2022 comenzó a ofrecer la opción de un indicador de género «X» en los pasaportes para las personas no binarias.
Al revertir estas políticas, la administración Trump socava la capacidad de las personas trans, no binarias e intersexuales de que se reconozca y respete su identidad de género, lo que entra en conflicto directo con los principios de la autodeterminación y la autonomía.
Exigir a las personas que lleven documentos de identidad que no reflejen su expresión de género también las expone a un mayor riesgo de violencia y restringe su libertad de circulación, un derecho protegido por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
La política podría suponer un riesgo inmediato para los miembros de las fuerzas armadas y otros funcionarios del gobierno de Estados Unidos que actualmente están desplegados o trabajando en el extranjero con pasaportes que reflejan su identidad de género, según Outright International.