Niños de Afganistán necesitan urgentemente acelerar medidas nutricionales

Niños aguardan por ayuda humanitaria en Kabul, la capital de Afganistán. Imagen: Wanman Uthmaniyyah / Unsplash

NUEVA YORK – Afganistán tiene una de las tasas más altas de desnutrición infantil del mundo, con 3,5 millones de niños menores de cinco años que padecen una forma grave de malnutrición, lo que les deja con un peso peligrosamente bajo y les impide crecer y desarrollarse.

A solo cinco años de cumplir los objetivos mundiales en materia de nutrición, los avances siguen siendo poco prometedores: solo dos de los objetivos, la lactancia materna exclusiva y la reducción de la obesidad infantil, están en camino de alcanzarse.

Esto deja al país «fuera de rumbo» para cumplir todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la nutrición, según se indica en el último Informe sobre la nutrición mundial.

Aproximadamente 12,6 millones de afganos, equivalentes a 27 % de la población, se enfrentaban a una inseguridad alimentaria aguda entre marzo y abril de 2025, con 1,95 millones en la fase 4 (emergencia) y 10,64 millones en la fase 3 (crisis).

Esos parámetros forman parte de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), un sistema que clasifica en cinco fases la severidad de la inseguridad alimentaria, así como la desnutrición aguada y crónica.

La Fase 1, de No/Mínimo, indica que no hay probremas de inseguridad alimentaria o son mínimos, mientras la Fase 5 es de Catástrofe /Hambruna, cuando la población soporta una situación de hambruna, con altos niveles de desnutrición y mortalidad.

Las dos fases en que se incluye a la población afgana, la 4, de Emergencia, es aquella en que la población enfrenta una situación de emergencia humanitaria, con una alta probabilidad de mortalidad.  En la Fase 3, la de crisis, a población tiene dificultades para cubrir sus necesidades alimentarias básicas y enfrenta una inseguridad alimentaria grave.

Además, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) añade que 1,2 millones de mujeres embarazadas y lactantes se ven afectadas por esta malnutrición aguda, que se debe al «acceso inadecuado a los servicios, prácticas subóptimas y dietas inadecuadas debido al declive económico, las crisis climáticas, el aumento de los precios de los alimentos y la escasa resiliencia».

Según un informe de Unicef de 2024 sobre la pobreza alimentaria infantil y la privación nutricional, Afganistán ocupaba el cuarto lugar a nivel mundial entre los países con las tasas más altas de pobreza infantil.

Nueve de cada 10 niños pequeños en Afganistán, es decir, aproximadamente 2,1 millones, viven en situación de pobreza alimentaria, lo que está provocando retrasos en el crecimiento y el desarrollo.

En este mismo grupo de edad, uno de cada dos niños (1,2 millones) se alimentaba de no más de dos grupos de alimentos, «normalmente cereales y, en ocasiones, algo de leche, día tras día».

Las necesidades alimentarias inadecuadas han provocado que 47 % de los niños pequeños de Afganistán sufran retraso en el crecimiento, y solo 14,8 % consume cinco o más grupos de alimentos. Como resultado, más de cinco millones de niños se han visto afectados por el retraso en el crecimiento.

La malnutrición sigue siendo significativa, aunque las Naciones Unidas han avanzado en la «ampliación de la prevención y la gestión de la nutrición infantil en Afganistán».

Alrededor de 6,5 millones de niños con emaciación (extrema delgadez) han recibido tratamiento en los últimos tres años. Además, más de 10 millones de niños y sus cuidadores recibieron servicios de nutrición preventiva.

Esto se ha considerado un logro, que pone de relieve «el impacto de una acción sostenida y centrada, respaldada por una financiación adecuada».

Un pastor, ayudado por un niño, guía a su rebaño por tierras áridas de Afganistán. Imagen: Mustafa / Unsplash

Un sistema de reconstrucción

Se ha demostrado que la inversión en nutrición genera un alto rendimiento, lo que beneficia a los sistemas sociales, sanitarios y económicos. Por cada dólar gastado en la lucha contra la desnutrición y la emaciación infantil, se obtiene un rendimiento de 23 dólares.

La malnutrición supone 2,1 billones (millones de millones) de dólares en pérdidas anuales de productividad, lo que representa un 2 % del producto interno bruto (PIB) mundial.

Para abordar el resto de los objetivos mundiales en materia de nutrición en Afganistán, organismos de las Naciones Unidas como Unicef, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) han pedido una «acción coordinada y multisectorial en materia de nutrición».

Esto implica «fortalecer la alimentación, la agricultura, la salud y la nutrición, el agua y el saneamiento», e incluso ofrecer «sistemas de protección social y educación» en la lucha para prevenir, detectar y tratar la desnutrición infantil, junto con las formas tempranas de malnutrición.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

En el informe Alimentar Afganistán: un llamamiento de las Naciones Unidas para acelerar la acción en materia de nutrición, la ONU esboza una estrategia de 10 pasos para alcanzar los objetivos mundiales en materia de nutrición, en un intento de combatir la malnutrición y sus efectos secundarios. Esos pasos son los siguientes:

1. Reforzar las estrategias para hacer frente a la malnutrición
2. Garantizar el acceso a los servicios esenciales de nutrición preventiva para las madres y los niños
3. Gestión integrada de la malnutrición aguda
4. Luchar contra la pobreza alimentaria infantil y la inseguridad alimentaria de la población mejorando
el acceso a una alimentación sana y nutritiva mediante el fortalecimiento de los sistemas alimentarios
5. Integrar el agua, el saneamiento y la higiene (WASH) y
las iniciativas de resiliencia multisectoriales y sensibles al clima
6. Fortalecer los sistemas de protección social
7. Aumentar la educación y la sensibilización en materia de nutrición
8. Aprovechar los datos y las pruebas para la acción en materia de nutrición en Afganistán
9. Invertir en nutrición en Afganistán
10. Coordinación multisectorial

Una de estas iniciativas, «Primeros alimentos en Afganistán», ofrece una respuesta directa basada en sistemas, que vincula los sistemas de alimentación, agua y saneamiento, educación, salud y protección social con el fin de proporcionar alimentos  nutritivos a todos los niños de Afganistán.

La iniciativa se centra en mejorar la alimentación de los niños pequeños.

Tajudeen Oyewale, representante de Unicef en Afganistán, afirmó que el país «no solo debe producir alimentos, ahora debe producir nutrición».

«Estamos pasando de centrarnos en las calorías a centrarnos en la nutrición a través de sistemas alimentarios adaptados a los niños, y de abordar la malnutrición únicamente a través de servicios a dar prioridad también a los alimentos que consumen los niños pequeños. Este enfoque integrado es la única vía sostenible para romper el ciclo de la malnutrición y la pobreza en Afganistán», detalló.

Iniciativas como Primeros Alimentos en Afganistán han desempeñado un papel fundamental en la estrategia para combatir el déficit nutricional en algunas de las regiones más empobrecidas del país. Esta acción acelerada se vuelve aún más crítica, ya que la crisis afecta principalmente a las mujeres y los niños, creando condiciones que no son óptimas para el crecimiento y el desarrollo.

Como advirtió John Aylieff, director del PMA en Afganistán, «las mujeres y los niños son los más afectados por la crisis alimentaria en Afganistán, donde cuatro de cada cinco familias no pueden permitirse una dieta mínimamente nutritiva».

Subrayó que «sin una ayuda alimentaria sostenida, millones de afganos se verán sumidos en un hambre aún más profunda y en una malnutrición aguda».

T: MF / ED: EG

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