El Vaticano clama por medidas urgentes ante crisis de la deuda

El Nobel de Economía Joseph Stiglitz y el exministro de Economía argentino Martín Guzmán (en primera fila, segundo y cuarto de izquierda a derecha) flanquean a la monja dominica Helen Alford, presidenta de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, en la presentación del informe sobre deuda y desarrollo, el 20 de junio. El informe plantea una reforma de la estructura de la deuda que permita a los países en desarrollo atender mejor sus necesidades de educación, salud y otros servicios. Imagen: Gabriella Marino / CNS

CIUDAD DEL VATICANO – El mundo debe adoptar medidas decisivas y reformas estructurales para afrontar la creciente crisis de deuda y desarrollo que afecta a miles de millones de personas, planteó un informe de una comisión de 30 expertos economistas convocados por el Vaticano y divulgado este viernes 20.

El estadounidense Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001 y coautor del informe, afirmó que “existe un consenso creciente entre los expertos: el sistema de deuda actual está al servicio de los mercados financieros, no de las personas”.

“Esto amenaza con condenar a naciones enteras a una década perdida, o algo peor. Ha llegado el momento de actuar con responsabilidad”, agregó.

El “Informe Jubilar: Una hoja de ruta para abordar las crisis de deuda y desarrollo y sentar las bases financieras de una economía mundial sostenible y centrada en las personas” fue elaborado por una comisión convocada por el fallecido papa Francisco con motivo del año católico jubilar (2025).

Su primera propuesta es que debe mejorar la reestructuración de deuda, mediante reformas políticas de las instituciones multilaterales y la legislación en jurisdicciones clave, como el estado de Nueva York y el Reino Unido, asiento de los grandes bancos y otras instituciones acreedoras.

Esas reformas deberían incentivar a los acreedores y a los gobiernos deudores para alcanzar acuerdos más sostenibles y en plazos más adecuados.

En segundo lugar, se propone poner fin a los rescates de acreedores privados: multilaterales como el Fondo Monetario Internacional deben modificar sus políticas y prácticas para favorecer recuperaciones sostenibles, y no rescatar de facto a acreedores privados, ni imponer políticas de austeridad asfixiantes.

La deuda externa mundial llegó a 97 billones (millones de millones) de dólares en 2023, de acuerdo a cifras del Banco Mundial y de Unctad (ONU Comercio y Desarrollo). La de los países en desarrollo llegó a 11,4 billones.

Ese monto equivale a 99 % de sus ingresos por exportaciones, y pagan por ello en servicio (capital e intereses) 1,4 billones de dólares anuales, equivalentes a 99 % de sus ingresos por exportaciones. Solo los intereses consumen montos superiores a los destinados a educación o salud, según Unctad.

También el documento del Vaticano muestra que la crisis de deuda que afecta al sistema financiero mundial está alimentando una crisis de desarrollo: 54 países en desarrollo destinan ya 10 % o más de sus ingresos fiscales únicamente al pago de intereses.

En estos países, la carga media por intereses prácticamente se ha duplicado en la última década, lo que desvía recursos que deberían destinarse a sanidad, educación, a las infraestructuras o a la resiliencia climática, y priva a millones de personas de atención médica vital, alimentos o empleo.

Martín Guzmán, exministro de Economía de Argentina (2019-2022) y corredactor del informe, dijo al respecto que “el llamamiento del papa Francisco fue un acto moral de liderazgo oportuno, y en este año jubilar una coalición decidida debe actuar para resolver las crisis de deuda y desarrollo”.

“De lo contrario, aumentará la desigualdad de oportunidades y se agravará la inestabilidad, con consecuencias desestabilizadoras a medio plazo a escala mundial”, añadió Guzmán.

El actual papa León XIV, sucesor de Francisco, también afirmó en su misa de inauguración en mayo que “seguimos viendo demasiadas divisiones, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, el prejuicio, el miedo a la diferencia y un modelo económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”.

En nuevo documento del Vaticano también propone reforzar las políticas internas: los países en desarrollo deben utilizar más los controles sobre el movimiento de capitales, para reducir flujos desestabilizadores y crear un entorno propicio para inversiones a largo plazo, además de invertir en transformación estructural.

Debe mejorarse la transparencia: promover una mayor transparencia en las políticas financieras, asegurando además un amplio respaldo social.

Plantea además reimaginar las finanzas globales: es necesaria una transformación de los modelos de financiación internacionales para impulsar el desarrollo sostenible, incluyendo líneas de financiación que promuevan el crecimiento a largo plazo.

El informe se presentará en la 4.a Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se celebrará en Sevilla, España, del 30 de junio al 3 de julio; en la Asamblea General de la ONU en septiembre, y en la cumbre del Grupo de los 20 (economías industrializadas y emergentes) en noviembre en Sudáfrica.

A-E/HM

 

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