NACIONES UNIDAS – En 53 países y territorios del mundo 295,3 millones de personas se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda, 13,7 millones más en 2024 en comparación con 2023, de acuerdo con un informe divulgado este viernes por la Oficina de Coordinación Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (Ocha).
El secretario general de la ONU, António Guterres, expuso en la presentación del informe que “el hambre no es una emergencia confinada a ciertas zonas del mundo o períodos de tiempo. Se está convirtiendo rápidamente en una cicatriz en la vida de millones de personas en todo el mundo”.
“El mensaje es contundente. El hambre y la desnutrición se propagan a un ritmo más rápido que nuestra capacidad de respuesta; sin embargo, a nivel mundial, un tercio de los alimentos producidos se pierde o se desperdicia”, agregó Guterres.
El “Informe mundial sobre las crisis alimentarias 2025” destaca que en julio de 2024 se detectó hambruna en ocho zonas y campamentos de Sudán, la primera vez que se llegaba a ese grado de inseguridad alimentaria desde que en 2017 también se declaró hambruna en zonas de Sudán del Sur asoladas por la guerra civil en ese país.
La hambruna significa que se han agotado los alimentos disponibles y la gente empieza a morir de inanición. Es la fase más alta, número 5, de la Clasificación Integrada en Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF) con cinco fases que van desde la seguridad alimentaria general hasta la hambruna.
Sudán, de unos 50 millones de habitantes, se ha convertido en una de las crisis alimentarias más graves de que se tenga registro, según el informe, al cabo de 20 meses de guerra entre ejércitos rivales que han desplazado a 13 millones de personas y colocado a 30 millones en necesidad desesperada de asistencia humanitaria.
En los 53 países y territorios analizados en el informe, los 295,3 millones de personas en grado agudo de inseguridad alimentaria representan 22,6 % de la población analizada.
Entre los 53 se identificó a 36 países y territorios que han sufrido crisis alimentarias prolongadas y en los que 80 % de sus habitantes enfrentan altos niveles de inseguridad alimentaria cada año desde 2016.
También proporcionó datos sobre nutrición y estimó que 37,7 millones de niños de entre 6 y 59 meses padecían desnutrición aguda en 26 países.
“Ninguna región es inmune a las crisis, que se superponen e interactúan, erosionando décadas de logros en materia de desarrollo y dejando a las personas sin capacidad de recuperarse”, señala el informe.
El aumento de los conflictos fue una de las causas principales del incremento de la inseguridad alimentaria en 2024, específicamente en la República Democrática del Congo, Haití, Myanmar, Palestina (la Franja de Gaza), Sudán y Sudán del Sur.
Gaza registró el mayor porcentaje de su población enfrentándose a la inseguridad alimentaria: el 100 % de sus habitantes enfrentó una grave escasez de alimentos en 2024, y los continuos bloqueos de la ayuda desde marzo de 2025 solo han empeorado esta inseguridad.
El avance de la inseguridad alimentaria aguda en 19 países, principalmente en crisis provocadas por conflictos, como Nigeria, Sudán y Myanmar, superó las mejoras en otros 15, entre ellos Afganistán, Kenia y Ucrania, donde mejoraron las condiciones económicas y climáticas, así como a la asistencia recibida.
El informe también subrayó el papel que desempeña el cambio climático en la escasez de alimentos, señalando específicamente los patrones climáticos cambiantes que han afectado a la agricultura.
Por ejemplo, la situación alimentaria en Sudán se vio agravada por las escasas precipitaciones en 2024, mientras que otras partes del sur de África, como Namibia, sufrieron pérdidas de cosechas debido a las inundaciones.
Los choques económicos, incluida la inflación y las guerras comerciales proyectadas, también jugaron un papel importante en el agravamiento de las crisis de inseguridad alimentaria, especialmente en lugares como Siria, donde las inestabilidades sistémicas de largo plazo aumentaron la vulnerabilidad económica.
Se proyecta que la reciente escasez de fondos exacerbará aún más la capacidad para rastrear y abordar la inseguridad alimentaria, y se espera que la financiación para iniciativas humanitarias basadas en alimentos disminuya en 45 %.
Cindy McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dijo que la escasez de fondos está afectando todos los aspectos de la distribución de alimentos, desde la disminución de la cantidad que el PMA puede proporcionar hasta la financiación para el transporte a áreas remotas.
“Tal como están las cosas, no sé si podremos mantener nuestros aviones en el cielo”, dijo McCain.
Guterres dijo que el Segundo Balance de la Cumbre de los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas, que se celebrará en julio en Addis Abeba, es una oportunidad para que la comunidad internacional trabaje en colaboración para abordar los desafíos planteados en el informe.
“El hambre en el siglo XXI es indefendible. No podemos responder a estómagos vacíos con las manos vacías y la espalda vacía”, sentenció Guterres.
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