NACIONES UNIDAS – Más de 1000 personas murieron en pocos días por la violencia sectaria en el litoral de Siria, disparando las alarmas en el sistema de las Naciones Unidas, cuyo Consejo de Seguridad se reunió de urgencia y a puertas cerradas este lunes 10, por pedido de Estados Unidos y Rusia, para tratar ese drama.
António Guterres, secretario general de la ONU, expresó su “profunda preocupación por la escalada violenta, especialmente los informes de ejecuciones sumarias generalizadas que incluyen a familias enteras”, dijo su portavoz Stéphane Dujarric.
El secretario general “hace un llamamiento a todas las partes para que protejan a los civiles y pongan fin a la retórica y las acciones incendiarias, mientras Siria se enfrenta al legado de 14 años de conflicto y más de cinco décadas de régimen autoritario”, dijo Dujarric en rueda de prensa en la sede de la ONU en Nueva York.
La primera semana de marzo estallaron enfrentamientos entre fuerzas de la Autoridad Provisional Siria y soldados leales al antiguo régimen de Bashar al Assad, derrocado el pasado diciembre, en varias ciudades del litoral sirio sobre el Mediterráneo.
Las nuevas autoridades en Damasco pertenecen a una coalición de grupos islámicos sunitas que combatieron durante años al poder de Al-Asad, cuyo más fiel soporte estuvo entre la minoritaria comunidad de confesión islámica alauita.
Según testimonios presenciales ampliamente difundidos, gran parte de los enfrentamientos y asesinatos se produjeron en barrios alauitas de las provincias costeras de Latakia y Tartus, bastión tradicional de apoyo al régimen anterior.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres y una red de informante en Siria, aseguró que se produjeron más de 1300 muertes. Las fuerzas rebeldes y las gubernamentales habrían tenido cerca de 200 bajas cada una, y el resto de las víctimas serían civiles víctimas de masacres o del fuego cruzado.
Edouard Beigbeder, director del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) para Medio Oriente, dijo que al menos 13 niños, entre ellos un bebé de seis meses, figuran entre las personas asesinadas.
Las autoridades en Damasco anunciaron este lunes que ya culminó con éxito la operación contra el foco rebelde en la costa del noroeste, aunque el Observatorio de Derechos Humanos indicó que siguen las operaciones de eliminación de disidentes.
“Pudimos absorber los ataques de los remanentes del régimen extinto y sus oficiales, mantenerlos alejados de los centros vitales y asegurar la mayoría de las carreteras públicas que habían utilizado como punto de partida para atacar a civiles”, dijo el coronel Hasán Abdulghani, portavoz de la autoridad de Defensa en Damasco.
Beigbeder indicó que, según sus informes, la escalada causó un gran número de muertes y heridos entre civiles, el desplazamiento de miles de familias y daños a infraestructura crítica en la región.
El gobierno del presidente interino, Ahmed al Sharaa, encargó a un comité la investigación de “violaciones contra civiles” y de los “responsables en la comisión de delitos” que se habrían producido durante las operaciones en el noroeste sirio.
El comité fue integrado con cinco jueces, un abogado y un general de brigada, se indicó.
El secretario general de la ONU “tomó nota” de ese anuncio de las autoridades interinas, y subrayó “la urgencia de una justicia transicional inclusiva y transparente y de medidas de reconciliación duraderas”.
“En un contexto de desinformación generalizada y tensiones intensificadas, el secretario general también destaca la necesidad de garantizar y proteger el espacio para que los medios de comunicación independientes y las organizaciones de derechos humanos lleven a cabo su labor”, dijo Dujarric.
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