ASUNCIÓN – A pesar del impulso de los últimos diez años por una mayor representación femenina y movimientos #MeToo (movimiento que significa ‘a mí también me pasó’) que ponen de manifiesto el abuso que han enfrentado las mujeres durante siglos, la lucha de las mujeres sigue invisible: ignorada, desestimada y enterrada bajo la burocracia patriarcal.
Los datos recopilados sobre violencia de género y pobreza suprimen las experiencias de las mujeres y no suelen reflejar la realidad que viven de millones de ellas. ¿Pero qué pasaría si las mujeres mismas pudieran informar los datos que subyacen a las políticas públicas? ¿Qué pasaría si sus experiencias no fueran sólo números sino evidencia irrefutable?
En la Red Dot Foundation y el Semáforo de Eliminación de la Pobreza, creemos en el poder de las historias personales porque cuando se recopilan a gran escala, se convierten en más que simples relatos y constituyen evidencia indiscutible de problemas sistémicos.
Por medio de Safecity, la plataforma global de colaboración masiva de Red Dot Foundation, permitimos que las personas denuncien de forma anónima incidentes de violencia sexual y de género ocurridos en espacios públicos y privados.
Estas denuncias se mapean como puntos focales (hot spots), revelando patrones que cuestionan las estadísticas oficiales sobre estos delitos, exponen peligros ocultos y, sobre todo, exigen acción. A la fecha hemos recabado 86.000 incidentes únicos provenientes de más de 86 países que indican un problema global.
El Semáforo de Eliminación de la Pobreza (Poverty Stoplight) es la principal plataforma del mundo de big data que recopila datos auto-reportados sobre pobreza multidimensional y desigualdad.
Esta colaboración colectiva del Semáforo ha recabado más de 700.000 autoevaluaciones de pobreza de más de 520.000 familias en unos 60 países y 24 idiomas. Este tipo de base de datos longitudinal, georreferenciada y detallada nos permite revelar conocimientos prácticos sobre la pobreza y la desigualdad que reflejan las variadas experiencias vividas por las mujeres en diversas comunidades.
Al reflexionar sobre el potencial de los esfuerzos globales contra la pobreza para superar los crecientes niveles de descontento e impulsar un contrato social más compasivo como el que explica Minouche Shafik en el libro ‘What We Owe Each Other’, podemos comenzar a abordar la injusticia epistémica que las personas, especialmente las mujeres y otras minorías, vienen sufriendo desde hace décadas, sobre la base de conversaciones sobre sus propias condiciones de desigualdad persistente.
Descentralizando el poder: cuando los datos provienen de las voces marginales
Los métodos tradicionales de recolección de datos suelen excluir a las personas más afectadas: sobrevivientes de violencia que temen represalias, mujeres en economías informales cuyas dificultades no se contabilizan oficialmente, o comunidades cuyas realidades no encajan perfectamente con los marcos de políticas públicas existentes.
Los datos recabados mediante colaboración masiva transforman este desequilibrio de poder. Permiten que las personas definan sus propias narrativas en lugar de ser definidas por instituciones que rara vez les responden.
En la India, la brecha entre los casos denunciados y los casos reales de violencia sexual es alarmante. Los datos oficiales de la policía apenas raspan la superficie, ya que el 80 % de las sobrevivientes decide no denunciar la violencia sexual y de género. El estigma cultural y la desconfianza en la policía impiden que muchas presenten una denuncia.
Pero cuando las mujeres comparten sus historias de forma anónima en Safecity, surgen patrones: se identifican zonas inseguras, patrones comunes de perpetradores y amenazas pasadas por alto. Estos datos han llevado a cambios en las estrategias de patrullaje policial, mejoras en el diseño urbano e implementación de políticas con enfoque de género en ciudades y pueblos alrededor de la India y más allá.
De manera similar, el trabajo del Semáforo mapea la pobreza siguiendo el mismo principio: deja de lado el enfoque de las estadísticas institucionales amplias para centrarse en datos reales, provenientes de las bases, que capturan las experiencias vividas por quienes padecen la pobreza.
Ya sea que se trate de violencia de género o exclusión económica, vemos un común denominador: cuando las personas se convierten en creadoras de datos en lugar de ser sujetos pasivos, recuperan el poder sobre sus vidas y sus futuros.
Los conocimientos obtenidos a partir de los datos globales del Semáforo de Eliminación de la Pobreza permiten diseñar e implementar políticas efectivas y eficientes en el tiempo, abordando el núcleo mismo de la desigualdad mediante intervenciones focalizadas, a medida, y soluciones ad hoc.
El uso de la plataforma tecnológica del Semáforo así lo permite ya que proporciona información actualizada en tiempo real.
Esto significa que, si tratamos de aprovechar los datos del Semáforo, podemos transformar los datos a nivel micro en inteligencia nivel macro, mejorando así nuestra comprensión sobre la desigualdad estructural y sus mecanismos subyacentes, interseccionalidad, y narrativas existentes.
En efecto, a través de nuestras plataformas de colaboración masiva basadas en el mundo en vías de desarrollo desde la Red Dot Foundation y el Semáforo de Eliminación de la Pobreza, podemos sacar a la luz tendencias ocultas, discernir ideas aparentemente paradójicas, crear intervenciones efectivas, y diseñar estrategias adaptadas a las circunstancias particulares de cada mujer, familia, y comunidad.
Activismo basado en Ddtos: transformando conocimientos en impacto
El verdadero poder de los datos obtenidos mediante la colaboración masiva reside en lo que sucede después. Los números por sí solos no cambian el mundo, pero la acción sí.
En la Red Dot Foundation, trabajamos con las fuerzas del orden público, los formuladores de políticas públicas, y las comunidades locales para convertir las denuncias anónimos en cambios estructurales. Por ejemplo:
- En Faridabad, trabajando con la policía, identificamos focos de acoso, lo que condujo a un aumento del patrullaje en ciertas zonas, cambios en los horarios de los patrullajes, y a un conocimiento más profundo de la realidad diaria de las mujeres.
- En Chennai, a través del Laboratorio de Género, identificamos paradas de autobús que son zonas de acoso, lo que generó debates sobre soluciones para un transporte público más seguro.
- En el distrito de Satara, estamos trabajando con instituciones educativas, niños, y padres para crear espacios y transporte inclusivos, garantizando viajes de ida y vuelta más seguros para los estudiantes que provienen de aldeas distantes.
Las auditorías de seguridad de las mujeres han dado lugar a calles mejor iluminadas, transporte público más seguro, y mayor confianza entre la ciudadanía y las autoridades. En las ciudades donde se utilizan nuestros datos, las mujeres reportaron sentirse más seguras cuando se mueven en espacios públicos.
Lo mismo ocurre con el mapeo de pobreza multidimensional del Semáforo de Eliminación de la Pobreza. Una vez que las familias mismas identifican las dimensiones en las que consideran ser pobres, crean un plan de acción, a veces trabajando como núcleo familiar y otras veces como comunidad. Por nombrar solo algunos pocos ejemplos que abarcan únicamente al Paraguay:
- En 2024, los informes de violencia doméstica en regiones rurales de Paraguay aumentaron debido a que el Semáforo detalló y educó a las mujeres sobre qué es la violencia doméstica, el porqué no es aceptable, y cómo denunciarla. Este fue el primer paso de la eliminación de la violencia doméstica: sacarla a la luz y empoderar a las mujeres para que la denuncien.
- Mujeres en las comunidades de Repatriación, Arroyito, y Chakoré utilizaron sus datos del Semáforo para identificar la contaminación ambiental como un problema crítico que impactaba en su bienestar y tomaron medidas contra una fábrica de almidón local que había estado afectando su calidad de vida durante años. Mediante la organización de reuniones, peticiones, y protestas, persistieron a pesar de la inacción inicial de las autoridades, y finalmente lograron una solución dialogando directamente con el propietario de la fábrica. Sus esfuerzos dieron fruto: transformaron su comunidad en un espacio más limpio y saludable.
- Al identificar la falta de agua potable en su barrio por medio del Semáforo, una mujer en San Pedro formó una comisión de agua con sus vecinos para buscar una solución. Inicialmente, consiguieron un camión cisterna del gobierno, pero como éste sólo les proveía agua no potable, siguieron presionando para conseguir una solución permanente. Gracias a sus esfuerzos colectivos, aportes financieros, y apoyo municipal, perforaron con éxito un pozo artesiano, garantizando así el acceso a agua limpia para su comunidad.
Cuando las comunidades recogen y acceden a sus datos, cuentan con las herramientas para exigir mejores servicios, salarios más justos, y mayores oportunidades económicas. La información es una forma de resistencia: una manera de enfrentar el status quo y luchar por la justicia.
Toda la recolección de datos de ambas organizaciones cumple con estrictas normas nacionales e internacionales de privacidad de datos, y el conjunto de datos, ya sea anónimos o individualmente verificables, identifica patrones y tendencias que sirven como puntos de partida para el diálogo, la investigación, y el desarrollo de soluciones ingeniosas lideradas por la comunidad con el potencial de ser sostenibles en el tiempo.
Un futuro donde las voces de las mujeres informen las políticas públicas
La lucha por la igualdad de género no se puede ganar de forma aislada. La violencia sexual y la exclusión económica están profundamente entrelazadas: la pobreza aumenta la vulnerabilidad de las mujeres, mientras que la violencia de género limita su capacidad de acceder a la educación, el empleo y la vida pública.
Al combinar nuestros esfuerzos, podemos construir un mundo donde las voces de las mujeres informen las políticas públicas, donde los datos no sean meras estadísticas frías, sino una poderosa fuerza en pos de la equidad, y donde la historia de cada mujer importe, no solo en marzo, el Mes Internacional de la Mujer, sino todos los días.
Ahora bien, la pregunta es: ¿estamos listas para escucharlas?
como gerente global de operaciones del Semáforo de Eliminación de la Pobreza (Poverty Stoplight) de la Fundación Paraguaya, la empresa social líder del Paraguay. Es miembro sénior del Aspen Global Innovators Group.
RV: EG