Opinión

Prioridades ante la conferencia de la financiación para el desarrollo

Este es un artículo de opinión de Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.

La financiación para el desarrollo debe adaptarse a las necesidades del Sur global. Imagen: Cepal

KUALA LUMPUR – La Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FpD4) debe abordar los principales desafíos financieros de los países en desarrollo. Los recientes retrocesos en materia de desarrollo sostenible y acción climática hacen que la cita de las Naciones Unidas sea aún más crítica.

La FpD4

La Conferencia FpD4, que se desarrollará entre el 30 de junio y el 3 de julio en Madrid,  obedece principalmente a los esfuerzos liderados por el Grupo de los 77 (G77), el bloque del Sur en desarrollo en el sistema de la ONU. El G77 comenzó con 77 Estados miembros de la ONU y desde entonces se ha ampliado hasta 134 más China.

El resultado de la conferencia de Bretton Woods de 1944 fue principalmente un compromiso entre Estados Unidos y el Reino Unido. En 1971, cuando sus obligaciones de Bretton Woods amenazaban con socavar sus privilegios, el presidente Richard Nixon (1969-1974)  se negó a cumplir el compromiso de Estados Unidos de entregar una onza de oro por 35 dólares.

Más de dos décadas después, el presidente Bill Clinton (1993-2001) prometió una nueva arquitectura financiera internacional. Rechazó la caracterización del profesor Robert Triffin de los acuerdos monetarios internacionales posteriores a principios de la década de los años 70 como un no-sistema incoherente.

Ayuda exterior

Varios temas se perfilan como prioridades del G77 para la FpD4. En 1970, las naciones ricas acordaron en la ONU destinar anualmente 0,7 % de su renta nacional a la ayuda oficial al desarrollo (AOD).

Esta cifra era muy inferior a la de 2 % propuesto inicialmente por el Consejo Mundial de Iglesias y otros organismos. En los últimos años solo se ha aportado 0,3 %, es decir, menos de la mitad de lo comprometido.

Jomo Kwame Sundaram
El autor, Jomo Kwame Sundaram

La mayoría de las condiciones de la AOD reflejan las prioridades de los donantes, no de los países receptores. Las nuevas definiciones, condiciones y prácticas socavan la eficacia de la ayuda, reduciendo lo que reciben los países en desarrollo.

A pesar de incumplir sus promesas de AOD, el nuevo Parlamento Europeo votó abrumadoramente a favor de aportar 0,25 % de la renta nacional a Ucrania. A principios de diciembre de 2024, Europa había proporcionado más de la mitad de los 260 000 millones de dólares de ayuda a Ucrania.

Algunas naciones europeas insisten ahora en que solo la mitigación puede considerarse financiación climática. Aunque la mayoría de los países en desarrollo son tropicales y luchan por hacer frente al recalentamiento planetario, se dispone de poca ayuda para la adaptación.

Deuda

Más recientemente, la nueva deuda de los países del Sur en desarrollo ha sido más comercial y condicional, pero menos concesional.

Con la transición a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015, el Banco Mundial fomentó un endeudamiento mucho más comercial con su nuevo eslogan, de miles de millones a billones (millones de millones).

Tras la crisis financiera mundial de 2008, los países occidentales adoptaron políticas monetarias no convencionales, evitando los esfuerzos fiscales. La flexibilización cuantitativa permitió un endeudamiento mucho mayor, que creció hasta 2022.

Sin embargo, la mayoría de los gobiernos occidentales no pidieron mucho prestado. Algunos intereses privados se endeudaron mucho, a menudo con fines improductivos, y algunos utilizaron fondos baratos para financiar la compra de acciones por parte de los accionistas con el fin de obtener más riqueza.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Mientras tanto, muchos países en desarrollo se dieron atracones de endeudamiento, ya que los acreedores presionaron de diversas maneras a los países en desarrollo para que se endeudaran. El rápido aumento de la deuda pública pronto se convertiría en un problema.

Desde principios de 2022 hasta mediados de 2024, las tasas de interés subieron bruscamente, aparentemente para contrarrestar la inflación. La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo subieron las tasas de interés de forma concertada, provocando salidas masivas de capital de los países en desarrollo, siendo los más pobres los más afectados.

Reforma institucional

Una tercera prioridad es la reforma de las instituciones financieras multilaterales. Aunque estas instituciones han cambiado mucho con el tiempo, siguen estando dominadas por el Norte global, especialmente por Occidente.

En la conferencia de Bretton Woods de 1944, la mayoría de los países eran latinoamericanos. Inicialmente, 47 % de los derechos de voto eran los votos básicos estándar para todos los miembros. En 2008, el número de miembros del Sur global se había multiplicado por siete, mientras que sus votos se reducían a 11 %.

Occidente, especialmente Europa, sigue dominando el Fondo Monetario Internacional.

Se han propuesto muchos acuerdos de gobernanza alternativos. La consideración de acuerdos monetarios regionales alternativos creció tras las crisis financieras asiáticas de 1997 y 1998.

La Iniciativa Chiang Mai (Multilateralización) es ahora un acuerdo multilateral de intercambio de divisas entre los ministerios de finanzas y los bancos centrales de los países de la Asociación del Sudeste Asiático y otros tres (Asean+3) cuando se necesita liquidez. Posteriormente, en 2014, se creó el Fondo Latinoamericano de Reservas (Flar).

Fiscalidad

El Sur global lleva mucho tiempo queriendo que la ONU lidere las negociaciones sobre acuerdos fiscales internacionales para proporcionar más recursos financieros para el desarrollo.

Sin embargo, el club de las naciones ricas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha socavado durante mucho tiempo los intereses de los países en desarrollo.

La OCDE lo consiguió engañando a los ministerios de finanzas de los países en desarrollo. Pasó por alto a los ministerios de asuntos exteriores que durante mucho tiempo habían colaborado bien en asuntos polémicos del Sur global.

Con la OCDE creando nuevas reglas para el mundo, los ministros de finanzas de los países en desarrollo firmaron una propuesta fiscal sesgada sobre la que fueron solo nominalmente consultados.

En la conferencia FpD3, que se celebró en Adís Abeba a mediados de 2015, la OCDE bloqueó los esfuerzos del Sur global por avanzar en la cooperación fiscal internacional. Una comisión internacional independiente propuso un tipo mínimo internacional del impuesto de sociedades de 25 %.

La entonces secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, contrapropuso un tipo de 21 %, el tipo mínimo de su país. Sin embargo, en la reunión del Grupo de los Siete (G7) potencias ricas de la que era anfitrión, el británico Boris Johnson lo rebajó a 15 % al mismo tiempo que añadía exenciones, reduciendo así los ingresos probables.

En lugar de distribuir los ingresos como se haría con un impuesto de sociedades sobre los beneficios de la producción, la OCDE propuso repartir los ingresos en función del gasto de consumo, de forma muy similar a un impuesto sobre las ventas.

Los países pobres recibirían poco, ya que su población puede permitirse gastar mucho menos, aunque produzcan mucho con salarios bajos. En lugar de redistribuir progresivamente, la distribución internacional de los ingresos del impuesto de sociedades de la OCDE sería regresiva con ese mecanismo.

Dólar

El dólar estadounidense sigue siendo la principal moneda del mundo para las transacciones internacionales. Las ventas de bonos del Tesoro estadounidense lo permiten, subvencionando a la mayor economía del mundo.

Donald Trump, quien asumirá la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero,  amenazó a fines de diciembre al grupo de los Brics (encabezado por Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica) y a otros países que se plantean la desdolarización.

Los principales defensores de la desdolarización, Brasil y Sudáfrica, no han logrado convencer a los demás Brics. En su lugar, el banco central chino ha emitido bonos denominados en dólares para Arabia Saudí.

Los derechos especiales de giro (DEG), los activos de reserva internacional del Fondo Monetario Internacional (FMI), deberían emitirse regularmente para aumentar los recursos financieros discrecionales del organismo multilateral.

Esto puede hacerse sin la aprobación del Congreso legislativo edstadounidense, como ocurrió tras la crisis financiera mundial de 2008 y la pandemia de covir-19. Estos recursos pueden destinarse a los ODS y a la financiación de la lucha contra el cambio climático.

Pero esto no puede suceder sin una acción colectiva por parte del Sur global que se movilice seriamente detrás de un no alineamiento pacifista y desarrollista. El desarrollo inclusivo y sostenible es imposible en un mundo en guerra.

T: MF / ED: EG

 

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