La peruana Jessy Amado da una elocuente bienvenida a su puesto de ventas en un galería comercial en Lima. Se considera una «mil oficios» porque asume todas las tareas de su negocio. Pese a su intenso trabajo diario, sin vacaciones ni días de descanso, no logra ingresos suficientes para aportar a un fondo de jubilación ni contratar personal de apoyo. «La situación está bien difícil, pero le pongo buena cara», dice. Imagen: Mariela Jara / IPS