LONDRES – El cambio climático provocado por el hombre empeoró los feroces incendios forestales de la ciudad estadounidense de Los Ángeles este enero, al reducir las precipitaciones, secar la vegetación y aumentar la superposición entre condiciones de sequía y fuertes vientos, expuso un estudio de una alianza académica internacional este martes 28.
La climatóloga Friederike Otto, codirectora de la alianza World Weather Attribution (Atribución del clima mundial), de centros científicos europeos y norteamericanos, dijo al presentar el informe que “el cambio climático sigue destruyendo vidas y medios de vida en Estados Unidos”.
“Desde violentos huracanes en el este hasta incendios forestales de pesadilla en el oeste -a orillas del Pacífico, Los Ángeles es una megalópolis de 18,5 millones de habitantes-, los estadounidenses están experimentando las consecuencias devastadoras del calentamiento de los combustibles fósiles”, dijo Otto.
Los incendios, que castigaron sobre todo áreas del norte de la urbe -como las exclusivas Malibú y Pacific Palisades- y del este de clase media, como Pasadena y Eaton, causaron al menos 28 muertes, devastaron 16 000 hectáreas, destruyeron 16 250 inmuebles y el humo tóxico afectó a millones de personas.
Es el mayor incendio en la historia de Los Ángeles y el más costoso de Estados Unidos, con pérdidas estimadas entre 135 000 y 150 000 millones de dólares.
El estudio sobre la incidencia del cambio climático en la fiereza del siniestro fue realizado por 32 investigadores, incluidos los principales científicos de incendios forestales de Estados Unidos y Europa en World Weather Attribution, que ha estudiado el tema en más de 90 eventos extremos en todo el mundo.
El análisis encontró que las condiciones cálidas, secas y ventosas que impulsaron los incendios -con los poderosos vientos de las montañas de Santa Ana, al sur de Los Ángeles- fueron aproximadamente 35 % más probables debido al calentamiento causado principalmente por la quema de petróleo, gas y carbón.
Las condiciones propensas a incendios se han extendido unos 23 días adicionales cada año, lo que aumenta la posibilidad de que se inicie un incendio durante los vientos pico de Santa Ana.
La escasez de precipitaciones de octubre a diciembre es ahora aproximadamente 2,4 veces más probable en comparación con el clima preindustrial (antes del año 1900).
En el futuro, estas condiciones propensas a incendios serán 35 % más probables si el calentamiento medio del planeta alcanza los 2,6 grados centígrados con respecto al promedio de la era preindustrial (1850-1990), lo que se espera para el año 2100.
En el Acuerdo de París de 2015, más de 190 naciones se comprometieron a reducir las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero, que calientan la atmósfera, de modo que en 2050 no se aumente la temperatura media más de 1,5 °C, y no más de dos grados centígrados al finalizar la centuria.
El presidente estadounidense Donald Trump, apenas fue investido el pasado día 20, ordenó retirar del Acuerdo a su país, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, después de China.
El informe de los expertos también registró que la infraestructura hídrica en la región de Los Ángeles, sur del estado de California, no está diseñada para combatir un incendio forestal en rápida expansión y no pudo mantenerse al día con la escala y las necesidades extremas durante los incendios forestales de Eaton y Palisades
Clair Barnes, investigadora del Imperial College de Londres, expuso que “las condiciones de sequía se están extendiendo con mayor frecuencia hasta el invierno (boreal), lo que aumenta la posibilidad de que un incendio durante los fuertes vientos de Santa Ana pueda convertir pequeñas igniciones en infiernos mortales”.
“Si no se produce una transición más rápida para abandonar los combustibles fósiles que calientan el planeta, California seguirá volviéndose más cálida, más seca y más inflamable”, sentenció Barnes.
Su colega en el Imperial College, Theo Keeping, observó que “con cada fracción de grado de calentamiento, la probabilidad de condiciones extremadamente secas y más fáciles de quemar en los alrededores de Los Ángeles aumenta cada vez más”.
“Es cada vez más probable que los años muy húmedos con un crecimiento exuberante de la vegetación sean seguidos por sequías, por lo que el combustible seco para los incendios forestales puede volverse más abundante a medida que el clima se calienta”, explicó Keeping.
Para Otto “en 2025, las opciones que enfrentan los líderes mundiales siguen siendo las mismas: perforar y continuar quemando petróleo, gas y carbón y experimentar un clima cada vez más peligroso, o hacer la transición a la energía renovable para un mundo más seguro y más justo”.
A-E/HM