NACIONES UNIDAS – En 2025, Sudáfrica asumirá la presidencia del G20, un momento crucial en los esfuerzos diplomáticos internacionales del país africano.
El Grupo de los 20 (G20) es un foro económico intergubernamental integrado por 19 países destacos del Norte y el Sur y dos uniones regionales: la Unión Europea (UE) y, recientemente, la Unión Africana (UA). Representa 85 % de la economía mundial, 75 % del comercio mundial y 67 % de la población mundial.
Por lo tanto, el liderazgo de Sudáfrica en este grupo representa una oportunidad única para dar forma a las políticas globales y defender los intereses de África en la escena mundial. Los países del G20 son Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía, además de la UE y la UA.
Chrispin Phiri, portavoz del sudafricano ministro de Relaciones Internacionales y Cooperación, afirma que el tema de la presidencia sudafricana será «fomentar la solidaridad, la igualdad y el desarrollo sostenible». Pretende abordar los retos mundiales críticos, con especial atención al desarrollo de África.
Entre las áreas clave en las que se centrará la Presidencia figuran la lucha contra el triple reto de la pobreza, el desempleo y la desigualdad, así como el desarrollo de África, que implica situar el desarrollo de África en primera línea, en consonancia con la Agenda 2063 de la Unión Africana: «El África que queremos».
También se espera que forme parte de las prioridades sudafricanas abordar policrisis como el cambio climático, la energía, la seguridad alimentaria y la deuda, que afectan de manera desproporcionada a África y a otras naciones en desarrollo. Cuestiones como el desarrollo de infraestructuras y la reforma de la gobernanza mundial iniciada por anteriores presidencias del G20.
Phiri afirma que la política exterior sudafricana está profundamente entrelazada con sus prioridades nacionales, y su objetivo es fomentar una Sudáfrica, una región de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC) y un continente africano mejores, estables y prósperos.
«La presidencia sudafricana está llamada a tener implicaciones significativas para la región africana en su conjunto, especialmente dentro de la SADC», aseguró.
Añadió que «la posición estratégica de la nación dentro del G20 le permitirá presionar para obtener logros políticos que beneficien a Sudáfrica, a la SADC y a todo el continente, en cuyas áreas clave de atención se incluye la promoción de políticas que garanticen beneficios económicos para todos los sudafricanos, en particular para los económicamente marginados».
Phiri destacó la importancia de la coordinación de Sudáfrica con la UA, en particular a la hora de aprovechar la presidencia del G20 para impulsar la integración y la cooperación regionales.
Como presidente del G20, Sudáfrica también se centrará en abordar los retos económicos mundiales y promover el desarrollo sostenible. La agenda política del país se basará en su Plan Nacional de Desarrollo, la Agenda 2063, y en cuestiones de larga data en el marco del G20.
Phiri afirmó que Sudáfrica abogará por reformar la arquitectura de la deuda mundial para evitar que las crisis de la deuda socaven la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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También movilizará financiación para abordar el importante déficit de financiación del desarrollo, que ha aumentado tras la covid-19.
Igualmente abordará la cuestión de los flujos financieros ilegales (FFI), que drenan aproximadamente 88 600 millones de dólares anuales del continente, impidiendo el progreso hacia la Agenda 2063 y las metas de los ODS.
El profesor Danny Bradlow, investigador principal del Centro para el Avance de la Erudición de la Universidad de Pretoria, afirma que entre las prioridades de Sudáfrica debe figurar la de abordar la deuda y la financiación del desarrollo, en particular para África.
El profesor Bradlow quiere que Sudáfrica copresida la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
El foro ofrece la oportunidad de impulsar un enfoque más creativo de la gestión de la deuda, vinculándolo a debates más amplios sobre el desarrollo y la financiación de la lucha contra el cambio climático.
«Esta Presidencia brinda la oportunidad de abordar algunos cuellos de botella de larga data a los que se enfrenta la integración regional en África», dijo Bradlow.
Por ejemplo, citó, uno de los principales retos a los que se enfrentan la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) y las Comunidades Económicas Regionales (CER) son los acuerdos comerciales bilaterales que socavan los esfuerzos de integración regional de África».
Insta a Sudáfrica a que aproveche el impulso de la admisión de la UA y su presidencia del G20 para poner de relieve estos problemas e impulsar compromisos que apoyen la integración regional, en estrecha coordinación con los órganos pertinentes de la UA y los socios de conocimiento.
El profesor Bradlow señala la necesidad de que Sudáfrica herede y promueva iniciativas de la presidencia brasileña del G20, como la Alianza contra el Hambre y la Pobreza y los debates sobre fiscalidad mundial, en particular la polémica cuestión del impuesto sobre el patrimonio de los multimillonarios.
Reconoce que, aunque se trata de asuntos complejos que implican cuestiones de soberanía, son cruciales para generar recursos para la financiación del desarrollo.
Por su parte, la directora general del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales (Saiia), Elizabeth Sidiropoulos, subrayó la importancia de potenciar la cooperación y la integración regionales.
«Desde un punto de vista político, la presidencia sudafricana del G20 pretende responder a los retos económicos y medioambientales mundiales y a la paz sostenible, teniendo en cuenta los esfuerzos para alcanzar los ODS, la Agenda 2063 de la UA y la reforma de las instituciones de gobernanza económica mundial», afirmó Sidiropoulos.
Señaló que ahora que la UA es miembro del G20, existe una mayor oportunidad de amplificar las prioridades africanas, y sugirió que Sudáfrica debería centrarse en profundizar en la defensa del continente dentro del G20, seleccionando cuestiones clave en las que pueda tener un impacto significativo.
Recomendó a Sudáfrica que utilizara su presidencia para abordar los obstáculos a los que se enfrenta desde hace tiempo la integración regional en África.
La presidencia sudafricana del G20 en 2025 es un momento crucial para la nación y el continente. Con la reciente inclusión de la UA en el G20, se presenta una oportunidad histórica para remodelar la gobernanza mundial de forma que refleje las aspiraciones y los retos del Sur global.
De hecho, Sudáfrica sigue a la cabeza por un año del G20 a Brasil, lo que coloca las prioridades y enfoque del Sur global en el grupo de grandes economías industriales y emergentes por un bienio.
El profesor Bradlow afirma que el éxito de Sudáfrica dependerá de su capacidad para equilibrar las prioridades inmediatas con los objetivos globales a largo plazo y de garantizar que el G20 siga siendo una plataforma para el crecimiento integrador y equitativo.
T: MF / ED: EG