GINEBRA – La lucha contra el cambio climático requiere “un gran salto cuantitativo y cualitativo”, con un financiamiento para los países en desarrollo, muy por encima de los objetivos actuales, planteó la Unctad (ONU Comercio y Desarrollo) en un informe presentado este lunes 4 en esta ciudad suiza.
El informe destaca que el mundo está a punto de alcanzar un nuevo acuerdo para aumentar la financiación de la acción climática de los países en desarrollo, en la 29 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29) que se inicia el día 11 en Bakú, la capital de Azerbaiyán.
El objetivo actual prevé un financiamiento de 100 000 millones de dólares anuales desde los países desarrollados a los en desarrollo, conocido como Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo, pero se espera que la COP29 establezca una nueva cifra.
La Unctad sostiene que “se necesita algo más que cifras” para abordar las cambiantes necesidades y prioridades de los países en desarrollo, pues considera “igualmente crucial mejorar la calidad de la financiación”.
Esa calidad consistiría en hacer la financiación “más transparente y accesible, al tiempo que se respeta el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas, y las capacidades respectivas”, a fin de “anunciar una nueva era de confianza mutua, cooperación y acción climática”, insta el informe.
Pero primero, se pregunta la Unctad, “¿cuánto necesitan los países en desarrollo para actuar contra el cambio climático?”
Sostiene que la cuantificación del objetivo requiere una estimación basada en pruebas del alcance de la inversión necesaria para lograr los tres componentes principales de la acción climática -mitigación, adaptación y gestión de pérdidas y daños- en todo el mundo en desarrollo.
Con la mitigación se trata de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, y de aumentar la capacidad de almacenamiento de carbono; y, con la adaptación, ajustar los sistemas naturales y humanos a los efectos actuales y futuros del cambio climático.
El diseño de un fondo de pérdidas y daños procura compensar a los países en desarrollo por los efectos catastróficos del cambio climático, por los que sufren peores consecuencias cuando son los menores causantes de ese cambio.
Según las proyecciones del estudio, los países en desarrollo necesitarían alrededor de 1,1 billones (millones de millones) de dólares en financiación para el clima a partir de 2025, y unos 1,8 billones para 2030.
En el mejor de los casos -con reformas de la gobernanza económica mundial y esfuerzos de coordinación multilateral- los países desarrollados financiarían al menos tres cuartas partes de las inversiones climáticas que necesitan los en desarrollo.
En consecuencia, el nuevo objetivo de contribución a la financiación de la lucha contra el cambio climático para las economías desarrolladas sería de 890 000 millones de dólares a partir de 2025 y de 1,46 billones antes de 2030.
Esto correspondería a alrededor de 1,4% del producto interno bruto (PIB) de los países desarrollados a partir de 2025, y supondría un aumento drástico respecto al compromiso anual actual de 100 000 millones de dólares.
A pesar del importante aumento de la ambición, el objetivo propuesto podría seguir siendo factible, si se compara con otros gastos significativos realizados por las economías avanzadas histórica y recientemente.
El informe recuerda que el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial consumió 1,3 % del PIB de los países desarrollados, el gasto militar consumió 1.9 % de ese producto el año pasado, y los subsidios a los combustibles fósiles 3,6 % en 2022.
En 2020, la respuesta fiscal a la crisis de la covid-19 consumió recursos equivalente a 16,4 % del PIB en los países desarrollados.
Para avanzar en materia de calidad en el financiamiento climático para los países en desarrollo, la Unctad recomienda principios clave que pueden ayudar a orientar los debates y aportar elementos al acuerdo final que se alcance en la COP29.
El informe afirma que el nuevo objetivo de la financiación “debe estar firmemente anclado en la satisfacción de las necesidades cuantitativas y cualitativas de los países en desarrollo”.
Los objetivos de las contribuciones “deberían basarse en un enfoque de reparto justo de esfuerzos entre los países desarrollados, como el uso de un porcentaje del PIB, como en el caso de la ayuda oficial al desarrollo, que permite la comprensión colectiva del reparto de responsabilidades y fomenta la previsibilidad.
En lugar de agravar la carga de la deuda, el nuevo régimen de financiación debería contribuir a ampliar el espacio fiscal de los países en desarrollo para aplicar los planes nacionales de acción por el clima.
Eso significa una mayor proporción de subvenciones y financiación en condiciones muy favorables, invirtiendo la tendencia actual, en la que la mayor parte de la financiación climática se entrega como préstamos.
“Si los países en desarrollo se endeudan cada vez más, se ven lastrados por largos procesos de solicitud o carecen de vías de financiación adecuadas para cumplir las prioridades climáticas, y el nuevo objetivo habrá hecho poco por resolver las deficiencias del compromiso de los 100.000 millones”, señala el informe.
Además, la Unctad subraya que para mejorar el impacto de la financiación de la lucha contra el cambio climático es necesario reformar la gobernanza económica mundial, incluida la arquitectura financiera internacional.
A-E/HM