NACIONES UNIDAS – Los cambios demográficos, las crisis climáticas y medioambientales, y las tecnologías de vanguardia, comportan riesgos aunque también oportunidades para la vida de niñas y niños de aquí al año 2050, advirtió este miércoles 20 el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, dijo al presentar el “Estado Mundial de la Infancia 2024” que “los niños y las niñas están viviendo infinidad de crisis, desde perturbaciones climáticas hasta peligros en línea, que irán en aumento en los próximos años”.
En su llamado a los líderes del mundo con motivo del Día Mundial de la Infancia, Russell afirmó que “las proyecciones de este informe evidencian que las decisiones que los dirigentes mundiales tomen –o dejen de tomar– en el presente configurarán el mundo que heredarán los niños y las niñas mañana”.
“Crear un futuro mejor para 2050 requiere algo más que imaginación: requiere acción. Corren peligro varias décadas de progresos, especialmente para las niñas”, resaltó la responsable.
“Crear un futuro mejor para 2050 requiere algo más que imaginación: requiere acción. Corren peligro varias décadas de progresos, especialmente para las niñas”: Catherine Russell.
El informe afirma que las megatendencias, demográficas, medioambientales, climáticas y tecnológicas, son importantes indicadores de los retos y las oportunidades que se le podrían presentar a la infancia en el futuro.
La crisis climática se manifiesta ya de forma extrema. Por ejemplo, se considera que 2023 fue el año más caluroso desde que hay registros y, de acuerdo con el informe, se espera que las crisis climáticas y medioambientales se generalicen aún más en la década 2050-2059.
Como resultado, se prevé que la cifra de niños y niñas expuestos a olas de calor extremas sea ocho veces mayor, y que el número de los expuestos a inundaciones extremas provocadas por la crecida de los ríos se multiplique por tres.
También, que casi el doble de niños y niñas se vea expuesto a incendios forestales extremos en comparación con la década de 2000.
La manera en que estos riesgos climáticos afectarán a los niños y las niñas dependerá de su edad, salud, entorno socioeconómico y nivel de acceso a los recursos.
Así, un niño o una niña que tenga acceso a una vivienda resiliente al clima, infraestructuras de refrigeración, atención sanitaria, educación y agua potable, tendrá más probabilidades de sobrevivir a las perturbaciones climáticas que quien no lo tenga.
El informe pone de relieve la urgente necesidad de acometer acciones medioambientales específicas para proteger a todos los niños y niñas, y mitigar los riesgos a los que se enfrentan.
Según las previsiones, África subsahariana y Asia meridional serán las regiones con mayor población infantil en la década de 2050. Los pronósticos también apuntan a un envejecimiento de la población, y a una proporción de niños y niñas que se reducirá en todas las regiones del mundo.
Aunque la población infantil en África seguirá siendo elevada, se calcula que caerá por debajo de 40 % en 2050, frente a 50 % en la década de 2000. También descenderá por debajo de 17 % en Asia oriental y Europa occidental, donde representaba 29 % y 20 % de la población, respectivamente, en la misma década.
Los países deberán afrontar diversos retos derivados de estos cambios demográficos. Así, mientras algunos se verán presionados para ampliar los servicios destinados a una población infantil numerosa, otros deberán atender las necesidades de una población cada vez más envejecida.
El informe reconoce por otro lado que las tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial (IA), presentan tanto oportunidades como riesgos para los niños y las niñas, que de hecho ya interactúan con esta tecnología integrada en aplicaciones, juguetes, asistentes virtuales, juegos y software educativo.
Aun así, la brecha digital sigue siendo notable. En 2024, más de 95 % de las personas que viven en países de ingresos altos tienen conexión a Internet, frente a solo 26 % en los países de ingresos bajos.
Según el informe, un alto porcentaje de jóvenes de países de ingresos bajos y medios tiene dificultades para acceder a las competencias digitales, un hecho que afectará su capacidad para utilizar de forma eficaz y responsable las herramientas de este tipo en la educación y en sus futuros empleos.
Estas barreras suelen estar vinculadas con el entorno socioeconómico, el género, el idioma y la accesibilidad.
El documento también ofrece algunas noticias alentadoras. Por ejemplo, se espera que aumente la esperanza de vida al nacer y que continúen también los avances logrados en los últimos 100 años en el acceso de la infancia a la educación.
De hecho, las previsiones apuntan a que, en la década de 2050, casi 96 % de los niños y las niñas de todo el mundo completará al menos la educación primaria, frente a 80 % en la de 2000.
El informe indica que, con una mayor inversión en educación y salud pública, y una protección más estricta del medio ambiente, la situación puede mejorar para la infancia en algunos aspectos: se estrecharía, por ejemplo, la brecha de género en los logros educativos, y se reduciría la exposición a los riesgos medioambientales.
También pone de relieve la importancia de priorizar los derechos de la infancia –tal y como se definen en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño– en todas las estrategias, políticas y acciones.
Unicef llama a que se aborden los retos y las oportunidades planteadas por las tres megatendencias con un conjunto de medidas, la primera de las cuales es invertir en educación, servicios y ciudades sostenibles y resilientes para la infancia.
Luego se plantea aumentar la resiliencia climática de las infraestructuras, la tecnología, los servicios esenciales y los sistemas de apoyo social, y ofrecer conectividad y diseños tecnológicos seguros para todos los niños y niñas.
Como este año el Día Mundial de la Infancia se celebra bajo el lema “Escucha al futuro”, Unicef pidió a niños y niñas que escriban una carta explicando cómo les gustaría que fuera el mundo en 2050.
Las respuestas recibidas de todas partes del mundo –incluidas la ciudad de Gaza, Haití y Tanzania– expresan el deseo de los niños y las niñas de vivir seguros, estar sanos, recibir educación y estar protegidos frente a las guerras y los riesgos climáticos.
A-E/HM