Guterres demanda medidas inmediatas en la cumbre del clima

Un mural en el estadio de Bakú, sede de la 29 Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, llama a la solidaridad para tener un mundo más verde. En la cita, el secretario general António Guterres ha destacado la necesidad de financiamiento y otras medidas urgentes para encarar el cambio climático que afecta a todas las naciones. Imagen: Habib Samadov / ONU

BAKÚ – El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, reclamó medidas inmediatas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que recalientan el planeta, al iniciarse en esta capital la fase cimera de la 29 Conferencia de de las Partes (COP29) sobre el cambio climático.

“El sonido que se escucha es el tictac del reloj. Estamos en la cuenta regresiva final para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados. Y el tiempo no está de nuestra parte”, dijo el responsable de la organización mundial.

El umbral de 1,5 grados centígrados, para que la temperatura media del planeta no exceda en esa cantidad sobre los promedios de la era preindustrial, fue fijado como meta por el Acuerdo de París de 2015, y requiere un esfuerzo mundial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta.

La COP29 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, inagurada el lunes 11 en esta capital de Azerbaiyán, trata en particular el financiamiento requerido por los países en desarrollo para encarar la crisis climática, que se manifiesta con cada vez más fenómenos extremos.

Guterres dijo que es casi seguro que 2024 será el año más caluroso jamás registrado, el mundo presencia “una clase magistral de destrucción climática” y en respuesta los Estados del mundo deben “derribar los muros de la financiación climática”.

Subrayó que “ningún país se salva de la destrucción climática”, que abarca desde huracanes hasta mares hirvientes, cosechas devastadas por la sequía y más, “todo ello agravado por el cambio climático provocado por el hombre”.

“Esta es una historia de injusticia evitable: los ricos causan el problema, los pobres pagan el precio más alto”, abundó Guterres, y citó un estudio de la coalición contra la pobreza Oxfam que “ha descubierto que los multimillonarios más ricos emiten más carbono en una hora y media que una persona promedio en toda su vida”.

Sostuvo que pese a la adversidad hay motivos para tener esperanza, continuó el Secretario General, destacando que el año pasado en la COP 28, en Emiratos Árabes Unidos todos los países acordaron alejarse de los combustibles fósiles y alinear los planes nacionales para la economía con el límite de 1,5 grados.

Dijo que el año pasado, por primera vez, la cantidad invertida en redes y energías renovables superó la cantidad gastada en combustibles fósiles y hoy, casi en todas partes, la energía solar y eólica son las fuentes más baratas de electricidad nueva.

“Redoblar la apuesta por los combustibles fósiles es absurdo. La revolución de la energía limpia ya está aquí. Ningún grupo, ninguna empresa ni ningún gobierno puede detenerla”, afirmó.

En contraste con su discurso, el de Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán, un  importante productor petrolero en la región del Cáucaso, fue una enérgica defensa de los combustibles fósiles, cuya producción y consumo es una gran fuente de emisiones de carbono, equiparándolos con las fuentes de energía limpia.

Aliyev dijo que los combustibles fósiles “son un regalo de Dios, como lo son todos los recursos naturales de una nación, el petróleo, el gas, el viento, el sol, el oro, la plata, el cobre”, y “no se debe culpar a los países por tenerlos”.

Los mercados, las economías y las personas aún necesitan de esos combustibles, aunque el mundo marche hacia una transición energética basada en energías más limpias, argumentó Aliyev.

Después de las cumbres de Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Azerbaiyán, la COP30 irá a América Latina y se realizará en la amazónica Belem do Pará, Brasil, en 2025.

Pero Guterres insistió en que de la cita en Bakú “los países en desarrollo no deben irse con las manos vacías” e instó a los líderes mundiales a centrarse en áreas para la acción inmediata.

En primer término, realizar reducciones de emisiones de emergencia: reducir las emisiones en nueve por ciento cada año hasta alcanzar, en 2030, 43 % de los niveles de 2019, como la forma más clara de limitar el aumento de la temperatura global.

Luego “hacer más para proteger a las personas de los estragos de la crisis climática”, y recordó que la brecha entre las necesidades de adaptación y la financiación podría alcanzar los 359 000 millones de dólares al año en 2030.

“Los dólares que faltan no son abstracciones en un balance: son vidas perdidas, cosechas perdidas y desarrollo negado”, expresó Guterres.

A-E/HM

 

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