BAKÚ – Como se esperaba, la financiación climática ha ocupado el centro del escenario en la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre cambio climático, que se celebra en Bakú, en un intento por renovar el enfoque global en las finanzas como medio para transformar las ambiciones climáticas en acciones tangibles y sostenibles.
Los países africanos están perdiendo hasta 5 % de su producto interno bruto (PIB), y muchos de ellos desvían hasta 9 % de sus presupuestos para responder a los impactos climáticos.
Se necesitarán más de 2,5 billones (millones de millones) de dólares anuales en financiación condicional e incondicional entre 2020 y 2030 para poner en práctica las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, en inglés) de África o los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los impactos del cambio climático.
Con este objetivo, el continente ha definido sus «mínimos irreductibles» para la COP29.
«En cuanto a la financiación climática, para África, el éxito en la COP29 se basa en lograr un objetivo de financiación ambicioso, transparente y con plazos, alineado con las necesidades evaluadas de los países en desarrollo», afirma afirma el embajador Ali Mohamed, enviado especial de Kenia para el cambio climático y presidente del Grupo Africano de Negociadores.
Añadió que «un elemento central de este objetivo es la financiación pública internacional que se proporciona en forma de subvenciones, sobre la base de un acuerdo de reparto de la carga entre los países desarrollados, en consonancia con sus obligaciones en virtud de la Convención y el Acuerdo de París».
Sobre la posición y las expectativas de África en la COP29, que comenzó el día 11 y se prolongará hasta el día 22, Mohamed afirmó: «El texto del NCQG compartido por los copresidentes esta completamente desequilibrado. Intentaba redefinir los artículos acordados del Acuerdo de París».
El NCQG es la sigla en inglés dle Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado de financiamiento climático, que debe salir de esta conferencia anual, definida como «la cumbre de la financiación).
A juicio de Mohamed, «las cuestiones relativas a la financiación de la lucha contra el cambio climático se estipulan adecuadamente en el artículo 9; y nosotros, como personas del mundo en desarrollo, no nos sentíamos cómodos con eso, por lo que tuvo que ser completamente dejado de lado tras nuestras presentaciones».
Recordó el contexto de los importantes retos de África relacionados con el clima, como las graves sequías en toda la región meridional, los devastadores episodios de inundaciones en el Cuerno de África tras cinco terribles temporadas de sequía y más de un millón de personas en África Occidental desplazadas por los caprichos climáticos.
Por ello, afirmó, África está presionando para que se establezca un objetivo acorde sobre financiación climática para hacer frente a estos retos.
«Durante la COP de Dubái del año pasado nos comprometimos a que el mundo pasaría a un entorno con bajas emisiones de carbono y resistente al clima, lo que requiere inversiones y una financiación adecuada y fiable», destacó.
«Por eso estamos presionando. Muchos grupos han dado cifras de financiación del orden de billones de dólares. Y ese es el debate actual. No hay discusión sobre la magnitud de las cantidades necesarias para la transición de la comunidad mundial. Y eso es lo que África y otros países en desarrollo están pidiendo aquí», añadió.
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Cheikh Fadel Wade, del movimiento Waterkeeper Alliance de Senegal, explicó que «participo como representante de las comunidades. Estamos sufriendo gravemente las consecuencias del cambio climático y estamos impacientes por ver avances en la entrega de fondos a los países africanos a través del Fondo de Pérdidas y Daños».
«Llevamos tiempo hablando de pérdidas y daños, pero necesitamos ver el dinero. Debemos definir objetivos claros para la adaptación y seguir adelante con las finanzas para su implementación», explicó a IPS.
Según Wade, las necesidades financieras ya no se cifran en miles de millones, sino en billones, ya que las pérdidas y los daños se ven por todas partes.
Puso como ejemplo que quienes llegan a Bargny, una ciudad costera a las afueras de la capital de Senegal, Dakar, ven claramente la destrucción climática: paredes agrietadas y derrumbadas, techos dañados y con goteras, e incluso edificios hundidos son comunes debido a la subida del nivel del mar causada por el aumento de las temperaturas.
África podría necesitar hasta 580 000 millones de dólares anuales de aquí a 2030 y 1,7 billones de dólares anuales de aquí a 2050 sólo para pérdidas y daños.
Las principales demandas de Greenpeace África para la COP29 incluyen la «aplicación de un impuesto sobre los daños climáticos a las empresas de combustibles fósiles para financiar la reparación de pérdidas y daños».
También suman «el aumento significativo de la financiación pública para el clima a través del NCQG, priorizando las necesidades de adaptación y mitigación de las naciones africanas».
Otras demandas clave de Greenpeace incluyen el establecimiento de fuertes salvaguardas contra falsas soluciones como las compensaciones de carbono que amenazan los ecosistemas densos en carbono de África.
Igualmente, compromisos concretos para una transición rápida y justa que abandone los combustibles fósiles, junto con el reconocimiento y elevación de las voces africanas, incluidos los jóvenes activistas, las comunidades indígenas y las organizaciones de la sociedad civil, a la hora de abordar la crisis climática.
En general, el embajador Mohamed, presidente del Grupo Africano de Negociadores, subrayó que el compromiso financiero acordado debería «abordar las necesidades de adaptación, pérdidas y daños, y mitigación de los países en desarrollo, incluidas las transiciones justas».
«Para Las decisiones de esta COP deberían enviar una señal clara a la arquitectura financiera internacional, subrayando la necesidad de reforma y abordando los retos de sostenibilidad de la deuda para los países en desarrollo, en particular el alto coste del capital», concluyó.
T: MF / ED: EG