BEIRUT – Miles de familias desplazadas por dos meses de intenso conflicto regresaban a sus hogares en esta capital y en el sur del Líbano este miércoles 27, primer día del alto el fuego pactado entre el ejército de Israel y la milicia chií libanesa Hezbolá.
“Inmediatamente después de que el alto el fuego entrara en vigor a las 4:00 de la mañana, los residentes del sur del Líbano, los suburbios del sur de Beirut y el valle de la Bekaa comenzaron el regreso después de meses de desplazamiento forzado”, informó la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Un tráfico intenso pudo observarse durante la jornada en la autopista que enlaza Beirut con las zonas del sur libanés.
Tel Aviv y Hezbolá llegaron a un acuerdo para detener la confrontación que comenzó el 8 de octubre de 2023, cuando la milicia libanesa inició a una campaña de ataques contra el norte de Israel en solidaridad con el pueblo de la palestina Franja de Gaza, objeto de una ofensiva militar de represalia por fuerzas israelíes.
Desde entonces los ataques israelíes causaron la muerte de 3823 personas y 15 800 resultaron heridas, según el Ministerio de Salud de Líbano, y 1,2 millones (el país cuenta 5,5 millones de habitantes) debieron huir de sus hogares, sobre todo desde el sur fronterizo con Israel, y desde Beirut.
Según Hezbolá, su resistencia produjo la muerte de 110 militares israelíes y más de 1000 resultaron heridos. También fueron heridos varios efectivos de la fuerza internacional de la ONU que se interpone entre las fuerzas combatientes.
Las pérdidas económicas fueron estimadas por el Banco Mundial en unos 8500 millones de dólares -273 millones en el lado israelí- y solo en Beirut fueron destruidos por los bombardeos 262 edificios.
Mientras regresaban decenas de miles de libaneses a sus hogares –miles huyeron a la vecina Siria-, agencias de las Naciones Unidas se abocaban a entregar ayuda humanitaria para facilitar ese retorno.
Acnur informó de que 11 camiones de la agencia entregaron suministros de emergencia a 3100 personas en la ciudad oriental de Baalbek, incluyendo mantas, chaquetas de invierno, láminas de plástico, lámparas solares y colchonetas.
“Seguiremos colaborando estrechamente con las autoridades locales y nuestros socios para proporcionar la asistencia que tanto necesitan las personas afectadas y ayudarles a mantenerse calientes y seguras este invierno”, indicó la agencia.
Catherine Russell, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dijo que “ahora es urgente trabajar sin descanso para garantizar que esta paz sea duradera. Los niños, las niñas y las familias deben poder regresar a sus comunidades en condiciones de seguridad”.
Según Unicef, más de dos millones de niños están sin escolarizar a causa de la guerra, que ha destruido hogares y hospitales, y muchos se han visto obligados a carecer de acceso a la atención sanitaria y otros servicios básicos.
“Este alto el fuego es una oportunidad no solo para poner fin a la violencia, sino para trazar un camino que dé prioridad a la seguridad y el bienestar de los niños y las familias”, por lo que “pedimos a todas las partes que mantengan sus compromisos y respeten el derecho internacional”, dijo Russell.
Ya a última hora del martes 26 el secretario general de la ONU, António Guterres, había saludado el anuncio de cese del fuego que hicieron autoridades de Estados Unidos, Francia, Israel y Líbano.
En su declaración, Guterres expresó su esperanza de que el acuerdo “pueda poner fin a la violencia, la destrucción y el sufrimiento que ha estado padeciendo la población de ambos países”, Israel y Líbano, e instó a las partes a que “respeten plenamente y apliquen rápidamente todos los compromisos contraídos en virtud de este acuerdo”.
Los dirigentes de los gobiernos occidentales que promovieron el acuerdo expresaron también su esperanza de que sirva como referencia para detener el conflicto en la Franja de Gaza, que ha costado más de 41 000 muertes y la pérdida de los medios de subsistencia para la mayoría de sus 2,3 millones de habitantes.
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