BAKÚ – El óxido nitroso (N₂O), un potente gas de efecto invernadero, está acelerando rápidamente el cambio climático, dañando la capa de ozono y planteando una grave amenaza para la salud pública, según una nueva evaluación divulgada este miércoles 13 en la cumbre sobre el clima que se realiza en la capital de Azerbaiyán.
El N₂O, emitido principalmente por prácticas agrícolas como el uso de fertilizantes sintéticos y estiércol, es el tercer gas de efecto invernadero más importante y la principal sustancia que daña la capa de ozono que aún se libera a la atmósfera.
El estudio fue elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Kaveh Zahedi, director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO, planteó que “abordar las emisiones de óxido nitroso es esencial para garantizar una agricultura sostenible, inclusiva y resiliente que ayude a los países a alcanzar sus objetivos en materia de clima y seguridad alimentaria”.
“Como muestra claramente la evaluación, hay formas de producir más con menos, mejorando la eficiencia del uso del nitrógeno en la agricultura y reduciendo su aplicación”, añadió Zahedi.
La evaluación, lanzada en la 29 Conferencia de las Partes COP29) de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, señala que las emisiones están aumentando más rápido de lo esperado y que se requieren acciones inmediatas para frenar los impactos ambientales y en la salud de este súper contaminante.
Además, ponen en peligro el objetivo de limitar el calentamiento global para 2050 a no más de 1,5 grados centígrados sobre los niveles de la era preindustrial, por lo que se requieren acciones urgentes para disminuir esas emisiones hacia la atmósfera.
Los 10 principales países productores de emisiones de óxido nitroso son China, India, Estados Unidos, Brasil, Rusia, Pakistán, Australia, Indonesia, Turquía y Canadá.
El óxido nitroso es aproximadamente 270 veces más potente que el dióxido de carbono en términos de calentamiento del planeta y actualmente es responsable de aproximadamente 10 % del calentamiento global neto desde la revolución industrial.
Se la considera la sustancia que más daña la capa de ozono, que filtra los rayos ultravioleta que afectan la salud humana, pues expone a las personas a cáncer de piel y cataratas en la visión, entre otras dolencias.
La evaluación muestra que abordar de forma proactiva el problema del N₂O contribuiría a la recuperación continua de la capa de ozono, lo que ayudaría a evitar un futuro en el que gran parte de la población mundial esté expuesta a niveles nocivos de rayos ultravioleta.
Advierte que sin una acción urgente sobre las crecientes emisiones de N₂O, no existe una vía viable para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados y proporciona herramientas tangibles para reducir las emisiones en más de 40 % respecto de los niveles actuales.
Sostiene que adoptar medidas ambiciosas para reducir las emisiones de N₂O puede ayudar a prevenir hasta 20 millones de muertes prematuras en todo el mundo para 2050 debido a la mala calidad del aire, y evitar el equivalente a hasta 235 000 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono para 2100.
Mediante la transformación de los sistemas de producción de alimentos y el replanteamiento de los enfoques sociales para la gestión del nitrógeno, se podrían lograr reducciones aún mayores, de acuerdo con el estudio.
La evaluación muestra que también las emisiones de N₂O de la industria química se pueden reducir de forma rápida y rentable.
Las medidas de reducción también mejorarían la calidad del agua, la salud del suelo, y protegerían los ecosistemas de los impactos de la escorrentía de nitrógeno.
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