Avance social y retroceso en gobernanza global en G20 de Brasil

El presidente Luiz Inácio Lula Silva preside la apertura de la cumbre del Grupo de los 20 en Río de Janeiro el lunes 18 de noviembre. A su lado están el primer ministro de India, Narendar Modi, y el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, y más alejados los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, de Francia, Emmanuel Macron, y de China, Xi Jinping. Imagen: Tomaz Silva / Agência Brasil

RÍO DE JANEIRO – El lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza selló el avance social del Grupo de los 20 (G20) países de destacadas economías industriales y emergente, en su cumbre de dos días, iniciada en Río de Janeiro este lunes 18, bajo sombras de disidencia de la extrema derecha.

El anfitrión, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, anunció la creación oficial de la alianza en su discurso inaugural de la cumbre. “No se trata solo de hacer justicia, es una condición imprescindible para construir sociedades más prósperas y un mundo de paz”, destacó.

Informó que 81 países, 26 organismos internacionales, nueve instituciones financieras y 31 fundaciones filantrópicas y organizaciones no gubernamentales ya se incorporaron a la iniciativa. El Bando Interamericano de Desarrollo anunció créditos adicionales por 25 000 millones de dólares para contribuir a sus objetivos.

La movilización mundial contra el hambre es el “mayor legado” que deja el año de  presidencia brasileña del G20 y una marca nacional de Lula que se extiende al mundo. Su primer período en el gobierno brasileño (2003-2010) sobresalió por su programa “hambre cero”, con variadas políticas sociales y agrícolas con ese fin.

Brasil aprovechó su presidencia anual del G20, desde diciembre de 2023, para sumar la dimensión social a las cuestiones financieras que condujeron a la formación del grupo en 1999, como foro de cooperación económica internacional tras la crisis asiática, t a sus reuniones cumbre a partir de la crisis global de 2008.

Hambre, pobreza y desigualdad constituyen la primera de las tres prioridades adoptadas por el gobierno brasileño para el proceso de debates que comprendió 130 reuniones de ministros, diplomáticos y otras autoridades, en que se aprobaron 41 documentos de nivel ministerial y que culminan en la cumbre.

Crisis climática y reforma de la gobernanza global son otros temas elegidos por Brasil como prioritarios, que desataron los disensos manifestados por Argentina, en una aparente intervención de su presidente, Javier Milei, como vocero oficioso del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

Igualdad de género y la tributación de los milmillonarios son temas en que la delegación argentina pasó a oponerse, impidiendo el consenso para inclusión en la declaración final a ser aprobada al final de la cumbre el martes 19.

Cuestiones climáticas y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con metas para 2030 definidos por la Naciones Unidas, también sufrieron restricciones argentinas. Las negociaciones prosiguen, con el presidente francés, Emmanuel Macron, que visitó Argentina en la víspera, buscando disuadir Milei de sus discrepancias o al menos atenuarlas.

El presidente estadounidense, Joe Biden, en la cumbre del Grupo de los 20, después de visitar los alrededores de Manaus, la capital del estado de Amazonas, y mirar desde el helicóptero los ríos casi vacíos, tras la fuerte sequía que afecta la Amazonia. Esta cumbre representa su despedida de la escena internacional, ya que el 20 de enero retornará al poder Donald Trump. Imagen: Tomaz Silva / Agência Brasil

Sin consenso, la declaración del G20 en Río de Janeiro, que se dará a conocer en su conclusión, puede omitir algunos temas o adoptar un lenguaje ambiguo o indefinido.

Los dos dias de la cumbre contemplan los discursos de las decenas de mandatarios presentes, mientras ellos y sus diplomáticos negocian los términos de la declaración final de la cumbre, que se escenifica en el Museo de Arte Moderno de Río.

También ocurren numerosos encuentros bilaterales de jefes de Estado y de gobierno en los varios hoteles de lujo en que se hospedan las delegaciones extranjeras, en la zona playera de Río de Janeiro. Lula tuvo nueve de esos encuentros el domingo 17, después de participar el dia anterior en la clausura del G20 Social.

El negacionismo de Milei en relación a la crisis climática se evidenció en su orden, el 13 de noviembre, para la retirada de la delegación argentina de la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre cambio climático, que tiene lugar en Bakú, capital de Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre.

Con Trump en el gobierno de Estados Unidos a partir del 20 de enero, es previsible que esas disensiones debilitarán el G20 como un foro multilateral de búsqueda de soluciones para los grandes problemas mundiales, más ágil que las Naciones Unidas con sus 193 miembros.

El gobierno brasileño introdujo la participación de la sociedad civil en el proceso como forma de fortalecer las posiciones del G20 y presionar a sus mandatarios a promover las acciones correspondientes.

El G20 Social, el foro paralelo inaugurado por Brasil y que Sudáfrica se comprometió a mantener como sucesora en la presidencia del grupo, reunió 47 945 participantes de variados sectores en la Cumbre Social que tuvo lugar en Rio de Janeiro del 14 al 16 de noviembre.

El presidente argentino, Javier Milei, en la mesa inaugural de la cumbre del Grupo de los 20 en Río de Janeiro, se destaca como la figura de la discordia en el grupo de grandes economías industriales y emergentes. Imagen: Tomaz Silva / Agência Brasil

La declaración final de la sociedad reforzó las propuestas brasileñas, en defensa de políticas contra el hambre y la desigualdad, una transición justa y financiamientos accesibles en la cuestión climática, y una gobernanza global con mayor participación del Sul Global en las decisiones.

Tributación progresiva de los superricos, “acceso democratizado a la tierra y al agua” para la población pobre, economías inclusivas con un mercado de trabajo más formalizado y un fondo para la protección de los bosques tropicales son reclamos concretos del G20 Social.

Pero el combate al hambre debe quedar como el gran logro de Lula en el G20, incluso porque favorece el consenso. Además es una bandera permanente del presidente brasileño.

Las políticas sociales de su primer período en la presidencia brasileña, continuadas por su sucesora, Dilma Rousseff (2011-2016), del mismo Partido de los Trabajadores (PT), sacó Brasil del “mapa del hambre” de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2014.

El abandono de esas políticas devolvió el país al mapa negativo en 2022, con 3,9 % de la población nacional en inseguridad alimentaria grave. Brasil tiene 212 millones de habitantes. Lula prometió superar nuevamente ese cuadro dramático hasta 2026, último año de su nuevo gobierno.

Su discurso en la cumbre del G20 repitió sus prédicas contra el hambre que afecta a 733 millones de personas en el mundo, según la FAO. Es “inadmisible” en un mundo que produce 6000 millones de toneladas de alimentos y gasta 2,4 billones de dólares en armas cada año, protestó.

La Cumbre reune 55 delegaciones extranjeras, buena parte encabezadas por presidentes o primeros ministros. El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, participa después de visitar la Amazonia en la víspera. En total son 19 paises miembros del G20, otros 19 países invitados, entre los cuales cinco latinoamericanos, más organismos internacionales, así como la Unión Europea y la Unión Africana.

ED: EG

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