NACIONES UNIDAS – La violencia, dentro de crisis superpuestas, acecha a centenares de millones de niños en todo el mundo y ningún país es inmune a ese flagelo, expuso un nuevo informe de la Secretaría General de las Naciones Unidas.
“El problema actual es que no hay ningún país que sea inmune, ningún niño es inmune, en todos los países nos encontramos con muchas, muchas formas de violencia”, dijo la diplomática marroquí Maalla M’Jid, representante especial de la ONU sobre la violencia contra los niños.
La pobreza, las desigualdades, los desplazamientos, los conflictos, el cambio climático, la explotación sexual y la inseguridad alimentaria son algunos de los lastres que afectan a cada vez más niños en el mundo, sostiene el informe.
La vulnerabilidad de los niños ante la violencia se agudiza en todo el mundo debido a esas múltiples crisis superpuestas, además de que 333 millones viven en la pobreza extrema y 1000 millones -en un planeta con 8200 millones de habitantes- sufren pobreza multidimensional.
“Los niños no son un problema que haya que resolver, sino un activo en el que hay que invertir. Y creo que, si no cambiamos nuestra mentalidad, no vamos a cumplir nuestra promesa”: Maalla M’Jid.
El informe de M’Jid explica que esa pobreza no es privativa de los países más atrasados, puesto que 20 % de la población infantil de las naciones más ricas del mundo vive en la pobreza.
Agrega que si bien hacia 2022 se estabilizaron los niveles globales de hambre e inseguridad alimentaria –que afecta a unos 700 millones de personas- 148 millones de niños menores de cinco años sufren un retraso del crecimiento.
Además, el número de niños sin escolarizar ha aumentado en seis millones a partir de 2021, para llegar ahora a 250 millones.
La inestabilidad política, la naturaleza cambiante de la delincuencia organizada nacional y transnacional, y la violencia generalizada, incluida la violencia sexual, también figuran en la lista de crisis que afectan desproporcionadamente a la niñez.
M’Jid apuntó que un mismo niño puede ser víctima de diversas formas de violencia, por ejemplo en línea y en distintos entornos, “y puede ser en línea y fuera de línea”.
En el universo de la población infantil vulnerable, los que se llevan la peor parte de las múltiples formas de violencia son los niños en movimiento, en particular los que no están acompañados y se han separado de su familia, los apátridas, los internados en una institución, las niñas, y los niños con discapacidad.
También los de minorías étnicas o lingüísticas, los indígenas, los que están en situación de calle, los que sobreviven en la pobreza, y los que habitan en zonas afectadas por conflictos o en situaciones de crisis humanitaria.
El informe indica que a finales de 2022, más de 450 millones de niños, o uno de cada seis, vivían en zonas de conflicto, el mayor número de los últimos 20 años.
Con respecto a los niños desplazados, los datos sugieren que sumarían 48 millones.
El estudio también resalta que la crisis climática multiplica el peligro que afrontan los niños de sufrir violencia y alerta de que cerca de 1000 millones de niños corren ahora un riesgo extremadamente alto de verse afectados por ese fenómeno.
En el apartado sobre la violencia armada, el texto refiere que la circulación de armas, la delincuencia organizada y el aumento de las disparidades sociales la agravan, cobrándose un gran número de vidas infantiles.
“Alrededor de 15 % de las víctimas de homicidio en 2021 fueron niños”, apunta el informe, y agrega que América se enfrenta a un mayor riesgo de asesinatos que cualquier otra región con una tasa de 15 víctimas por cada 100 000 habitantes.
La violencia en línea es otro de los grandes problemas para los niños de hoy en todo el mundo pese a las desigualdades en el acceso a internet.
Alrededor de 300 millones de niños han sufrido explotación y abusos sexuales en línea en los últimos 12 meses, y las tecnologías nuevas y en desarrollo, como la inteligencia artificial generativa, plantean nuevos riesgos para la seguridad infantil.
Según el informe, hasta 15 % de los niños del mundo declaran haber sido víctimas de ciberacoso, y los peligros en línea incluyen, entre otros, la exposición a contenidos violentos y sexuales, la promoción del suicidio y las conductas autolesivas.
Asimismo, el discurso de odio, la discriminación, el racismo y la xenofobia, la delincuencia organizada y la circulación de armas, la trata facilitada por la tecnología, y el reclutamiento en grupos delictivos, armados o extremistas violentos.
Agrega el informe que, en muchos casos, quienes someten a los niños a violencia física, emocional o sexual son personas en las que confían, como sus padres y cuidadores, compañeros, vecinos, maestros u otros miembros de la comunidad.
La disciplina violenta ejercida por los cuidadores es la forma más común de violencia contra los niños. Cerca de 400 millones de menores de cinco años en el mundo soportan a menudo agresiones psicológicas o castigos corporales en su casa.
En más de un tercio de los países, al menos cinco por ciento de las mujeres jóvenes han dicho haber sufrido violencia sexual en la infancia, y una de cada cinco adolescentes ha sufrido recientemente violencia de pareja.
La representante especial reconoció que las prácticas nocivas están disminuyendo, pero lamentó que esa disminución no mantiene a un ritmo acorde con el crecimiento demográfico, y recalcó que al ser la violencia una resultante de muchos factores, “si no se abordan desde el origen, no se acabará”.
“Los niños no son un problema que haya que resolver, sino un activo en el que hay que invertir. Y creo que, si no cambiamos nuestra mentalidad, no vamos a cumplir nuestra promesa. Así que espero que lo hagamos”, concluyó M’Jid.
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