GINEBRA – La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó este jueves 3 el Plan Estratégico Mundial de Preparación, Disposición operativa y Respuesta para hacer frente al dengue y otros arbovirus transmitidos por mosquitos Aedes.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, dijo al presentar el plan es esta ciudad suiza que “la rápida propagación del dengue y de otras enfermedades arbovirales en los últimos años es una tendencia alarmante que exige una respuesta coordinada intersectorial y transfronteriza”.
El plan “es una hoja de ruta para revertir la tendencia de esta enfermedad y otras enfermedades arbovirales transmitidas por Aedes, proteger a las poblaciones vulnerables y allanar el camino para un futuro más saludable”, dijo Tedros.
“Desde el mantenimiento de entornos limpios hasta el apoyo al control de vectores y la búsqueda y prestación de atención médica oportuna, todas las personas tenemos una función que desempeñar en la lucha contra el dengue”, agregó.
En todo el mundo se reportaron este año, hasta agosto, 12,3 millones de casos de dengue, casi el doble de los 6,5 millones registrados en todo 2023; y América es la región de OMS más castigada, con 11 890 000 casos, según la Organización Panamericana de la Salud.
Brasil es el país con más casos, 9 653 000, seguido de Argentina con 576 000, y México con 311 000 casos.
El Cono Sur reúne 10,5 millones de casos, México-América Central 664 000, la subregión andina 630 000 (sin datos sobre Venezuela), el Caribe de habla hispana 14 000 (9000 en República Dominicana) y el resto del Gran Caribe 65 000 casos. En Estados Unidos se reportaron 1925 casos y ninguno en Canadá.
El Plan de la OMS tiene por objeto reducir la carga de morbilidad, el sufrimiento y las muertes por dengue y otras enfermedades transmitidas por Aedes, como el zika y el chikungunya, fomentando una respuesta mundial coordinada.
Esboza las medidas prioritarias para controlar la transmisión y hace recomendaciones a los países, sobre vigilancia de enfermedades, tareas de laboratorio, control de vectores, participación comunitaria, el manejo clínico y la investigación y el desarrollo, con un enfoque regional en el que interviene el conjunto de la sociedad.
Se estima que 4000 millones de personas (la población mundial se cifra en 8200 millones) están expuestas al riesgo de infección por arbovirus en todo el mundo y que la cifra aumentará a 5000 millones de aquí a 2050.
El dengue es endémico en climas tropicales y subtropicales, especialmente en Asia sudoriental, el Pacífico Occidental y América.
En diciembre de 2023, la OMS clasificó el actual recrudecimiento mundial del dengue como emergencia de grado 3, el más alto, con el fin de ayudar a los países a reforzar sus capacidades de vigilancia y llevar a cabo actividades de respuesta.
Factores como la urbanización no planificada y prácticas deficientes en materia de agua, saneamiento e higiene, el cambio climático, y los viajes internacionales, facilitan la rápida propagación geográfica del dengue, actualmente endémica en más de 130 países.
También se observan tendencias similares en otras enfermedades arbovirales, como el zika, el chikungunya y, más recientemente, la enfermedad por el virus de Oropouche, especialmente en América.
Esta escalada mundial subraya la necesidad urgente de contar con una estrategia sólida para mitigar los riesgos y salvaguardar a las poblaciones, subraya la OMS.
Considera particularmente preocupante la situación en África, donde los países luchan contra múltiples enfermedades en un contexto de conflictos y desastres naturales, lo que ejerce una presión adicional sobre sus ya frágiles sistemas de salud.
El Plan Estratégico Mundial comprende cinco componentes clave que son esenciales para una respuesta eficaz a los brotes, comenzando por coordinación de emergencias e instalación de una jerarquía de responsabilidades.
Luego, vigilancia colaborativa, con establecimiento y uso de herramientas para la detección temprana y el control del dengue y otros brotes transmitidos por Aedes, así como fortalecer la vigilancia basada en indicadores, eventos, análisis epidemiológicos, diagnósticos de laboratorio e investigaciones sobre el terreno.
En tercer lugar, protección de las comunidades, haciéndolas partícipes a través de un diálogo activo y la adaptación local de las medidas de prevención y respuesta, en particular el control de las poblaciones de mosquitos.
Le siguen las propuestas de atención segura y ampliable a escala, garantizando un manejo clínico eficaz y servicios de salud resilientes, para garantizar que los pacientes reciban una atención adecuada, y prevenir la enfermedad y la muerte.
Y, finalmente, acceso a contramedidas: promover la investigación y la innovación para mejorar los tratamientos y las vacunas eficaces contra estas enfermedades.
El Plan se aplicará a lo largo de un año, hasta septiembre de 2025, y requiere 55 millones de dólares para apoyar las actividades de preparación, disposición operativa y respuesta en materia de salud, hizo saber la OMS.
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