BULAWAYO, Zimbabue – Christian Keambou Tiambo siempre ha deseado mejorar las comunidades agrícolas locales a través de la ciencia de vanguardia.
Mientras el cambio climático causaba estragos en la agricultura local, Tiambo, científico ganadero del Centro de Genética y Salud del Ganado Tropical (CTLGH, en inglés) y del Instituto Internacional de Investigación Ganadera (Ilri, en inglés), se centró en la conservación y el desarrollo de ganado que pudiera resistir el estrés ambiental.
La genómica cambia las reglas del juego
La investigación de Tiambo dio un giro apasionante cuando parte de sus estudios de doctorado consistieron en caracterizar y establecer poblaciones locales de aves de corral con un interesante potencial de resiliencia. Sin embargo, la necesidad de acceso local a herramientas genómicas avanzadas era un obstáculo para aprovechar plenamente este potencial.
Hoy en día, el poder de los datos digitales y la secuenciación de la información es transformador.
Está impulsando el descubrimiento de genes y la innovación en la agricultura mediante la identificación y caracterización en profundidad de patógenos en plantas y animales.
Esto está ayudando a los científicos a criar ganado adaptado a las condiciones y sistemas de producción locales, beneficiando así a las comunidades locales que han sido custodios de los recursos genéticos durante generaciones.
Pero hay un problema: África, como otras partes del Sur global, es una mina de oro genética, pero no ha capitalizado plenamente la información digital sobre secuencias (DSI, en inglés) derivada de su patrimonio genético.
La DSI es una herramienta que proporciona información para la identificación precisa de organismos vivos y permite desarrollar herramientas de diagnóstico y tecnologías para la conservación en animales y plantas.
Además, la DSI también se utiliza en la investigación de las relaciones dentro de las especies y entre ellas, así como en la cría de plantas y animales para predecir su valor de reproducción y su contribución potencial a las generaciones futuras.
Según Tiambo, la DSI puede utilizarse para ajustar los genotipos y producir animales con los rasgos deseados, adaptados a las condiciones locales pero con mayor productividad.
Una innovación prometedora ha sido el desarrollo de tecnologías sustitutas en aves de corral, pequeños rumiantes, ganado vacuno o porcino, que dan la oportunidad a las razas locales, adaptadas y resistentes, de portar y difundir semen de razas mejoradas en entornos difíciles.
«Los ganaderos no tendrían que seguir solicitando inseminadores y semen fuera de su aldea», explicó Tiambo a IPS desde las oficinas del Ilri en Nairobi, señalando que este cambio podría mejorar drásticamente la cría de ganado, la difusión de genética de élite, impulsar la seguridad alimentaria y aliviar la pobreza en zonas rurales remotas de África.
La cooperación mundial entre las partes interesadas del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal es clave para establecer directrices internacionales sobre el reparto de beneficios de los recursos de genética animal y su información asociada, incluida la DSI.
El uso de la genética y los conocimientos tradicionales asociados incluye la adaptación de ganado específico a entornos concretos. Esto contribuye al desarrollo de razas animales tropicales mejoradas y de élite con rasgos particulares que satisfacen las necesidades de la comunidad para mejorar los medios de subsistencia, dijo.
«El ganado local no es sólo para la alimentación, sino que es nuestro patrimonio, cultura y valor social», dijo Tiambo, añadiendo que conservar el ganado es conservar la cultura local, la ética social y la inclusión, teniendo en cuenta los aspectos de género.
Por ejemplo, el ganado de raza muturu y bakosi es utilizados en la dote en Nigeria y Camerún, mientras el de la raza bamileke sigue siendo sagrado y mantiene el ecosistema del bosque sagrado en parte de las tierras altas occidentales de Camerún.
«Nunca he visto ninguna ceremonia tradicional realizada con pollos exóticos en ningún pueblo africano», afirmó.
La genética y la DSI, según Tiambo, «cambian las reglas del juego» al acelerar la cría de ganado con los rasgos deseados. Lo que antes llevaba de cinco a siete años o más, dice, ahora puede hacerse en sólo tres o cuatro ciclos con la ayuda de la genómica.
El IlriL ha estado trabajando con el Instituto Roslin, la Organización de Investigación Agrícola y Ganadera de Kenia y colaborando con la Oficina Interafricana de Recursos Animales de la Unión Africana, la Autoridad Nacional de Bioseguridad, las comunidades de agricultores, y los Sistemas Nacionales de Investigación Agrícola de África y el Sudeste Asiático en la conservación y el desarrollo de pollos locales mejorados utilizando tecnologías de células madre.
Cerrar la brecha de capacidades
La secuenciación digital necesita infraestructuras y recursos humanos. «Muchas infraestructuras, equipos y capacidades vienen de fuera de África, pero ¿cómo podemos también generar DSI y utilizarla localmente?». pregunta Tiambo.
Le preocupa que, si no se desarrolla la capacidad local para aprovechar la DSI, «mucha de la investigación con helicópteros seguirá realizándose en África, donde la gente vuela, elige lo que quiere y se va, y ningún científico africano participa en la generación y el uso de la DSI».
Los países tecnológicamente avanzados han explotado a menudo estos recursos genéticos, desarrollando productos y servicios comerciales sin mecanismos claros para compartir los beneficios monetarios y no monetarios con las comunidades locales, como exigirían la ética y el sentido común, una injusticia que necesita una corrección urgente.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
El uso de la DSI sobre los recursos genéticos es uno de los cuatro objetivos del Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, adoptado en 2022 con el fin de detener la pérdida de biodiversidad mundial para 2030.
ThankGod Ebenezer, bioinformático y cofundador del Proyecto BioGenoma Africano, sostiene que África debe aprovechar este momento para crear y reforzar la capacidad local de producir y utilizar DSI a partir de recursos genéticos.
«El establecimiento de un mecanismo de distribución de beneficios para la DSI es un primer paso en la dirección correcta y África necesita maximizar incluso este primer paso estableciendo un marco para generar y hacer uso de la DSI localmente», dijo Ebenezer a IPS.
Explicó que África necesita ser capaz de hacer secuenciación genética sobre el terreno con científicos locales que tengan la capacidad de traducirla y utilizarla.
El Proyecto BioGenoma de África, del que Tiambo también es miembro fundador, es una iniciativa continental de conservación de la biodiversidad que ha trazado una hoja de ruta sobre cómo África puede beneficiarse de la DSI y del fondo multilateral previsto.
«El principal beneficio es poder utilizar la DSI y, en última instancia, compartirla con la comunidad mundial de acuerdo con las normas y reglamentos nacionales e internacionales», afirmó Ebenezer, «porque si uno mismo no puede utilizar la DSI, siempre se sentirá como un proveedor, como quien saca petróleo crudo de la tierra y pide a otro que le añada valor y obtiene varios productos».
Ebenezer subrayó que «el fondo multilateral es clave». «Si alguien convierte el DSI en ingresos, por ejemplo, sólo está pensando en devolver 1 % al fondo. ¿Es eso suficiente para las comunidades que poseen esta biodiversidad?, inquirió.
En la 16 Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), la COP16, que se desarrolla en la ciudad colombiana de Cali desde el lunes 21 y hasta el 1 de noviembre, los líderes mundiales del sector debatirán mecanismos para un reparto justo y equitativo de los beneficios de la DSI, un paso fundamental para África y otras regiones ricas en biodiversidad.
Por ejemplo, África alberga ocho de los 34 puntos calientes de biodiversidad del mundo, según la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes).
«En cuanto a la negociación, nos gustaría que se aprobara el fondo DSI para que esté listo para su implementación, porque esta es una COP de implementación», dijo en Cali Susana Muhamad, presidenta de la COP16 y ministra colombiana de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible.
«Nos gustaría que la decisión de las partes diera a la COP los dientes para la implementación. Uno de ellos es la DSI», añadió.
Astrid Schomaker, secretaria ejecutiva del CDB, confía en que la cumbre en Cali ponga en marcha el mecanismo multilateral para el reparto de los beneficios derivados del uso de la información de secuenciación digital en la investigación genética.
«Vamos a estudiarlo. Y creo que es un término y una cuestión muy complejos, pero en última instancia se trata de cómo esas industrias, sectores y empresas que utilizan información de secuenciación digital sobre recursos genéticos que a menudo se encuentran en el sur global, pero no exclusivamente, cómo la utilizan y cómo pagan por utilizarla», dijo Schomaker.
Recordó que la COP15, celebrada en diciembre de 2022 en la ciudad canadiense de Montreal, acordó establecer un mecanismo multilateral y un Fondo para la DSI.
El reparto justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos es uno de los tres objetivos del CDB, que incluye la conservación de la diversidad biológica y el uso sostenible de sus componentes.
La meta 18 del CDB pretende reducir los incentivos perjudiciales en al menos 500.000 millones de dólares al año para 2030, dinero que podría canalizarse para detener la pérdida de biodiversidad.
El Instituto de Recursos Mundiales (WRI), en un documento de posición, ha instado a la COP16 a proporcionar más financiación e incentivos para apoyar los objetivos relacionados con la naturaleza y la biodiversidad.
Según el WRI, actualmente existe un desfase de 700 000 millones de dólares entre la financiación anual destinada a la naturaleza y lo que se necesita para 2030 para proteger y restaurar los ecosistemas, y señala que «muchos de los ecosistemas más biodiversos del mundo -y los mayores sumideros de carbono- se encuentran en países en desarrollo que no pueden salvarlos sin una ayuda financiera mucho mayor».
El WRI comentó que para atraer más financiación del sector privado harán falta incentivos, que pueden provenir de la política y la regulación, así como de estrategias basadas en el mercado para hacer más atractivas las inversiones en la naturaleza.
Pero esto no debería sustituir el cambio de subvenciones perjudiciales y la entrega de financiación pública internacional a los países que más la necesitan, argumentó el WRI.
Mientras el mundo se esfuerza por detener la pérdida de biodiversidad para 2030, los debates de la COP16 podrían ser cruciales para garantizar que África se beneficie finalmente de su propia riqueza genética.
T: MF / ED: EG