La guerra y la crisis climática amenazan la vida de millones de personas en Yemen

La yemení Arwa Saddam, de 8 meses, padece desnutrición y la médica Kamla Ali la examina y la trata en la ciudad de Adén. Imagen: Saleh Hayyan / Unicef

NACIONES UNIDAS – Yemen atraviesa actualmente una grave crisis humanitaria agravada por una letanía de problemas medioambientales. A los años de conflicto armado, se suman constantes tormentas de viento, inundaciones, desplazamientos masivos, brotes de cólera y una aguda inseguridad alimentaria

Son problemas que se retroalimentan y agravan hasta convertirse en un grave crisis para millones de yemeníes.

En la actualidad, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) estima que aproximadamente 70 % de la población de Yemen depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir.

Las hostilidades en Yemen se remontan al 16 de septiembre de 2014, cuando estalló la  guerra civil yemení.

Según informes de las Naciones Unidas (ONU), esa guerra ha causado más de 259 000 muertos hasta 2021, de los cuales aproximadamente 70 % son niños menores de cinco años. Se calcula que el número de víctimas será mucho mayor a partir al llegarse a los 10 años del conflicto.

La ONU negoció con éxito una tregua en abril de 2022 entre las partes beligerantes en Yemen, pero el conflicto armado y las violaciones de derechos humanos no han cesado. Los ataques contra civiles e infraestructuras críticas siguen siendo habituales e indiscriminados.

«A lo largo de los nueve años de conflicto en Yemen, las partes en conflicto han perpetrado violaciones generalizadas del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos, causando grandes daños a la población civil», asegura Human Rights Watch (HRW).

La organización humanitaria internacional con su sede central en Nueva York detalla que «el conflicto ha incluido ataques ilegales, incluidos probables crímenes de guerra, dirigidos contra viviendas, hospitales, escuelas y mercados, algunos de los cuales se llevaron a cabo de forma deliberada e indiscriminada».

La guerra civil en el país situado al sur de la península Arábiga ha agravado los problemas de inseguridad alimentaria e hídrica que sufre Yemen desde hace tiempo.

A lo largo de estos diez años de conflicto, innumerables comunidades se han visto perturbadas y desplazadas, y sus sistemas alimentarios se han vuelto casi totalmente inaccesibles.

Según la organización Global Rights Compliance, las partes beligerantes han atacado granjas, puertos pesqueros y sistemas de irrigación, haciendo que los alimentos y el agua escaseen para millones de yemeníes en apuros.

En 2022, la ONU había informado de que más de la mitad de la población carece de acceso a alimentos y agua potable.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estimó que en este2024 aproximadamente 17 millones de yemeníes se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria.

Estos problemas se agravaron desde 2023 cuando un bloqueo impuesto por los guerreros rebeldes hutíes  limitó significativamente el flujo de divisas, devastando la economía de Yemen. Esto provocó un fuerte aumento del coste de los alimentos, dejando a la mayoría de los yemeníes en un estado de vulnerabilidad.

Además, en este país de 34,5 millones de habitantes, la guerra ha provocado una de las mayores crisis mundiales de desplazamiento. Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 4,5 millones de yemeníes han sufrido múltiples desplazamientos internos.

Mientras la guerra continúa, el brote de cólera sigue empeorando. La destrucción de los sistemas de riego en Yemen ha afectado gravemente a la higiene.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informa de que, para este mes de septiembre, los casos sospechosos podrían alcanzar los 255 000.

Estas condiciones se han visto agravadas por una serie de violentas tormentas de viento e inundaciones.

Según la OIM, la capital, Saná, se ha visto azotada por fuertes vientos desde el 11 de agosto, que han causado importantes daños en 73 lugares de desplazamiento y en 21 000 hogares.

Los servicios públicos, como la electricidad, se han visto comprometidos, lo que ha limitado enormemente el acceso a la asistencia médica y la ayuda humanitaria.

Además, las lluvias torrenciales y las inundaciones han provocado la destrucción de varias infraestructuras críticas, como carreteras, refugios e instalaciones médicas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

La OIM hace hincapié en estas terribles condiciones, afirmando que «estas lluvias no sólo han provocado trágicas pérdidas de vidas humanas, sino que también han acabado con las pertenencias y los medios de supervivencia de comunidades enteras».

Actualmente, la OIM está proporcionando ayuda vital a las comunidades afectadas en Yemen, que incluye la gestión de campamentos, asistencia médica y recursos de higiene.

La organización ha lanzado un llamamiento de 13,3 millones de dólares para financiar estas iniciativas, y sólo se ha conseguido una parte de los fondos necesarios. Es imperativo que los donantes contribuyan, ya que esta crisis sigue empeorando día a día.

T: MF / ED: EG

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