NACIONES UNIDAS – Luego de más de 15 meses de guerra entre ejércitos rivales en Sudán, el campamento de Zamzam, con cientos de miles de refugiados en el occidente del país, sufre la primera hambruna declarada por un comité de expertos de las Naciones Unidas en siete años.
“Las señales de alarma estaban ahí desde hace meses. Ahora tenemos la trágica confirmación de que hay hambruna en la región sudanesa de Darfur del Norte”, declaró Mamadou Dian Balde, director regional para África oriental en la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Esa región, fronteriza con Chad, vive los más duros combates entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS, el ejército nacional) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), una milicia que mantiene bajo asedio a la capital regional, El Fasher.
Lo que se inició en abril de 2023 como un conflicto por el poder en Jartum, la capital, derivó en una guerra con decenas de miles de muertos y heridos en varias regiones, matanzas de civiles, conflictos étnicos agudizados, desplazamientos masivos de población y bloqueo del acceso para la ayuda humanitaria.
Dian Balde dijo que “con las atrocidades contra los derechos humanos, el desplazamiento forzoso de más de 10 millones de personas y la falta de los servicios más básicos para gran parte de la población, la catástrofe humanitaria más acuciante del mundo crece y se agrava cada día, amenazando con engullir toda la región”.
Unos dos millones de personas han llegado como refugiados a países vecinos, principalmente Chad, Sudán del Sur y Egipto.
El Comité de Examen de la Hambruna, integrado por expertos de varias agencias de la ONU, estudió la situación del campamento de desplazados de Zamzam, a las afueras de El Fasher, e hizo la primera determinación de hambruna en siete años, y la tercera en los 20 de la existencia de ese comité.
El anuncio confirmó los temores de la comunidad humanitaria y se produce después de que el pasado junio un análisis determinó que había 8,5 millones de personas que requerían asistencia alimentaria de emergencia y 755 000 de ellas estaban sometidas a condiciones catastróficas.
La determinación de hambruna significa que la población, incluida la infancia, ya ha empezado a morir de hambre y de enfermedades relacionadas, como desnutrición o infecciones.
Es el nivel más alto o clase 5 de la Clasificación Internacional en Gases (CIF), internacionalmente empleado para medir la seguridad alimentaria desde la fase uno (disponibilidad de alimentos suficientes) hasta la cinco (hambruna), y con niveles intermedios de inseguridad alimentaria moderada o grave.
Las agencias de la ONU advierten que la crisis instigada por el conflicto puede extenderse por todo Sudán, incluida Jartum, la capital a orillas del Nilo, y el sudoriental estado de Al Jazirah, antes considerado el granero de este país de 1,86 millones de kilómetros cuadrados y 48 millones de habitantes.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estimó que al menos 730 000 niños y niñas sufren este año desnutrición aguda grave, una de las formas más graves de malnutrición.
“La situación de hambruna en algunas partes de Sudán está infligiendo un sufrimiento inimaginable a los niños, las niñas y las familias del país, que ya estaban soportando las terribles consecuencias de la guerra”, declaró la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
En Zamzam, como en toda la región de Darfur, las graves restricciones de acceso a la ayuda humanitaria, en medio de los asedios y combates, constituyen una de las principales causas de la hambruna, y las agencias de la ONU insisten casi a diario en que los contendientes deben permitir su acceso.
“Deben levantar todas las restricciones y abrir nuevas rutas a un lado y otro de las fronteras, así como en las líneas del conflicto, de manera que los organismos de socorro puedan llegar hasta las comunidades que han quedado aisladas”, dijo Cindy McCain, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Otra gran limitación es la falta de recursos, para atender al estimado de 25 millones de sudaneses que están en situación de inseguridad alimentaria aguda.
El plan de las agencias de la ONU, para llegar con alimentos y otros auxilios a por lo menos 15 millones de personas este año, ha requerido un financiamiento de 2700 millones de dólares, pero se ha recibido menos de la tercera parte de ese monto.
Clementine Nkweta-Salami, coordinadora humanitaria de la ONU para Sudán, dijo que “para evitar que se produzca una hambruna a gran escala, los donantes deben aumentar urgentemente su asistencia financiera y, al mismo tiempo, utilizar medios diplomáticos para presionar en favor del acceso humanitario”.
“De lo contrario, asistiremos a una situación aún más catastrófica”, advirtió.
A-E/HM