La crisis de Yemen da un pequeño respiro a sus mujeres emprendedoras

Najat Jumaan, decana de las facultades de Comercio y Economía y de Finanzas y Gestión de la Universidad Ar Rasheed Smart, además de miembro de la Junta Directiva de Jumaan Trading and Investment

TORONTO, Canadá – Érase una vez un reino, el de Saba, el actual Yemen, que tenia una reina famosa y las mujeres, en presencia de los hombres, ocupaban una posición superior, literalmente. Se trató de Balkis, que reinó sobre los sabeos y que aparece en la Biblia por su relación con el rey Salomón, con el que habría tenido un hijo que gobernó sobre la actual Etiopia.

Después, las cosas se torcieron drásticamente en perjuicio de las mujeres yemeníes que viven bajo un arraigado sistema tribal y patriarcal, dentro de una sociedad rígidamente musulmana.

En medio de una guerra de ocho años entre el gobierno y los rebeldes hutíes, que ha provocado una de la peores crisis humanitaria del mundo, hay una pequeña buena noticia.

Mientras el conflicto armado mantiene a los hombres de Yemen ocupados en el frente o frentes, algunas mujeres han encontrado un respiro social y económico, derivado de la necesidad nacional de generar ingresos para ellas y sus familias.

Poco a poco, algunas mujeres se aventuraron a emprender pequeños negocios de bajo riesgo.

Dhekra Ahmed Algabri, directora ejecutiva de la fundación Al Amal, elogia el auge de las mujeres en muchos oficios y sectores comerciales, aunque estén «ligados a patrones conservadores establecidos por la sociedad, como la costura, la peluquería y el estilismo, la cocina, la artesanía, la producción de incienso y perfumes y la ropa femenina».

Ausencia de un sistema integrado e impulsor

Najat Jumaan, decana de las facultades de Comercio y Economía y de Finanzas y Gestión en la Universidad Ar Rasheed Smart ,cree que las mujeres yemeníes dirigen proyectos aquí y allá, «pero no están sujetas a un sistema integrado que las empodere y las anime desde jóvenes a ser un elemento activo en el proceso económico y productivo».

No obstante, algunas mujeres yemeníes se liberaron de los corsés culturales y entraron en campos tradicionalmente dominados por los hombres, como la programación y la ingeniería, dice Jumaan, quien también es integrante de la Junta Directiva de Jumaan Trading and Investment.

Por su parte, Algabri explica que «durante el conflicto en curso, las mujeres se dedicaron al comercio electrónico, el mercadeo electrónico y los servicios profesionales de consultoría y formación».

El lado positivo que las empresarias ven en la oscura situación de Yemen es que conocen al dedillo el cerrado mercado yemení.

«Puedo moverme en él y encontrar soluciones a varios de sus problemas, y cuando logras las cosas de una manera más natural y orgánica, atraes el reconocimiento público y cosechas una exposición suplementaria», afirma Eman al Maktari, cofundadora y directora ejecutiva de Mosnad Talents Marketplace.

De hecho, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el caso de la igualdad de género subrayan la necesidad de «la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades para el liderazgo en todos los niveles de toma de decisiones en la vida política, económica y pública».

En el caso de Yemen, más allá de casos visibles, faltan cifras oficiales y fiables sobre el alcance real de la contribución de las mujeres en la economía.

Jumaan reconoce que «la participación de las mujeres es muy limitada y son más pobres que los hombres en Yemen.

Su afirmación se ve confirmada por las estadísticas del Banco Mundial, que sitúan la participación de las mujeres en la población activa en un 5,1 por ciento, frente al 60,4 por ciento de los hombres en 2023.

El mismo estudio señalaba que no había estadísticas oficiales sobre la participación en las empresas. Solo 5,4 % de las mujeres tenían cuentas bancarias, frente a 18,4 % de los varones.

Dhekra Ahmed Algabri, directora ejecutiva de la Fundación Al Amal

Obstáculos y respaldos de las redes sociales

Los obstáculos de larga data están profundamente arraigados en la cultura de la sociedad yemení y se perpetúan a través de las generaciones, como la segregación hombre-mujer y la restricción de movimientos para las mujeres (el impuesto «mahram», que obliga a que sean acompañadas por un varón en sus desplazamientos).

Algunas excepciones individuales pueden superar algunas de las barreras, como en el caso de Al Maktari, cuya familia es más abierta, pero la mayoría se enfrenta a «un techo de cristal que les impide ascender, crecer, continuar y obtener beneficios», afirma Jumaan.

Para empeorar las cosas, aparecieron obstáculos relacionados con la guerra. El aeropuerto de Saná, la capital, estuvo cerrado durante mucho tiempo y dificultó la participación en reuniones y conferencias.

Además, Al Maktari relata que su nacionalidad yemení le impidió «entrar en otros países para participar en oportunidades disponibles para otras mujeres de todo el mundo, lo que supone una ventaja injusta. Los emprendimientos que hice habrían tenido un retorno dos o tres veces mayor si hubiera estado en otro país».

El rescate alternativo llegó de la mano de las redes sociales, que abrieron perspectivas para que las empresarias yemeníes promocionaran y mostraran su trabajo. Sin embargo, no resolvieron el problema de la inaccesibilidad regional y la reticencia de los inversores extranjeros a incorporarse al frágil y volátil mercado yemení y expandirse en él.

Eman al Maktari, cofundadora y directora ejecutiva de Mosnad Talents Marketplace

Incentivos pero un futuro poco claro

Algo positivo, destaca Algabri, es que la sociedad civil y las organizaciones donantes, el sector bancario y el gobierno están invirtiendo en «muchos incentivos, iniciativas y formas de apoyo a las empresarias mediante programas de formación, talleres, financiación, préstamos, redes profesionales y consultas».

La Federación General de Cámaras de Comercio e Industria de Yemen también desempeña un papel importante, aunque no destacado a la luz de la crisis, para apoyar al sector económico y comercial del país.

Al Maktari reconoce que se benefició de programas de tutoría y formación para entender el mundo de los negocios e iniciar uno propio.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

«Recibí el apoyo de un mentor indio en el campo de las tecnologías de la información, y me ayudó mucho a la hora de emerger como experta digital y encontrar una plataforma para construir proyectos y un nombre», explica.

Sin embargo, describe la situación actual de Yemen como «nebulosa», con un futuro poco claro para las empresarias en un país lastrado por múltiples obstáculos en el camino de las mujeres.

«Ni siquiera los economistas son capaces de responder a la pregunta sobre nuestro futuro. No podemos planificar anual o trimestralmente y tenemos planes empresariales a muy corto plazo», explica la emprendedora.

A pesar de todos los retos, la esperanza crece para las mujeres yemeníes.

«Si se cumplen las condiciones y los componentes del éxito, muchos de los cuales están relacionados con las mujeres y la creencia y el perfeccionamiento de sus capacidades, pueden alcanzar su poder económico cuando se les da la oportunidad de educarse, aprender, cualificarse y adquirir experiencias y talentos», afirma Jumaan.

T: MF / ED: EG

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