NACIONES UNIDAS – El Manifiesto Comunista, escrito por Karl Marx y Friedrich Engels en una época pasada, comienza con una advertencia implícita: «Un espectro recorre Europa: el espectro del comunismo».
Y hoy acecha otro espectro, esta vez en las Naciones Unidas: el espectro de una segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos desde enero de 2025.
Cuando Trump asumió el cargo por primera vez en enero de 2017, desfinanció, retiró o denigró varias agencias de la ONU e instituciones afiliadas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa), la Organización Mundial del Comercio, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, entre otras.
En el eventual caso de una segunda presidencia de Trump, ¿debería la ONU prepararse para otra pesadilla política?
Según un informe del estadounidense canal de televisión por cable CNN, se citó a Trump diciendo que si volvía a ser nuevamente inquilino de la Casa Blanca, restablecería y ampliaría la prohibición de viajar a personas procedentes de países predominantemente musulmanes, suspendería el reasentamiento de refugiados y deportaría agresivamente a aquellos a los que caracterizara de tener «simpatías yihadistas».
Citó los atentados del grupo islamista Hamás contra Israel del 7 de octubre como motivo de sus políticas de inmigración de línea dura. Trump también dijo que prohibiría los viajes a Estados Unidos desde Gaza, Siria, Somalia, Yemen, Libia «o cualquier otro lugar que amenace nuestra seguridad».
Cuando Trump subió por primera vez al estrado de la sala de la Asamblea General, miró a los cientos de delegados extranjeros de 192 países y, según se dice, preguntó: «¿Cómo demonios habéis entrado en este país?», según un chiste que circuló profusamente en el salón de delegados de la ONU.
También se extendió el rumor de un nuevo eslogan para promocionar el turismo durante la presidenc de Trump: «Visítenos con solo un billete de ida – y le deportaremos gratis».
Mientras tanto, en una reunión en la Casa Blanca en 2017, Trump al parecer dijo que todos los haitianos «tienen sida»; que los nigerianos deberían «volver a sus chozas en África»; e inquirió por qué Estados Unidos debería acoger a personas de «países de mierda» en África, según una información divulgada entonces por el diario The New York Times.
También hizo gala de su ignorancia al preguntar si el Reino Unido era una potencia nuclear y si Nepal (que pronunció como «Nipple») y Bután (pronunciado «Button») formaban parte de la India.
Sobre una posible segunda presidencia de Trump, Kul Gautam, ex secretario general adjunto de la ONU y director ejecutivo adjunto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dijo a IPS: «Sí, habrá un considerable peligro potencial y mucha imprevisibilidad para el sistema de la ONU en el improbable caso de una segunda presidencia de Trump».
Sin embargo, añadió, el alcance del peligro dependerá de lo que ocurra en el legislativo Congreso de Estados Unidos. Si Trump gana y la Cámara de Representantes y del Senado también «son capturados» por el Partido Republicano, la ONU podría enfrentarse a un riesgo mortal.
Además, recordemos que a principios de este año los republicanos de la Cámara de Representantes «eliminaron la financiación del presupuesto ordinario de la ONU y de más de una docena de entidades de la ONU, incluidas Unicef y la OMS».
Así pues, el peor escenario posible para la ONU sería la de Trump en la Casa Blanca y mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso estadounidense.
Pero si una o ambas Cámaras del Congreso están en manos del Partido Demócrata, Trump por sí solo no puede causar un daño irreparable a la ONU, consideró Gautam.
Aun así, la desfinanciación estadounidense de ciertas agencias de la ONU causará un gran daño a esas entidades de la ONU y a los importantes servicios que prestan, dijo el autor entre otras obras de «Mi viaje de las colinas de Nepal a los salones de las Naciones Unidas».
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Stephen Zunes, profesor de Política y director de Estudios Internacionales de la estadounidense Universidad de San Francisco, que ha escrito mucho sobre la política de las Naciones Unidas, dijo a IPS: «Sí, esto sería realmente desastroso y la financiación de la ONU para estas agencias e instituciones afiliadas se recortaría de hecho».
Cabe señalar, sin embargo, que el presidente Joe Biden ya ha eliminado la financiación estadounidense a la Unrwa y ha amenazado con eliminar la financiación a cualquier organización que tenga a Palestina como miembro de pleno derecho.
Eso sí, precisó Zunes, la vicepresidenta y contendiente demócrata de Trump, Kamala Harris, ha sido en general menos hostil a las normas jurídicas internacionales que Biden, «no he visto ningún indicio de que Harris vaya a revertir estas políticas» sobre la ONU.
«Dada la falta de respeto de Trump por las leyes e instituciones nacionales, no es sorprendente que tenga un desprecio similar por las leyes e instituciones internacionales», consideró.
Samir Sanbar, ex secretario general adjunto de la ONU y jefe del antiguo Departamento de Información Pública, dijo a IPS que, además de recibir a altos funcionarios de la ONU en la Torre Trump, frente a la sede de la ONU, el e presidente también disfrutaba de sentarse en la mesa principal del almuerzo para jefes de Estado en la apertura de la sesión de la Asamblea General, cada septiembre.
Bajo una nueva presidencia de Trump, dijo, existe sin embargo el grave riesgo de que se bloqueen los pagos a ciertas agencias y fondos de la ONU, en particular a la Unrwa, que ofrece asistencia a los refugiados palestinos y defiende su derecho al retorno a sus territorios. También la OMS y posiblemente Unicef sufrirían recortes, en particular por su asistencia en Gaza, indispensable desde la ofensiva de Israel contra la Franja.
«Y leí en alguna parte que el yerno de Trump, Jared Kushner, preferiría limpiar Gaza de sus dos millones de seres humanos para convertirla en un centro turístico», dijo Sanbar, aunque este extremo no sea oficial.
En cuanto a la amenaza recurrente de Estados Unidos de recortar los fondos de la ONU, Gautam dijo que una bendición disfrazada de la drástica desfinanciación estadounidense de la ONU sería que la organización explorase seriamente un mecanismo alternativo más sólido de financiación a largo plazo de la ONU y redujera su fuerte dependencia de la financiación estadounidense.
Para evitar la amenaza y el chantaje perpetuos de que Estados Unidos y, ocasionalmente, otros Estados miembros desfinancien la ONU, «estoy totalmente a favor de resucitar, reconsiderar y reformular una propuesta muy creativa presentada por el ex primer ministro sueco Olof Palme allá por 1985».
El socialdemócrata Palme fue primer ministro de Suecia duranta dos periodos: entre 1969 y 1976 y entre 1982 y febrero de 1986, cuando fue asesinado cuando caminaba con su esposa tras salir del cine.
El líder sueco propuso que «no se pidiera ni se permitiera a ningún país contribuir con más del 10% al presupuesto de la ONU».
Eso habría supuesto una reducción significativa de la cuota de Estados Unidos en el presupuesto de la ONU, de representar 25 % en la actualidad a 10 %; para lo que solo sería necesario un modesto aumento de la contribución de la mayoría de los demás países.
«Estoy a favor de la propuesta de Palme para reducir la excesiva dependencia de la ONU de un puñado de grandes donantes, y disminuir en consecuencia la influencia indebida de esos países en el nombramiento de altos cargos de la ONU, y en otros procesos de toma de decisiones», dijo Gautam.
Recordó que en la actualidad «muchas actividades de la ONU se benefician de la contribución voluntaria de los gobiernos, así como del sector privado y las fundaciones filantrópicas»
«Creo que debemos explorar seriamente más posibilidades innovadoras de este tipo, incluidos los ingresos procedentes de los bienes comunes mundiales y la tasa Tobin (un impuesto al movimiento del capital), para liberar a la ONU de las amenazas perpetuas de recortes arbitrarios y desfinanciación por parte de los principales donantes», planteó.
Hay que recordar que en el esquema más amplio de las finanzas internacionales, en una economía mundial de 103 billones (millones de millones) de dólares anuales y presupuestos militares globales de 2,4 billones de dólares al año, el presupuesto anual ordinario de la ONU está por debajo de los 4000 millones de dólares.
Y la totalidad del presupuesto del sistema de la ONU para ayuda humanitaria, cooperación al desarrollo, operaciones de mantenimiento de la paz, asistencia técnica y otras funciones normativas esenciales, asciende a menos de 50 000 millones de dólares al año.
«Se trata de una cantidad modesta para responder a los enormes retos que se pide y se espera que la ONU ayude a afrontar. Para ponerlo en perspectiva, el gasto total anual de todo el sistema de la ONU es mucho menor que el gasto de un mes de Estados Unidos en defensa, y menor que la ayuda militar de Estados Unidos tan solo a Israel o Ucrania», aseguró Gautam.
A su juicio con una inversión similar a la de la ONU, la ayuda bilateral y los presupuestos nacionales de proporciones mucho mayores, muy difícilmente se podrían lograr resultados comparables a los que consiguen la ONU y las instituciones financieras multilaterales.
T: MF / ED: EG