La guerra sigue en el este de la República Democrática del Congo

Combatientes del Movimiento 23 de Marzo (M23) avanzan hacia la ciudad de Goma, en el este de la República Democrática del Congo. La milicia ha incrementado sus ataques, forzando el desplazamiento de más comunidades y amenazando con que el conflicto se extienda por la región, según la ONU. Imagen: Sylvain Liechti / Monusco

NACIONES UNIDAS – El conflicto armado y la inseguridad aumentan en el este de la República Democrática del Congo (RDC), con niveles alarmantes de violencia y desplazamiento de civiles, advirtió este lunes 8, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la enviada a ese país por la organización mundial, Bintou Keita.

Keita, jefa de la Misión de la ONU en la RDC (Monusco), dijo estar “extremadamente preocupada por la rápida expansión del grupo armado Movimiento 23 de Marzo (M23) en la provincia de Kivu del Norte, y sus excesos en la provincia de Kivu del Sur”, en el oriente congolés limítrofe con Uganda, Ruanda y Burundi.

Ello a pesar de las numerosas operaciones llevadas a cabo por las fuerzas armadas congoleñas, regularmente apoyadas por la Monusco y la una misión de la Comunidad de Desarrollo del África Austral, que integran la RDC y otros 15 Estados.

“Durante las últimas dos semanas, el M23 ha capturado varios lugares estratégicos en Kivu del Norte, incluida la ciudad de Kanyabayonga, a caballo entre los territorios de Lubero y Rutshuru, que hace parte de la frontera con Uganda.

Fuerzas de Uganda y Ruanda se han involucrado en el pasado reciente en el conflicto del este congoleño, donde operan distintos movimientos armados, incluidos algunos identificados con movimientos islamistas surgidos en el Medio Oriente.

Keita dijo que durante su última ofensiva, el M23 y sus partidarios “quemaron varias bases del ejército de la RDC y provocaron nuevos desplazamientos de población, agravando una situación humanitaria y de derechos humanos ya catastrófica”.

La experta guineana apuntó directamente a Ruanda: “Como lo documentó el panel de expertos, que depende del Comité de Sanciones establecido por este Consejo, el gobierno de Ruanda ha aumentado su apoyo al M23, lo que le ha permitido lograr importantes avances territoriales en el este de la RDC”.

Advirtió de que “la rápida escalada de la crisis del M23 conlleva un riesgo muy real de provocar un conflicto regional más amplio”.

Además de la escalada de la crisis del M23, una serie de ataques perpetrados por otros grupos armados, como Codeco, Zaire y Fuerzas Democráticas Aliadas, en la provincia de Ituri (noreste, vecina de Kivu del Norte) han causado cerca de 300 víctimas adicionales en los últimos meses, indicó la enviada de la ONU.

Las Fuerzas Democráticas Aliadas también entraron repetidamente en territorio de Lubero, en Kivu del Norte, “matando a un número sin precedentes de civiles”.

En Kivu del Sur, la acción del M23 llegó al territorio de Kalehe, ribereño del lago Kivu, que comparten Ruanda y la RDC, matando e hiriendo a civiles y generando nuevos desplazamientos.

Keita sostuvo que las operaciones conjuntas entre el ejército regular y sus aliados, incluida la Monusco, contribuyeron a la protección de los civiles, especialmente de los ataques de los grupos Codeco y Mai Mai en Ituri, y ante el M23.

El M23, que también se hace llamar “Ejército Revolucionario del Congo”, es una milicia creada hace más de 10 años e integrada principalmente por tutsis étnicos, con gran fuerza política y militar en Ruanda, lo que abona las acusaciones de apoyo extranjero y los temores de que el conflicto se expanda por la región.

La jefa de la misión de la ONU recordó que, mientras discurren los conflictos armados, la RDC vive “una de las crisis humanitarias más graves, más complejas y más desatendidas de nuestro tiempo”.

La RDC, de 2,35 millones de kilómetros cuadrados y 102 millones de habitantes, tiene ahora 7,3 millones de personas desplazadas, incluidos 6,9 millones solo en las provincias orientales. Cientos de miles se han refugiado en Uganda.

La escalada de violencia en el este sigue provocando desplazamientos masivos de población, empeorando la situación humanitaria ya desastrosa, y Keita señaló que las violaciones del derecho internacional humanitario obstaculizan la entrega de ayuda.

La creciente proximidad a las líneas del frente y la presencia de armas (incluida artillería pesada) dentro y alrededor de los campos de desplazados internos, comprometen la seguridad de las poblaciones desplazadas y residentes.

Keita destacó que “la violencia de género sigue aumentando”. En 2023 se denunciaron 122 960 casos de violencia de género, tres por ciento más que 2022.

Las mujeres víctimas, incluidas las niñas, representaron 90 % de todos los casos, y también aumentaron los incidentes de violencia sexual contra niños.

“Eso es solo la punta del iceberg, ya que muchos casos aún no se denuncian, y según las tendencias actuales 2024 corre el riesgo de convertirse en otro año récord”, advirtió Keita.

El Plan de Respuesta Humanitaria 2024 de la ONU prevé contar con 2600 millones de dólares para brindar asistencia a 8,7 millones de personas afectadas por la crisis, pero a mediados de junio solo estaba financiado un 26 %.

Keita pidió a los Estados miembros de la ONU y a las organizaciones regionales que fortalezcan su compromiso con las soluciones políticas, y dio la bienvenida a la tregua humanitaria de dos semanas que comenzó a observarse el 5 de julio.

El del este de la RDC es uno de los tres grandes focos de conflictos armados en la actualidad africana, junto con la guerra entre fuerzas armadas rivales en Sudán y la lucha entre ejércitos nacionales y milicias de orientación islamista en el Sahel, la franja semiárida que cruza de este a oeste la región central del continente.

A-E/HM

 

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