GINEBRA – El año 2024 y las decisiones que asuman los líderes mundiales determinarán si el mundo alcanzará o no el objetivo de eliminar el sida como amenaza para la salud pública para 2030, planteó en un informe este lunes 22 el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida)
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida, dijo que “los líderes pueden salvar millones de vidas, prevenir millones de nuevas infecciones por el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) y garantizar que todas las personas que viven con el VIH vivan una vida plena y saludable”.
En síntesis, la agencia de la ONU, con sede en esta ciudad suiza, plantea que acabar con el sida todavía es posible, tratándose sobre todo de una opción política y financiera, encontrándose esa lucha en un momento crucial.
“Las decisiones y opciones políticas tomadas este año por los líderes de todo el mundo decidirán el destino de millones de vidas y si terminará o no la pandemia más mortífera del mundo”, se afirma en el informe “La urgencia del ahora: El sida frente a una encrucijada”.
Las cifras de 2023 muestran una mejora general del panorama, según Onusida: la pandemia mató a 630 000 personas, frente a las 670 000 muertes del año anterior.
Alrededor de 1,3 millones se infectaron el año pasado, unos 100 000 menos que el anterior. En 2023 vivían con el virus 39,9 millones de personas.
De esos millones de personas que viven con el VIH, casi una cuarta parte, 9,3 millones, no reciben tratamiento que les salve la vida. Eso se traduce en una muerte por sida cada minuto.
Los líderes mundiales en los planes recogidos en la Agenda 2030 de la ONU se comprometieron a reducir las nuevas infecciones a menos de 370 000 por año para 2025, pero aumentaron a 1,3 millones en 2023, más de tres veces las del objetivo.
El informe expone que si se toman las medidas audaces necesarias para garantizar recursos suficientes y sostenibles, y proteger los derechos humanos de todos, el número de personas que viven con el VIH y que requerirán tratamiento de por vida disminuirá a unos 29 millones para 2050.
Por el contrario, si toman el rumbo equivocado, el número de personas que necesitarán apoyo de por vida aumentará a 46 millones.
El acceso a la terapia antirretroviral es el principal problema. A finales del pasado diciembre, 30,7 millones de personas tenían acceso a alguna de estas terapias, frente a sólo 7,7 millones en 2010, pero esta cifra se mantiene por debajo del objetivo para 2025 fijado en 34 millones de personas.
Y el mundo no está en camino de cumplir el objetivo de 2025 de caer por debajo de las 250 000 muertes anuales.
Aunque se han logrado avances en la prevención de nuevas infecciones por VIH (han disminuido 39 % desde 2010 a nivel mundial y 59% en África oriental y meridional), el informe muestra que están aumentando en tres regiones: Oriente Medio y África del Norte, Europa del Este y Asia Central, y América Latina y el Caribe.
En América Latina, de 660 millones de habitantes el año pasado, se estimaba en 2,3 millones el número de personas que viven con el VIH, en 110 000 las nuevas infecciones cada año (3900 en niños de hasta 14 años), y en 30 000 las muertes anuales debidas a la enfermedad.
En el Caribe vivían con el VIH 340 000 personas, con 15 000 nuevas infecciones cada año (1300 niños) y las muertes se estiban en 5100.
Por otra parte, el informe asienta que el estigma y la discriminación, y a veces la criminalización, de que son víctimas ciertos grupos de personas, también impide el progreso, porque no pueden obtener ayuda y tratamiento sin peligro.
Los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y los consumidores de drogas inyectables representan ahora una proporción mayor de nuevas infecciones en comparación con 2010 (55 % frente a 45 %).
La desigualdad de género está exacerbando los riesgos a los que se enfrentan las niñas y las mujeres, e impulsa la pandemia. La incidencia del VIH entre las adolescentes y las mujeres jóvenes “sigue siendo extraordinariamente alta” en partes de África oriental y meridional, así como en África occidental y central.
El informe destaca que los servicios de prevención y tratamiento del VIH solo llegarán a las personas si se respetan los derechos humanos, si se eliminan las leyes injustas contra las mujeres y contra las comunidades marginadas, y si se abordan directamente la discriminación y la violencia.
También insiste en que la financiación está disminuyendo en todo el mundo. En 2023, los recursos totales disponibles para luchar contra el VIH (19 800 millones de dólares) cayeron cinco por ciento en comparación con 2022, y faltaron 9500 millones de la cantidad necesaria para 2025 (29 300 millones de dólares).
A eso se suma el peso de la deuda pública que obliga a muchos países en desarrollo a elegir entre el reembolso y el gasto sanitario, por ejemplo.
Byanyima dijo que “la falta de solidaridad entre y dentro de los países está poniendo en jaque el progreso, pero el camino que pone fin al sida es una senda que ha sido probada y que los líderes mundiales han prometido seguir”.
“Si los líderes cumplen su promesa de poner fin al sida, su decisión será tanto política como económica. Ahora es el momento de elegir el camino correcto”, afirmó finalmente la responsable de Onusida.
A-E/HM