NUEVA DELHI – La zona donde la tierra se encuentra con el mar, conocida como ecosistema costero, podría ser la clave para reducir los efectos del cambio climático.
¿Qué es el carbono azul?
El carbono azul se refiere al dióxido de carbono (CO2) almacenado en los ecosistemas marinos o costeros de todo el mundo. Estos ecosistemas incluyen plantas costeras como manglares, pastos marinos y marismas, que atrapan CO2 en sus fondos marinos.
¿Por qué es importante?
El ecosistema costero proporciona un escudo protector, salvaguardando a las comunidades de los efectos adversos de los desastres naturales y del cambio climático al mantener temperaturas más frescas, incluso en verano.
¿Cómo se sabe?
Las investigaciones indican que, a pesar de cubrir menos de 5 % de la superficie terrestre mundial y menos de 2 % del océano, los ecosistemas costeros almacenan aproximadamente 50 % de todo el carbono enterrado en los sedimentos oceánicos.
Sorprendentemente, pueden almacenar entre cinco y 10 veces más carbono que las zonas forestales terrestres. Estos almacenes de carbono pueden extenderse hasta seis metros de profundidad, con capas que datan de hace miles de años.
Como el mayor sumidero de carbono (la capacidad de absorber dióxido de carbono de la atmósfera), desempeñan un papel crucial en la reducción de los efectos del cambio climático al absorber 90 % del exceso de calor y 23% de las emisiones de CO2 provocadas por el hombre.
¿Qué más hacen los ecosistemas costeros?
Los ecosistemas costeros sirven de barrera contra catástrofes naturales como inundaciones y tormentas y contribuyen a la regulación del clima en las regiones costeras.
Proporcionan hábitat a los animales costeros y sustentan a las comunidades que dependen de los recursos costeros para alimentarse y ganarse la vida, en particular los habitantes de los océanos y los pescadores de todo el mundo.
¿Qué ocurre si se deterioran los ecosistemas costeros?
Más de un tercio de la población mundial, unos 1400 millones de personas, reside en zonas costeras e islas pequeñas, que representan apenas 4 % de la superficie terrestre total del planeta.
Por ejemplo, la pérdida de manglares se ha disparado hasta 40 % desde 1970, mientras que los arrecifes de coral han sufrido un declive de 50 % desde 1870.
Al mismo tiempo, la población costera mundial ha aumentado, pasando de unos 2000 millones en 1990 a 2200 millones en 1995, lo que supone cuatro de cada diez habitantes del planeta.
¿Qué dice el mar sobre el calentamiento global?
En las últimas cinco décadas, más de 90% del calentamiento de la Tierra se ha observado en el océano. Investigaciones recientes sugieren que aproximadamente 63 % del aumento total del calor almacenado en el sistema climático entre 1971 y 2010 puede atribuirse al calentamiento de las capas superiores de los océanos.
Mientras, el calentamiento desde profundidades de 700 metros hasta el fondo oceánico contribuye con 30 % adicional.
¿Cuáles son las repercusiones de este calentamiento global?
Un ejemplo basta: en la península indostana o el subcontinente indio, entre 1950 y 2020, el océano Índico experimentó un aumento de temperatura de 1,2ºC.
Esta tendencia al calentamiento ha provocado una rápida intensificación de los ciclones, y las previsiones indican que la formación de ciclones se multiplicará por 10, pasando de la media actual de 20 días al año a una estimación de 220-250 días al año.
Entonces, ¿cómo puede el carbono azul combatir el cambio climático?
Los ecosistemas de carbono azul son cruciales para combatir el cambio climático porque son un eficaz sumidero de carbono.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Por ejemplo, los manglares, famosos por ser uno de los bosques más ricos en carbono de los trópicos, presentan una tasa media anual de secuestro de carbono que oscila entre seis y ocho Mg CO₂e/ha, superando las tasas mundiales observadas en los bosques tropicales maduros.
¿Se pueden recuperar los ecosistemas costeros?
Sí, es la respuesta. Hay varias formas de hacerlo, incluidas las tecnologías de captura de carbono y estrategias como las floraciones de fitoplancton, en las que fertilizar el océano con nutrientes puede potenciar la absorción de carbono.
También se pueden utilizar bombas undimotrices para transportar las aguas superficiales saturadas de carbono a las profundidades oceánicas, contribuyendo así a la captura de carbono.
Otro método consiste en añadir minerales pulverizados al océano, que pueden absorber mayores cantidades de dióxido de carbono, contribuyendo así a los esfuerzos de captura de carbono.
También se deberían garantizar que los marcos políticos reduzcan la huella de carbono, incluyendo acciones para conservar los sistemas naturales y reducir las emisiones.
Tendría, además, que haber una investigación y formación continuas para expertos en sistemas de captura de carbono.
Por lo tanto, los países de todo el mundo pueden proteger su futuro, la biodiversidad y el planeta fomentando la conservación de los ecosistemas costeros.
T: MF / ED: EG