BONN, Alemania – Hay una rápida toma de conciencia de que el cambio climático está afectando a la salud, por lo que la recién adoptada Resolución sobre Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera fundamental.
«Saber que algunas de las dificultades que afrontamos actualmente son consecuencia del cambio climático nos ayuda a comprender qué enfermedades prevalecen cuando hay sequía o cuando llueve mucho», explican asistentes sanitarias identificas solo como Nasra, Salima, Samlina y Ubah.
Añaden que «de ese modo, podemos aumentar la concienciación sobre cuáles de las enfermedades que se dan habitualmente en Mandera, especialmente la malaria, el dengue y el cólera, tienen más probabilidades de propagarse dependiendo de la estación del año».
Ellas forman parte de los más de 100 asistentes sanitarios comunitarios del condado de Mandera, en Kenia, que participan en la formación que Amref Health Africa está impartiendo en todo el país con el fin de capacitarles en habilidades esenciales para afrontar los retos sanitarios.
Esto ejemplifica los diferentes niveles de desafíos que el cambio climático crea para el sector sanitario, no sólo alterando la propagación y los patrones de las enfermedades, sino también complicando la prestación de servicios.
Por este motivo, en la 77 Asamblea Mundial de la Salud (AMS 77), que acaba de celebrarse en la ciudad suiza de Ginebra, los 194 Estados miembros de la OMS adoptaron el 31 de mayo una resolución histórica sobre el cambio climático y la salud.
Esta decisión supone un paso decisivo en el empeño mundial por proteger a las comunidades de los diversos efectos negativos del cambio climático en la salud, así como un llamamiento al sector sanitario para que se descarbonice.
La escalada de la crisis climática es una de las principales causas de los malos resultados sanitarios, y amenaza con revertir cinco décadas de progreso en materia de desarrollo, salud mundial y reducción de la pobreza, al tiempo que exacerba las disparidades sanitarias existentes tanto entre las poblaciones como dentro de ellas.
Se estima que los costes de los daños sanitarios asociados oscilarán entre 2000 y 4000 millones de dólares anuales de aquí a 2030.
Las regiones con infraestructuras sanitarias frágiles, especialmente en los países en desarrollo, se enfrentarán a los mayores retos para hacer frente a la situación sin una ayuda sustancial para reforzar sus capacidades de preparación y respuesta.
«El movimiento para posicionar la salud como «el rostro humano del cambio climático» ha cobrado un impulso significativo con la adopción de esta resolución, y soy profundamente optimista sobre su potencial transformador», dijo Githinji Gitahi, director ejecutivo de Amref Health África.
Para Gitahi, quien fue el enviado especial sobre Clima y Salud para África a la 28 Conferencia de las Partes (COP28) sobre cambio climático, celebrada en Dubái en diciembre, «este es un momento crucial en el que los líderes mundiales han reconocido formalmente la necesidad urgente de abordar las crisis interrelacionadas del medioambiente y la salud pública con un enfoque unificado y de colaboración».
Sin embargo, aún queda trabajo por hacer, ya que la salud todavía no forma parte de la agenda principal de las negociaciones sobre el clima a escala mundial, según resaltaron activistas sanitarios durante la Conferencia de Bonn sobre Cambio Climático, que se ha desarrollado en esta ciudad alemana desde el día 5 y concluye este sábado 15.
La comunidad sanitaria tiene ante sí la ardua tarea de abrirse camino en los procesos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para lograr una agenda mundial integral sobre clima y salud, que aspira a que esté incluida en las negociaciones climáticos de las próximas COP.
Algo se ha avanzado. En la COP26, celebrada en la ciudad galesa de Glasgow en 2021, la comunidad sanitaria alcanzó un hito importante al situar la salud humana en el primer plano de la labor sobre el cambio climático, con iniciativas para apoyar a los países del Sur en desarrollo en el establecimiento de sistemas de salud sostenibles y resilientes al clima y bajos en emisiones de carbono.
En la COP28 de Dubái, la Declaración sobre el Clima y la Salud articuló compromisos similares, incluyendo promesas de apoyo financiero al sector en apoyo de las acciones sobre clima y salud.
En la 60 sesión de los Órganos Subsidiarios de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (SB60), que ha acogido Bonn, la circunscripción africana está buscando formas de participar activamente en el discurso y garantizar que se tengan en cuenta los intereses de África en relación con los efectos del cambio climático sobre la salud.
Durante la reunión preparatoria del Grupo Africano de Negociadores (AGN, en inglés) previa al SB60, su presidente saliente, el zambiano Alick Muvundika, planteó la agenda sobre clima y salud y animó a los negociadores a interesarse y participar activamente en la discusión sobre clima y salud para establecer la agenda de África.
Especialmente se les exhortó a participar activamente en el programa de trabajo sobre indicadores del Objetivo Global de Adaptación, que debe cristalizar en la COP30, a celebrarse a fines del año próximo en la ciudad amazónica brasileña de Belém do Pará.
Ese objetivo se conoce en la jerga negociadora sobre cambio climática como EAU-Belém, porque se estableció en la COP28 de Dubái, uno de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), y su programa debe aprobarse en la COP30.
«Un punto crucial sobre el que debemos reflexionar en el marco del programa de trabajo EAU-Belém es la inclusión de la salud como uno de los objetivos temáticos. En lugar de esperar a que otros fijen esta agenda, deberíamos participar activamente como grupo», dijo Muvundika, también representante de Zambia en las negociaciones climáticas.
Añadió que «el programa de trabajo nos brinda la oportunidad de contribuir a la integración de la salud en las negociaciones sobre el clima».
El sector de la salud en África, encabezado por Amref Health Africa y sus socios, está liderando los esfuerzos para apoyar la participación activa de África en el programa de trabajo de EAU-Belém sobre indicadores, así como el apoyo técnico general para la integración de la salud en las políticas y planes climáticos.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Durante una reunión de organizaciones de la sociedad civil con el grupo negociador africano en Bonn, el director de Salud de la Población y Medio Ambiente de Amref Health África, Martin Muchangi, dijo que el cambio climático está complicando las intervenciones sanitarias y la prestación de servicios.
Añadió que «los impactos visibles ponen de relieve que la salud es el rostro humano del cambio climático».
Muchangi informó al AGN sobre la disponibilidad y disposición de Amref para apoyar al grupo a fin de garantizar que los indicadores aún por desarrollar y las métricas relacionadas con el objetivo temático de la salud estén en consonancia con las aspiraciones de África, teniendo en cuenta sus circunstancias únicas y la vulnerabilidad del continente.
«Amref y sus socios están dispuestos a apoyar y garantizar que los efectos del cambio climático en la salud se aborden sistemáticamente a través de inversiones, desarrollo de capacidades, creación de sistemas de salud fuertes y resistentes, y garantizando que la voz de la razón y la ciencia nos lleve a donde queremos estar», añadió Muchangi.
El presidente entrante del AGN, el keniano Ali Mohamed, acogió con satisfacción la resolución de la OMS sobre el clima y la salud, afirmando que era «un paso en la dirección correcta».
Mohamed instó a las organizaciones de la sociedad civil a invertir en investigación para que las posturas de África se basen en pruebas bien fundadas, y afirmó que el continente sigue enfrentándose a problemas climáticos que empeoran la cartera de deuda de la mayoría de los países.
«Estoy al tanto de la agenda sobre clima y salud, ya que la OMS aprobó una resolución la semana pasada. Se trata de un paso positivo en medio de los efectos visibles del cambio climático sobre la salud», afirmó el embajador Mohamed, enviado especial para el clima de Kenia.
A su juicio, «las repercusiones en las infraestructuras, el agua y todos los demás sectores afectan en última instancia a la salud humana. Para nosotros, la salud es una de las metas temáticas del Objetivo Mundial de Adaptación y estamos dispuestos como grupo a seguir trabajando en este asunto».
«Mi ruego es que nosotros, y ustedes como OSC, invirtamos en investigación. Generemos una base de pruebas formidable, partiendo de la base de pruebas existente sobre la vulnerabilidad de África y los efectos desproporcionados del cambio climático, para que nuestros argumentos en estos procesos estén bien informados y sean claros», añadió Mohamed.
En este contexto, un reciente informe de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (Uneca), titulado «Desarrollar la resiliencia de África ante las crisis económicas globales», indica que las perturbaciones climáticas suelen estar muy correlacionadas con el componente cíclico del crecimiento de producto interno bruto (PIB) y no tanto con las tendencias a largo plazo del continente.
Para la Uneca, eso sugiere que parte de la volatilidad observada en el crecimiento procede de perturbaciones inducidas por el clima.
Con una situación ya de por sí volátil, como se ha subrayado, las partes interesadas siguen buscando intervenciones integradas, incluida la integración de la salud en las políticas y planes climáticos.
T: MF / ED: EG