KUALA LUMPUR – Los estudios comparativos sobre las opciones de financiación de la sanidad muestran que la sanidad financiada con ingresos es la más rentable, eficiente y equitativa, mientras que todos los seguros sanitarios imponen costes adicionales evitables.
Seguro sanitario privado
Rechazar la opción del seguro sanitario privado es fácil debido a los conocidos problemas de ese sistema en Estados Unidos. La mancomunación de riesgos es limitada, ya que el seguro privado solo cubre a quienes pueden permitírselo.
El riesgo moral y los problemas de selección reflejan el escaso poder de negociación de los ciudadanos frente a los proveedores sanitarios y las compañías de seguros.
El gasto sanitario por habitante de Estados Unidos es el más elevado, en parte debido a los costes adicionales de los seguros privados. La proporción de la renta nacional estadounidense destinada a sanidad ha aumentado hasta 18 %.
Estos costes evitables de gestión de seguros son bastante elevados, con una media de casi 4 % más. En consecuencia, las presiones al alza de los costes siguen siendo intensas.
Sin embargo, a pesar de gastar tanto, solo ocupa el puesto 40 en esperanza de vida media mundial. Sus demás indicadores sanitarios también dejan mucho que desear.
Por lo tanto, un mayor gasto no mejora necesariamente los resultados sanitarios, y gastar más en seguros tampoco mejora la salud.
Financiación de los ingresos
De ahí que las principales opciones de financiación sanitaria sean el seguro social de salud (SHI, en inglés) y la financiación mediante ingresos, una combinación que permite la mancomunación de riesgos para poblaciones nacionales totales.
Tras analizar numerosos datos, Adam Wagstaff, del Banco Mundial, llegó a la conclusión de que la financiación mediante ingresos es mucho más rentable, eficiente y barata que las opciones de seguro.
Alemania, el único gran país de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) que depende en gran medida del SHI, ocupa el segundo lugar, por detrás de Estados Unidos, en gasto sanitario por habitante, debido en gran parte a los costes de administración de los seguros.
Como los ingresos por primas de seguros son cada vez más insuficientes, el Estado financia el creciente déficit de financiación. En lugar de ser una opción de financiación sanitaria para el futuro, debería reconocerse como un atavismo, incluso para la altamente sindicalizada Alemania.
El seguro social de enfermedad
Los defensores del seguro social en solitario insisten en que es necesario debido a la insuficiencia de medios fiscales. Pero el déficit presupuestario implica falta de voluntad política. Las pretensiones del seguro de enfermedad de recaudar más dinero son exageradas.
Las primas del seguro de enfermedad son en realidad impuestos fijos o prorrateados, lo que aumenta la regresividad fiscal. La financiación del seguro de enfermedad es insuficiente en todas partes y está sometida a una presión cada vez mayor debido al envejecimiento de las sociedades.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículos.
La mayoría de los gobiernos afirman estar comprometidos con la inclusión y el acceso equitativo, pero el SHI socavaría los compromisos nacionales declarados con la asistencia sanitaria para todos de la Organización Mundial de Salud (OMS) y la asistencia sanitaria universal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Además de traicionar estos compromisos, el SHI por sí solo no puede garantizar la financiación necesaria ni la sostenibilidad financiera. Cualquier gobierno realista debe reconocer que el SHI será políticamente impopular.
Rara vez se reconocen los costes y peligros del seguro de enfermedad, incluidos los incentivos perversos que conlleva. Los empresarios han minimizado sus responsabilidades en materia de seguridad social mediante la precarización de los contratos de trabajo.
En lugar de emplear directamente a los trabajadores, los contratan indirectamente, recurriendo a diversas fórmulas contractuales.
¿Prioridades?
El énfasis típico en los servicios sanitarios curativos también ha empeorado los resultados sanitarios al descuidar programas vitales de salud pública. Al hacer hincapié en los servicios curativos, muchas causas de mala salud no reciben suficiente atención.
Muchos problemas preventivos y de salud pública siguen estando desatendidos e infrafinanciados. La mayoría de los gobiernos deben gastar más en prevención, sobre todo para hacer frente a las enfermedades no transmisibles (ENT), en gran medida evitables.
El mundo necesita una financiación sanitaria mucho mejor. También son necesarias varias reformas complementarias. En cambio, en las últimas décadas la norma han sido reformas mal secuenciadas y poco meditadas.
El no-sistema resultante ofrece incentivos pobres, débiles e ineficaces para la provisión de salud pública y preventiva. Mientras tanto, segmentos potencialmente lucrativos se han privatizado o subcontratado, a menudo a amiguetes políticos incompetentes.
El sistema de capitación del Sistema Nacional Sanitario (NHS, en inglés) de Reino Unido transformó con éxito los incentivos de los médicos. En lugar de dar prioridad a los pagos a los pacientes, los médicos británicos están incentivados para garantizar el bienestar de quienes están a su cuidado.
Reconocer los fallos del mercado
El profesor Geoffrey Williams, antiguo asesor del Partido Conservador británico y «economista de mercado no intervencionista», rechaza cualquier intervención gubernamental en casi todos los ámbitos de la actividad económica, pero no en la sanidad, porque la sanidad es por excelencia el lugar donde fallan los mercados.
«Por eso utilizamos la sanidad más a menudo que cualquier otro ejemplo cuando enseñamos el fracaso del mercado, en particular del mercado de seguros. Sabemos que el mercado sanitario falla y que no podemos encontrar soluciones de mercado a esos fallos de mercado como podríamos hacer en otras formas de fallos de mercado», argumenta.
Y añade: «Sabemos que la financiación pública a través de los impuestos es la única forma real de proporcionar una asistencia sanitaria universal. Ni la asistencia sanitaria universal ni la salud para todos pueden lograrse sin una financiación adecuada de los ingresos, aunque se denomine seguro»
Mejorar la asistencia sanitaria
Malasia tiene bajas tasas de mortalidad infantil y materna y una esperanza de vida mejorada gracias a reformas sencillas y de bajo coste introducidas a partir de los años 60 del siglo pasado, especialmente la formación de comadronas de pueblo para ayudar a madres y bebés.
La reducción de esa mortalidad es responsable de más de cuatro quintas partes del aumento de la esperanza de vida de los malayos a lo largo de las décadas. Ahora bien, hay que hacer mucho más para mejorar la nutrición de bebés y madres durante los primeros mil días, desde la concepción hasta los dos años.
Un sistema híbrido no funcionaría, ya que sólo proporcionaría financiación pública para subsanar los graves fallos del mercado. La focalización sería peor, costosa y con errores tanto de inclusión como de exclusión.
Con voluntad política, la financiación mediante ingresos es sostenible a pesar del aumento de los costes. Debemos renovar nuestro compromiso con la sanidad pública, no como se ha convertido, sino como debería ser.
T: MF / ED: EG