NACIONES UNIDAS – Millones de personas están expuestas a una hambruna inminente en Sudán, al cabo de más de un año de guerra entre ejércitos rivales en ese país, advirtieron responsables de agencias de las Naciones Unidas y organizaciones humanitarias aliadas en una declaración este viernes 31.
“El tiempo se acaba para millones de personas en Sudán que se encuentran en riesgo inminente de hambruna, desplazados de sus tierras, viviendo bajo bombardeos y aislados de ayuda humanitaria”, expresó la declaración de las agencias.
Cuando el conflicto que se desató el 15 de abril de 2023 entra en su segundo año, 18 millones de personas pasan hambre, incluidos 3,6 millones de niños que padecen desnutrición aguda, de acuerdo con los reportes de la ONU.
En Sudán, de 1,8 millones de kilómetros cuadrados y 48 millones de habitantes, en su mayoría de origen árabe, unos 25 millones necesitan asistencia humanitaria.
Debido al conflicto, sobrepuesto a problemas estructurales de pobreza, es el hogar del mayor número de desplazados internos, casi 10 millones. Otros dos millones de personas huyeron a países vecinos en el último año.
La guerra ha estado marcada por ataques a la población civil -han muerto más de 15 000- con matanzas y violaciones masivas en algunas zonas, destrucción de hospitales, viviendas y cultivos, y denegación de acceso a las agencias humanitarias que tratan de llegar con alimentos y otros auxilios para los desplazados.
El conflicto estalló en una lucha por el poder -y control de minas y otras riquezas naturales del país- entre los jefes de los ejércitos rivales, las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), del teniente general Abdel Fattah Al-Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), del general Mohamed Hamdan Dagalo.
Ambos estuvieron aliados en un golpe de Estado que en 2021 depuso a un gobierno civil de transición y Al-Burhan quedó como presidente de facto y jefe del ejército nacional, pero hace más de un año se produjo la ruptura con Dagalo, estallaron las hostilidades en Jartum y se extendieron a gran parte del país.
Ahora la hambruna amenaza a millones de personas en la región central de Kordofán, la occidental de Darfur y en Jartum, la capital junto al Nilo, según la declaración suscrita por jefes de agencias humanitarias de la ONU.
Entre ellos, Martin Griffiths, a cargo de la Oficina de Asuntos Humanitarios (Ocha), Cindy McCain, del Programa Mundial de Alimentos (PMA), y el alto comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk.
También el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS ), Tedros Adhanom Ghebreyesus y el alto comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi.
De manera especial, los responsables de la ONU pidieron detener la violencia en El Fasher, la principal ciudad de Darfur del Norte, donde unos 800 000 civiles están expuestos a un posible ataque inminente a gran escala, que tendría “consecuencias humanitarias catastróficas en la ciudad y en todo Darfur”.
“Si no actuamos inmediatamente, más gente pasará hambre y se verá obligada a desplazarse en busca de comida, refugio y protección”, dice la declaración.
Además, en el contexto de la violencia generalizada en gran parte del país, los responsables humanitarios hablan de “perspectivas sombrías” este año para la producción de alimentos, a medida que se avecina una hambruna extrema.
“Tenemos un período cada vez más corto para proporcionar semillas a los agricultores antes del final de la temporada principal de siembra y del comienzo de la temporada de lluvias”, recordó la declaración.
Si se actúa a tiempo –y puede llegar la ayuda, especialmente a quienes viven en las zonas de más difícil acceso- se podrán producir alimentos localmente y evitar la escasez durante los próximos seis meses, de acuerdo con los expertos de la ONU.
“Seamos claros: si se nos impide brindar ayuda rápidamente y a gran escala, morirán más personas. Sin un cambio importante e inmediato, nos enfrentaremos a un escenario de pesadilla: una hambruna se apoderará de grandes zonas del país”, expuso la declaración.
Las mujeres y las niñas, “que ya son las más afectadas por el conflicto, afrontarán sufrimientos y peligros aún mayores”.
La hambruna es el nivel más grave o grado 5 de la clasificación internacionalmente aceptada de la seguridad alimentaria en cinco fases, y se la considera cuando la ausencia de alimentos causa emaciación y muerte en las poblaciones.
El texto de la ONU destaca que a pesar de las considerables necesidades, los trabajadores humanitarios siguen enfrentando obstrucciones sistemáticas y denegaciones deliberadas de acceso por parte de las partes en el conflicto.
“En marzo y abril de este año, casi 860 000 personas se vieron privadas de ayuda humanitaria en los estados de Kordofán, Darfur y Jartum”, recordaron los jefes de las agencias.
Deploraron que los trabajadores humanitarios sean asesinados, heridos y acosados, y que los suministros humanitarios sean saqueados.
Insistieron, ante el crítico panorama, en que debe producirse un alto el fuego a nivel nacional entre las FAS y las FAR, cesar las violaciones de los derechos humanos y permitir el acceso irrestricto de la ayuda humanitaria.
A-E/HM