OTTAWA – La adopción de un tratado para regular la producción de plásticos, sus usos y sus impactos en el mundo avanzó al concluir este martes 30 la cuarta fase de la conferencia internacional que lo negocia, aunque persisten brechas que mantienen vivas las preocupaciones de los movimientos ambientalistas.
Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) dijo que “vinimos a Ottawa para avanzar en el texto y con la esperanza de que los (países) miembros acordaran el trabajo entre sesiones requerido para lograr avances aún mayores antes del INC-5”.
“Salimos de Ottawa habiendo logrado ambos objetivos y un camino claro para lograr un acuerdo ambicioso en Busan”, agregó Andersen.
Ottawa albergó la INC-4 o cuarta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación sobre la Contaminación Plástica, de las Naciones Unidas, la cual siguió a reuniones desde 2022 en Punta del Este (Uruguay), París y Nairobi, y debe concluir con la INC-5 en Busan, Corea del Sur, el venidero noviembre.
El Pnuma saludó que la INC-4 reuniese a más de 2500 delegados, en representación de 170 países y 480 organizaciones observadoras, y que concluyese con un proyecto avanzado de acuerdo, el cual aspira que siga negociándose antes de Busan.
“El trabajo está lejos de terminar. La crisis de la contaminación plástica continúa azotando al mundo y nos quedan solo unos meses antes de la fecha límite de fin de año acordada en 2022. Insto a los miembros a que muestren un compromiso y flexibilidad continuos para lograr la máxima ambición”, dijo Andersen.
Las discusiones y negociaciones versan, principalmente, sobre producción y diseño de productos plásticos, gestión de residuos, plásticos problemáticos y evitables, financiación, emisión de gases de efecto invernadero durante los procesos a los que se asocia ese material, y una transición justa hacia un ambiente más sano.
Uno de los puntos en los que hubo avances fue en considerar normas para prohibir los plásticos de un solo uso, como son muchos empaques y utensilios desechables empleados en la alimentación.
Steven Guilbeault, Ministro de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, dijo que su país “se compromete a llegar a un acuerdo final en el INC-5 en la República de Corea antes de fin de año. Ya no hablamos de “si” podemos llegar allí, sino de “cómo”, hasta cruzar la línea de meta”.
Un primer tema sobre la mesa es limitar la cantidad de plástico que se fabrica en el mundo, más de 430 millones de toneladas anuales. Su limitación es objetada por las industrias productoras y las de petróleo y gas que proporcionan los insumos.
Graham Forbes, jefe de la delegación del movimiento ambientalista Greenpeace en Ottawa, expuso que reducir la producción de plástico es lo más importante del tratado porque de otra manera es imposible poner fin a la contaminación plástica.
Forbes dijo que en la confección de los borradores “se hicieron concesiones (a la industria) que ignoraron los recortes en la producción de plástico, lo que nos dista aún más de alcanzar un tratado que la ciencia requiere y la justicia exige”.
“La producción de plástico perjudica a las personas todos los días, pero los Estados escuchan más atentamente a los cabilderos petroquímicos que a los científicos de la salud”, lamentó Forbes. Organizaciones profesionales de la salud habían dirigido una carta a la INC-4 pidiendo un acuerdo para reducir la producción de plásticos.
Los productores de plástico y las empresas químicas quieren que el tratado se centre en la “circularidad”, el reciclaje y la reutilización del plástico.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés), valoró positivamente las negociaciones en Ottawa, pero advirtió que sigue sin resolverse una de las brechas más importantes: si el tratado contendrá normas mundiales obligantes o aplicará otras, voluntarias y basadas en planes nacionales.
Eirik Lindebjerg, líder global sobre plásticos en WWF, dijo que “los negociadores tienen que reconocer que la contaminación por plásticos es una crisis mundial compleja que no puede resolverse con planteamientos nacionales fragmentados”.
“Las negociaciones se están desarrollando a un ritmo demasiado lento para que las decisiones importantes avancen a una velocidad acorde con la magnitud de la contaminación plástica: más de 15 millones de toneladas de plástico se han vertido al océano sólo desde el inicio de las negociaciones”, apuntó Lindebjerg.
Los gobiernos “deben poner en marcha todos los medios de manera urgente para que las medidas tengan mayor impacto en la lucha contra la contaminación por plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida, en particular prohibiciones globales de productos y sustancias químicas de alto riesgo”, agregó el responsable de WWF.
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