GINEBRA – Diez niños palestinos murieron ya por desnutrición y deshidratación en la Franja de Gaza, confirmó este viernes 1 la Organización Mundial de la Salud (OMS), un día después de que 104 gazatíes murieron en una masacre mientras intentaban hacerse con alimentos llevados por camiones con asistencia humanitaria.
“Los registros oficiales de esta mañana dicen que hay diez niños que se ha documentado oficialmente en hospitales que han muerto de hambre. Una marca muy triste. Son datos oficiales, pero como todos sabemos las cifras no oficiales deben ser más altas”, lamentó el portavoz de la OMS, Christian Lindmeier.
En el oeste de la bombardeada ciudad de Gaza se reunieron cientos de gazatíes a la espera de una oportunidad para obtener comida de los camiones que transportaban ayuda, cuando soldados israelíes en el lugar dispararon contra la multitud.
En la huida, en medio de los disparos, el movimiento de los camiones y el desespero de la multitud, murieron al menos 104 personas y otras 760 resultaron heridas.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, condenó los hechos el mismo 29 de febrero.
“La gente está tan desesperada por comida, por agua fresca, por cualquier suministro, que arriesgan sus vidas para conseguir cualquier alimento, cualquier suministro para sus hijos, o para sí mismos”, dijo Lindmeier.
La creciente crisis de alimentos en la Franja ha llevado a la hambruna a un cuarto de la población en ese enclave palestino, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (Ocha).
En la Franja de Gaza, de 365 kilómetros cuadrados, vivían 2,3 millones de palestinos cuando se inició la actual ofensiva del ejército de Israel, el 7 de octubre, después de que milicianos del movimiento islamista Hamás atacaron el sur israelí y causaron más de 1100 muertes según Tel Aviv.
Con la respuesta israelí han muerto 30 000 palestinos, 70 000 resultaron heridos, miles de edificios e instalaciones han sufrido bombardeos, 80 % de la población huyó de sus hogares y más de un millón está en refugios o a la intemperie en la sureña ciudad de Rafah, bajo la amenaza de un gran asalto israelí.
En medio del colapso de todos los servicios esenciales destacan la falta de agua y alimentos, escasamente proveídos por Ocha y otras agencias humanitarias.
El portavoz de esa agencia, Jens Laerke, dijo que aunque la declaración oficial de una hambruna requiere que se reúna una serie de complejos criterios técnicos, “en Gaza la situación se está deteriorando a gran velocidad”.
Según Laerke “una vez que se declara una hambruna es demasiado tarde para mucha gente”, pues en la práctica ya la sufren medio millón de personas en la Franja, lo que les lleva a una situación desesperada, como se vio en los hechos del 29 de febrero.
“Los alimentos y suministros son tan escasos que vemos surgir estas situaciones. Y no olvidemos que han sido cortados deliberadamente”, afirmó Laerke.
Antes del actual conflicto “la gente tenía alimentos, podían producirlos, pero ahora encontrarlos en la propia Gaza, ya sea procedentes de la agricultura o la pesca, es casi imposible”, abundó el portavoz de la Ocha.
Las últimas evaluaciones de la inseguridad alimentaria humanitaria, índice de clasificación que utilizan como referencia las agencias de ayuda, indican que toda la población de Gaza se enfrenta a una crisis alimentaria.
Alrededor de 1,17 millones enfrentan niveles de inseguridad alimentaria de “emergencia”, y la situación de otras 500 000 personas es “catastrófica”, insistió Laerke.
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