NACIONES UNIDAS – Las Naciones Unidas y sus Estados miembros se enfrentan a lo que el secretario general António Guterres llama desafíos existenciales para el mundo, y deben organizarse para adoptar un enfoque unido para abordar estas cuestiones a través de planes ambiciosos y una reforma generalizada.
En su declaración ante la Asamblea General el 7 de febrero, Guterres expuso sus prioridades para el año, con diversas cuestiones que exigen medidas urgentes. Solicitó a los Estados miembros que cumplan sus obligaciones con la Carta de la ONU, que estípula que debe garantizarse el derecho de toda persona a la vida y a la dignidad.
Pero en la actualidad, los gobiernos están socavando los principios del multilateralismo sin rendir cuentas, afirmó.
En un mundo multipolar no existen los mecanismos que mantendrían las relaciones bajo control, añadió. «Estamos viendo los resultados: una peligrosa e impredecible batalla campal con total impunidad», afirmó.
«A medida que proliferan los conflictos, las necesidades humanitarias mundiales alcanzan máximos históricos, pero la financiación no sigue el mismo ritmo», se lamentó Guterres.
Un día después, en diálogo con los periodistas, amplió sus planteamiento. «Cuando el mundo está dividido y las divisiones geopolíticas hoy en día son enormes, cuando vemos que ya no estamos en un mundo bipolar o unipolar, estamos más o menos en el camino hacia un mundo multipolar, pero en una situación muy caótica», dijo.
A juicio de Guterres, «las relaciones de poder se volvieron confusas. Y lo que vemos hoy en el mundo son actores políticos haciendo lo que quieren y con total impunidad».
Desde la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en septiembre último, se han hecho llamamientos para que se lleven a cabo importantes reformas, sobre todo en el Consejo de Seguridad y en la arquitectura financiera internacional.
También se ha hablado mucho de las divisiones en el seno del Consejo que han impedido tomar decisiones.
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En el contexto de la actual guerra entre Israel y Hamás en Gaza, iniciada el 7 de octubre, las resoluciones que habrían pedido un alto el fuego humanitario no se han aprobado debido al veto de algunos de los Estados que conforman el grupo de miembros permanentes de ese Consejo.
Ante esas experiencias, Guterres ha dicho que los métodos de trabajo del Consejo deben actualizarse para tomar y aplicar decisiones, incluso cuando hay división. Además, dijo, el Consejo debe tomar medidas para ser más representativo, poniendo como ejemplo que resulta inaceptable que África no tenga un asiento permanente en el Consejo.
En el contexto de la financiación internacional, Guterres señaló que la arquitectura no está proporcionando a todos los países la financiación asequible necesaria para alcanzar los objetivos compartidos.
No cumplen la «función básica de proporcionar una red de seguridad financiera para todos los países en desarrollo», afirmó Guterres.
Esto ha surgido como una forma de abordar el efecto dominó de las perturbaciones en el desarrollo y la cadena de suministro mundial que causaron las crisis agravadas de la pandemia de covid-19, los desastres inducidos por el clima y los conflictos.
Los países que más se beneficiarían de un mayor apoyo financiero en la arquitectura actual son los que menos están recibiendo sus beneficios.
Los países del Sur en desarrollo, en particular, han sido los más afectados por las perturbaciones de la economía mundial, que Guterres señaló que se abordarán en las próximas conferencias para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y los Países en Desarrollo sin Litoral.
La Cumbre del Futuro, que está previsto que se celebre en septiembre, es la esperanza de que la comunidad internacional no sólo acelere sus esfuerzos para cumplir sus compromisos actuales, sino que aplique medidas concretas para responder a los retos presentes y emergentes.
Guterres expresó que entre los resultados de la cumbre debería surgir un camino «para una serie de transformaciones importantes», entendiendo que las instituciones están obsoletas y que lo que se necesita es un multilateralismo más inclusivo y que refleje las realidades actuales.
Además de proponer una reforma institucional, algunos de los resultados previstos de la Cumbre incluyen la aceptación de una Nueva Agenda para la Paz, que esboza la visión del secretario general sobre las medidas multilaterales en materia de paz y seguridad.
También se propuso un Pacto Mundial Digital como documento que, según Guterres, «maximizaría los beneficios de las nuevas tecnologías y minimizaría los riesgos».
Esto resulta pertinente si se tiene en cuenta el interés público que ha despertado la inteligencia artificial en los últimos años, y los esfuerzos que se han hecho en el sector tecnológico e incluso en la ONU a través de su Junta Asesora sobre Inteligencia Artificial para determinar cómo regularla.
En cuanto al cambio climático, Guterres declaró que «movilizará a todo el sistema de la ONU para que preste asistencia» a fin de ayudar a los Estados miembros a tomar medidas para hacer frente al cambio climático mediante la financiación, entre otros planes de acción.
Hizo un llamamiento para ampliar los canales de financiación climática a través de fuentes innovadoras y para que todos los países acuerden sus objetivos en la COP29 de fines de este año. Esto debe estar al servicio de los países «en primera línea del caos climático».
Lo que el secretario general pide -y lleva pidiendo desde hace tiempo- es una reforma ambiciosa al tiempo que se buscan medidas urgentes.
La Cumbre del Futuro es una de las respuestas a las preocupaciones planteadas el año anterior, cuando quedó claro que estábamos muy lejos de alcanzar los ODS. Lo que deberían haber sido indicadores de progreso son ahora recordatorios del trabajo que queda por hacer, e incluso de la regresión en algunos casos.
Mientras estos problemas persistan, y mientras se recuerde a la comunidad internacional cómo afectan a todos, estarán interconectados. «De una forma u otra, cada elemento conecta con el más esencial de todos los empeños humanos: la búsqueda de la paz», afirmó Guterres.
«En el convulso mundo actual, construir la paz es un acto consciente, audaz e incluso radical. Es la mayor responsabilidad de la humanidad. Esa responsabilidad nos pertenece a todos, individual y colectivamente», concluyó.
T: MF / ED: EG