La grabación de los sonidos de las aves impulsa la conservación en Ruanda

Jóvenes ruandeses que operan como científicos ciudadanos registran los sonidos de las aves en los bosques de montaña del parque nacional de Nyungween, en el suroeste de Ruanda, en un proyecto que desempeña un papel fundamental en la protección de la biodiversidad del país. Imagen: Aimable Twahirwa / IPS

GISAKURA, Ruanda – Claver Ntoyinkima se levanta muy temprano por la mañana, al menos tres veces por semana, y se adentra en la selva tropical de Nyungwe, en el suroeste de Ruanda, para grabar las vocalizaciones de las aves.

Ntoyinkima es uno de los miembros de la comunidad de una remota aldea del suroeste rural de Ruanda que colaboran como voluntarios con un grupo de científicos para ayudar a impulsar la conservación de la vida salvaje en esa gran área boscosa.

Gracias a una aplicación de voz instalada en su teléfono móvil, que está conectado a un reflector parabólico con un cable especial, este guía turístico de 50 años y su equipo recorren largas distancias cada semana para recoger sonidos de varios puntos de observación de aves de la zona.

«El amor por las aves es fundamental a la hora de atraer a muchos jóvenes a esta carrera», dijo Ntoyinkima a IPS, en referencia a su segunda profesión como grabador de sonidos de las aves.

Para proteger mejor a las aves, el veterano guía turístico ha conseguido poner en marcha el Club de Observación de Aves de Nyungwe, que reúne a unos 86 miembros de las comunidades locales que viven en Gisakura, un remoto y turístico pueblo situado a las afueras del Parque Nacional del Bosque de Nyungwe.

El parque de casi 1000 kilómetros cuadrados alberga al bosque de montaña mejor conservado de África, además de grandes pastizales, pantanos y ciénagas.

Gracias a esta movilización, los miembros del club, integrado también por 26 jóvenes estudiantes de primaria y secundaria, recibieron formación sobre cómo grabar sonidos de aves.

La iniciativa forma parte de los esfuerzos conjuntos de la Fundación Planeta Birdsong -una organización asistencial internacional con sede en el Reino Unido-  y el Centro de Excelencia en Biodiversidad y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Ruanda, que buscan conectar a las personas con la naturaleza a través de la escucha, grabación y procesamiento de audio de sonidos de aves.

Los expertos en conservación creen que las aves son importantes indicadores de la biodiversidad y la salud de un hábitat en el que a veces son visibles, pero más ampliamente audibles. Los investigadores están ahora convencidos de que las habilidades de reconocimiento de audio son vitales para una vigilancia y guía eficaces, especialmente en bosques y humedales.

«Estamos involucrando a jóvenes de comunidades rurales a través de clubes locales de aves, guías de sitios, escuelas y universidades, dijo a IPS Hilary MacBean, creadora de la Fundación Planeta.

Recopilar datos masivos que cubran los sonidos de varias especies en diversos puntos de observación de aves en este país de África oriental y central, situado en la región de los lagos, es una tarea de gran envergadura.

Se sabe que la reserva natural de Nyungwe alberga 278 especies de aves, 26 de las cuales solo se encuentran en los escasos bosques del Rift Albertino.

Los estimaciones científicas más recientes suman otras siete zonas más que son importantes para la observación de aves en Ruanda, entre ellas tres humedales en Akanyaru y el sistema fluvial de Nyabarongo, ambas áreas en el sur, y el pantano de Rugezi, en el norte.

En estos sitios se hacen esfuerzos por recuperar su rica biodiversidad de las actividades humanas que provocaron su degradación. El humedal urbano de Kigali, la capital del país,  también ha recibido inversiones importantes para su radical recuperación.

«Esta tarea requiere mucha práctica para que la gente sea capaz de descifrar los diferentes cantos y llamadas de las aves», afirmó Ntoyinkima.

En la actualidad, la primera iniciativa ruandesa de ciencia ciudadana, en marcha desde 2021, se centra en dotar a jóvenes estudiantes, muchos de ellos procedentes de comunidades rurales, de las habilidades necesarias para observar, grabar en audio y etiquetar científicamente a las aves según sus sonidos, cantos y llamadas.

Con el uso de equipos de grabación de sonido asequibles para los llamados científicos ciudadanos de nivel básico, se forma a los participantes en la recopilación, verificación, preparación y almacenamiento de datos de audio tanto para científicos de nivel superior como para otros científicos ciudadanos.

Actualmente, los diferentes equipos existentes desplegados a través de puntos de observación de aves en Ruanda se dividen en categorías, incluyendo grabadores y verificadores.

Los expertos también señalan que el uso del conjunto de datos disponible con múltiples registros de los cantos y las llamadas de la población de aves ha sido crucial para garantizar la protección de las especies que dependen de los bosques.

Hilary MacBean, de la Fundación Planeta Birdsong, que brinda tutoría y capacitación a los como guías de aves en Ruanda, como un incentivo para el turismo internacional. También aporta concientización y conocimiento sobre los sonidos de las aves a estudiantes locales, para apoyar la conservación de la rica biodiversidad en el país. Imagen: Fundación Planeta Birdsong

Mediante la iniciativa «Bioacoustics Recording (Grabación Bioacústica)», que dirigen conjuntamente la Fundación y otras partes interesadas, MacBean ha participado en la tutoría y formación de jóvenes guías de aves de Ruanda para el turismo internacional, que también ha formado a guías y estudiantes locales sobre los sonidos de las aves.

«El objetivo principal ha sido dotar a las comunidades de los conocimientos necesarios para trabajar con los datos bioacústicos recogidos sobre el terreno, a fin de que puedan identificar con seguridad las especies de aves que aparecen en las grabaciones», explicó MacBean en su entrevista con IPS.

Durante la fase de implementación, la recopilación de datos se realiza mediante el uso de un teléfono inteligente con aplicaciones gratuitas descargables y un ParaChirp, un espejo acústico diseñado para uso educativo con el fin de promover el aprendizaje sobre las aves.

Las últimas estimaciones oficiales de la Autoridad de Gestión Ambiental de Ruanda (Rema, en inglés) muestran que el país cuenta con más de 703 especies de aves, lo que la convierte en uno de los que cuenta con una mayor concentración de poblaciones de aves de África.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Además, Protais Niyigaba, administrador del Parque Nacional del Bosque de Nyungwe, dijo a IPS que se han hecho grandes esfuerzos para proporcionar a las aves migratorias hábitats seguros y lugares de reproducción.

Estas soluciones, junto con los datos de grabación disponibles, están ayudando a comprender las rutas de estas aves migratorias y a garantizar que los visitantes puedan localizarlas fácilmente por el sonido», dijo Niyigaba.

El proyecto había procesado 226 grabaciones en el momento del informe de auditoría 2023 de la Fundación, 37 de ellas en parques nacionales. El número de grabaciones no deja de aumentar, con múltiples registros de los cantos y reclamos de unas 120 especies de aves que tienen su hábitat en Ruanda.

Para diciembre de 2024, la Fundación tiene como objetivo el generar 275 grabaciones, incluyendo 75 sonidos de aves, de los parques nacionales existentes en todo el país. Y en 2025 la meta es grabar a 300 especies diferentes.

«Creamos música a partir del sonido de las aves y, en el contexto ruandés, nos centramos en los beneficios comunitarios de la ciencia ciudadana, la recogida de sonidos de aves para su seguimiento científico y el desarrollo de las habilidades de identificación de los guías turísticos», explicó MacBean.

El procesamiento e integración  de las grabaciones de sonidos de aves tienen como gran objetivo el proteger y preservar estas especies y sus hábitats. Los participantes en la iniciativa  se centran en etiquetar los datos recogidos para que queden registrados su identificación, datos de localización y tiempo, datos de comportamiento y datos de hábitat.

A continuación, los sonidos son validados por verificadores asignados, procesados y almacenados para su uso por la ciencia.

Las grabaciones generadas por los científicos ciudadanos de la Fundación Planeta Birdsong se almacenan globalmente con la aplicación «e-bird», y los investigadores están colaborando con la Biblioteca Macaulay, de la estadounidense Universidad de Cornell, para garantizar el acceso a los sonidos de aves grabados localmente tanto a los científicos ciudadanos como a los especialistas.

En el caso concreto de Ruanda, los datos recogidos en este país también se suministran al Sistema de Información sobre Biodiversidad de Ruanda para su uso en la ciencia natural local.

Con todo, estas innovaciones están desempeñando papeles fundamentales en la protección de las aves de Ruanda, y algunos investigadores creen que mantener la disponibilidad de datos es esencial para una conservación eficaz de la biodiversidad de las aves.

La profesora Beth Kaplin, una destacada científica de la conservación residente en Ruanda, dijo a IPS que conseguir que los investigadores locales, los estudiantes y los jóvenes participen en la recopilación y gestión de datos es importante para desarrollar un sentido de propiedad y administración del registro de datos para los sonidos de las aves.

A pesar de los esfuerzos operativos actuales, los expertos en conservación señalan que la limitada financiación para apoyar a las personas y pagar sus gastos de trabajo de campo es otro de los principales retos que afectan a la ejecución del proyecto, ya que la mayoría de los residentes locales trabajan principalmente de forma voluntaria.

Algunas personas que participan en el proyecto también tienen problemas con equipos como teléfonos y ordenadores, además del coste de la conectividad a internet.

Marie Laure Rurangwa, una científica ruandesa especializada en conservación, dijo a IPS que uno de los retos a los que se enfrentan las personas que participan en esta actividad tiene mucho que ver con el tiempo de procesamiento con mucha edición de las grabaciones y las habilidades necesarias en términos de reconocimiento de sonidos para las diferentes especies de aves.

Rurangwa es coautora del último estudio de revisión por pares que muestra cómo el cambio en el uso del suelo (modificación de bosque primario a otros tipos de uso del suelo) ha afectado a las comunidades de aves dentro del bosque selvático de Nyungwe.

«El acceso a algunos de estos puntos remotos de observación de aves ha sido otro reto para los grabadores debido a la limitación de recursos y a la falta de equipos adecuados para llegar a estas zonas remotas», señaló Rurangwa.

Mientras,  en Gisakura, el pueblo enclavado en las afueras del bosque de Nyungwe, Ntoyinkima y su equipo intentan utilizar medios asequibles en sus grabaciones de campo dividiéndose en pequeños grupos de cinco personas cada uno.

Antes de desplazarse a diversos lugares dentro y fuera del bosque, cada grupo tiene que recorrer varios kilómetros para llegar a los puntos de observación de aves seleccionados.

Cuando caminan tranquilamente por un sendero estrecho y el agua fluye bajo sus pies, el equipo tiene que detenerse a veces para identificar mejor a las aves a través de sus vocalizaciones.

Aun así, la mayoría de las personas entrenadas son capaces de capturar datos y generar resultados de reconocimiento sólidos y sonoros. A veces se pide a verificadores expertos que presten apoyo cuando algunos registradores se atascan en la identificación o que confirmen en caso de duda.

«Estos jóvenes siguen trabajando aquí como voluntarios, pero en la mayoría de los casos acaban siendo contratados como guías turísticos porque están bien formados en las distintivas vocalizaciones de aves»,  afirmó Ntoyinkima.

T: MF / ED: EG

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