Grandes formaciones de sargazo cubren una playa en la costa oriental de Barbados. El crecimiento de esas algas en el Atlántico se relaciona con la presencia excesiva de fósforo y otros nutrientes en las aguas que llegan al océano con residuos de fósforo empleado en fertilizantes, señala el Pnuma. Imagen: Conor Lennon / ONU