Los hospitales son zonas de desastre en Gaza

Arribo de heridos al hospital Al Shifa en el norte de Gaza, en cuyas áreas exteriores se refugiaron cientos de palestinos para alejarse de los bombardeos. En el interior, los médicos atienden a las personas en el piso de los pasillos, atestados de pacientes traumatizados, y prácticamente sin anestesia, insumos, oxígeno, agua y alimentos. La OMS clama por un alto al fuego prolongado para que ingrese ayuda humanitaria a la Franja. Imagen: Eyad El Baba / OMS

GINEBRA – Los hospitales de la bombardeada Franja de Gaza son “zona de desastre” y la mayoría de los hospitales y centros de atención primaria que existían en ese territorio palestino hasta octubre están fuera de servicio, expuso este martes 12 la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En los pasillos del hospital Al-Ahli, único que resta en el norte de la Franja, “los médicos atienden a la gente en el suelo de los pasillos rebosantes de pacientes traumatizados, y escasean el combustible, el oxígenos, los alimentos y el agua”, informó desde terreno el responsable de la OMS, Richard Peeperkor.

En 66 días de combates, la Franja “pasó de tener un sistema sanitario que funcionaba razonablemente, con indicadores a la altura de los países vecinos, a una situación en la que más de dos tercios de sus 36 hospitales y más de 70 % de los centros de atención primaria están fuera de servicio”, explicó Peeperkor.

Se suceden enfrentamientos armados en las inmediaciones de los hospitales, faltan personal e insumos médicos, aumentan las enfermedades y los ataques y detenciones retrasan la llegada de suministro, indicó el reporte.

En esta ciudad suiza, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, expresó su preocupación por “los prolongados controles y detenciones de trabajadores sanitarios que ponen en riesgo la vida de pacientes ya de por sí frágiles”.

“La población de Gaza tiene derecho a acceder a la atención sanitaria. Hay que proteger el sistema sanitario, incluso en guerra”, subrayó Tedros.

El actual conflicto estalló después de que milicias de Hamás incursionaron en el sur de Israel el 7 de octubre y dieron muerte a 120 israelíes, según las autoridades de ese país, y tomaron como rehenes a unas 240 personas, incluidos niños y mujeres.

Israel lanzó una fuerte respuesta militar que en poco más de dos meses ha costado 18 000 vidas de palestinos, causó 50 000 heridos y desplazó de sus hogares -40 000 edificaciones destruidas por bombardeos- a 1,9 millones de los 2,3 millones de habitantes de la franja de 365 kilómetros cuadrados junto al Mediterráneo.

Durante semanas se ha bloqueado el acceso de los habitantes –centenares de miles refugiados en hospitales, escuelas y centros de las Naciones Unidas- al agua, alimentos, electricidad y combustible, insumos que recibía en convoyes de camiones desde el lado egipcio de la frontera.

La magnitud de los desplazamientos en la Franja, y las condiciones de hacinamiento en los refugios, incluida la falta de saneamiento adecuado, ha provocado un aumento masivo de las enfermedades, enfatizó Peeperkorn.

Ya se han registrado unos 60 000 casos de diarrea en niños menores de cinco años y más de 160 000 casos de infecciones respiratorias agudas. La sarna, las erupciones cutáneas, la varicela e incluso la meningitis van en aumento, junto con los traumatismos graves y las lesiones medulares.

Mientras tanto, los trabajadores sanitarios carecen de lo esencial y “están completamente preocupados por la seguridad de sus familias”, dijo Peeperkorn.

Hace tres días un convoy de la ONU y la Media Luna Roja Palestina dirigido por la OMS se encontró con “graves incidentes” y funcionarios detenidos a punta de pistola, golpeados y desnudados en el puesto de control israelí de Wadi Gaza, cuando se dirigía al norte de la Franja con materiales para 1500 pacientes.

Entretanto, en Nueva York la Asamblea General de las Naciones Unidas abordaba una nueva reunión para tratar de llegar a un acuerdo capaz de propiciar un nuevo alto al fuego en Gaza y el ingreso de más asistencia humanitaria a la Franja.

El 8 de octubre fracasó, con el veto de Estados Unidos, un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU dirigido a conseguir un alto al fuego y posibilitar el ingreso de ayuda a la Franja.

Medios norteamericanos se han hecho eco de una advertencia del presidente estadounidense, Joe Biden, en el sentido de que Israel “empieza a perder apoyo”, debido a su campaña de bombardeos indiscriminados.

Hasta ahora, Washington había sostenido un nítido respaldo político y militar a la contraofensiva israelí sobre la milicia islámica en Gaza.

De su lado, la OMS dijo que la organización y sus socios “siguen firmemente comprometidos a permanecer en Gaza y ayudar a la población. Pero a medida que aumentan las hostilidades en toda Gaza, la ayuda no cubre las necesidades y el sistema de apoyo humanitario está a punto de desmoronarse”.

“La única solución viable es un alto el fuego sostenido”, concluyó la declaración de la agencia sanitaria mundial.

A-E/HM

 

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