NACIONES UNIDAS – Con un “Ya basta”, los jefes de las agencias humanitarias de las Naciones Unidas reiteraron su llamado para un alto el fuego en la guerra que avanza en la Franja de Gaza, la cual ha costado más de 11 000 vidas y está a punto de entrar en su segundo mes este martes 7 de noviembre.
“Durante casi un mes, el mundo ha estado observando la situación que se desarrolla en Israel y el Territorio Palestino Ocupado con conmoción y horror ante el creciente número de vidas perdidas y destrozadas”, reza la declaración.
El texto recuerda que en Israel, tras el ataque de milicianos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) el 7 de octubre, unas 1400 personas han muerto y miles han resultado heridas, según las autoridades israelíes.
Más de 200 personas, incluidos niños, fueron tomadas como rehenes, una situación que califica de “horrible”, y los cohetes disparados contra ciudades y campos israelíes siguen traumatizando a las familias.
Sin embargo, “las horrendas matanzas de aún más civiles en Gaza son un escándalo, al igual que el corte de alimentos, agua, medicinas, electricidad y combustible a 2,2 millones de palestinos”, indicó.
En Gaza, según su Ministerio de Salud, hasta la fecha han muerto 10 020 personas, entre ellas más de 4000 niños y más de 2400 mujeres. Más de 23 000 heridos requieren tratamiento inmediato en hospitales saturados.
En Estados Unidos, el general Patrick Ryder, portavoz del Pentágono, dijo a periodistas que “en lo que respecta a las víctimas civiles en Gaza, sabemos que las cifras son de miles”, sin más precisiones.
Más de 2000 personas están desaparecidas, la mitad de ellas niños, y se presume que muchos están atrapados tras los escombros de los edificios derruidos por las bombas.
“Toda una población está asediada y atacada, se le niega el acceso a lo esencial para sobrevivir y se bombardea en sus hogares, refugios, hospitales y lugares de culto. Es inaceptable”, según los responsables de las agencias de la ONU.
Se han denunciado más de 100 ataques contra la atención sanitaria.
Decenas de trabajadores humanitarios han sido asesinados desde el 7 de octubre, incluidos 88 colegas de la Unrwa (la agencia de la ONU para los refugiados palestinos), “el mayor número de muertes de las Naciones Unidas jamás registrado en un solo conflicto”.
Del millón y medio de desplazados internos por la guerra en la Franja, unos 700 000 están refugiados en 149 instalaciones administradas por la Unrwa, “gravemente superpobladas”.
El texto subraya que es necesario proteger a los civiles y la infraestructura de la que dependen, como hospitales, refugios y escuelas; que las partes deben respetar el derecho internacional humanitario, y que debe producirse la liberación inmediata e incondicional de todos los civiles mantenidos como rehenes.
Agrega que a la Franja de Gaza (365 kilómetros cuadrados y 2,3 millones de habitantes) debe llegar más ayuda en alimentos, agua, medicinas y combustible, de manera segura, rápida y en la escala necesaria, y “debe llegar a las personas necesitadas, especialmente mujeres y niños, dondequiera que estén”.
El ejército israelí, que avanza por tierra e informa que ya partió la franja en dos, norte y sur, no permite el ingreso de combustible como parte de la ayuda que algunos camiones llevan de Egipto a Gaza, pues podría utilizarlo el movimiento Hamás en sus acciones contra Israel.
El documento de los responsables de las agencias de la ONU concluye subrayando que “necesitamos un alto el fuego humanitario inmediato. Han pasado 30 días. Suficiente es suficiente. Esto debe parar ahora”.
Entre los firmantes están Martin Griffiths, secretario general adjunto a cargo de la Oficina de Asuntos Humanitarios (Ocha); Catherine Russell, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
También Achim Steiner, administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud); Filippo Grandi, alto comisionado de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur); Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, y Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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