Manuel Mejía es uno de los antiguos guerrilleros que recibieron una hectárea de tierra en el Bajo Lempa, en el sur de El Salvador, para que se asentaran a vivir ahí, como parte del proceso de desmovilización de las fuerzas rebeldes al finalizar la guerra civil salvadoreña, en 1992. Ahora, cuando el territorio es anegado por el desbordamiento del río, afirma que se pierde todo, hasta los enseres del hogar. Imagen: Edgardo Ayala / IPS