NACIONES UNIDAS – ONU Mujeres, la agencia dedica a la defensa de los derechos de la mujer y el empoderamiento de género, ha pronosticado que la igualdad de género está «a 300 años de distancia».
Al dirigirse a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU en marzo, el secretario general António Guterres citó las estimaciones proporcionadas por ONU Mujeres, y también advirtió que el progreso hacia la igualdad de género se está «desvaneciendo ante nuestros ojos».
«Los derechos de las mujeres están siendo maltratados, amenazados y violados en todo el mundo», afirmó.
Pero un nuevo informe -la cuarta edición 2023 del Índice Mundial de Paz y Seguridad de las Mujeres (Índice WPS)- publicado el 24 de octubre se basa en fuentes de datos reconocidas para medir la inclusión, la justicia y la seguridad de las mujeres en 177 países, que abarcan más de 99 % de la población mundial.
«Ningún país obtiene resultados perfectos en el Índice WPS y los resultados revelan grandes disparidades entre países, regiones e indicadores. El Índice WPS ofrece una herramienta para identificar dónde se necesitan más recursos y responsabilidad para mejorar la situación de la mujer, lo que nos beneficia a todos», afirma el informe.
El Índice concluye que las sociedades en las que las mujeres obtienen buenos resultados son también más pacíficas, democráticas y prósperas, y están mejor preparadas para adaptarse a los efectos del cambio climático.
Dinamarca encabeza la clasificación de 2023 como el mejor país para ser mujer, con una puntuación más de tres veces superior a la de Afganistán, que ocupa el último lugar.
Afganistán ocupa el peor lugar de 177 países en cuanto a la condición de la mujer, según el Índice Mujer, Paz y Seguridad (WPS) de este año, presentado en Nueva York.
Los cinco países mejor clasificados son Dinamarca, Suiza, Suecia, Finlandia y Luxemburgo. Y los cinco peor clasificados fueron Afganistán, Yemen, República Centroafricana, República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
Publicado por el Instituto para la Mujer, la Paz y la Seguridad (GIWPS, en inglés), de la estadounidense Universidad de Georgetown, y el Centro sobre Género, Paz y Seguridad del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo, el Índice WPS utiliza 13 indicadores para medir la situación de la mujer, que van desde la educación y el empleo hasta las leyes y la violencia organizada.
Estados Unidos ocupa este año el puesto 37, con una puntuación similar a la de Eslovenia, Bulgaria y Taiwán en el segundo quintil.
Purnima Mane, expresidenta y directora ejecutiva de Pathfinder International, y ex directora ejecutiva adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), destacó a IPS que el Índice WPS remarca las aleccionadoras realidades que diferentes sectores de la sociedad han subrayado por años.
Citó entre esos sectores a instituciones académicas, las Naciones Unidas, los medios de comunicación y la sociedad civil en general.
Señaló que muchos países que ocupan puestos bajos en la clasificación de la condición de la mujer siguen manteniéndolos con el paso del tiempo, a pesar de la defensa mundial de la igualdad de género
En ese sentido, dijo Mane, «el aumento de los conflictos y la falta de seguridad en los países podría incluso empeorar la situación de las mujeres y no garantizará resultados adecuados en nuestros esfuerzos por mejorar la condición de la mujer. La relación entre la paz y la seguridad y el bienestar general de las mujeres sigue siendo fundamental y exige una atención y una inversión adecuadas».
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Los datos del Índice WPS, financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores noruego, demuestran esta relación entre paz y seguridad y la situación de la mujer.
Un claro ejemplo son los países que ocupan los puestos altos y bajos en este Índice; no es de extrañar que los países que ocupan los puestos bajos en cuanto a la condición de la mujer sean los mismos en los que la paz y la seguridad se encuentran en un nivel abismalmente bajo, añadió la experta.
Sanam Anderlini, fundadora y directora ejecutiva de la Red Internacional de Acción de la Sociedad Civil (ICAN, en inglés), dijo a IPS que, según el índice, en 2017 Afganistán ocupó el puesto 152 de 153 países, y Siria el último.
En 2019-2020, ocupaba el puesto 163 de 167, con Yemen en último lugar, y ahora, en 2023, Afganistán aparece en la parte inferior del índice.
“Esto indica que las mujeres afganas se enfrentaban a una larga lucha incluso antes de los talibanes, pero dado que 60 % de los afganos tenían menos de 25 años y muchas mujeres jóvenes estaban en universidades y accediendo a profesiones como derecho, medicina y educación, había esperanzas de que la clasificación general del país también pudiera mejorar con el tiempo», adujo Anderlini.
Añadió que la toma del poder por los talibanes les ha metido en una espiral generacional descendente. Lo trágico es que este declive ha sido consecuencia de la derrota de Estados Unidos ante los talibanes en las mesas de negociación de Doha.
A su juicio, esta situación «es el resultado de la falta de voluntad de la comunidad diplomática para prestar atención a las advertencias de las mujeres afganas sobre los talibanes, o para mantener sus propios compromisos con el primer principio de la agenda de paz y seguridad para las mujeres: la participación de las mujeres en los procesos de paz».
«Pero a pesar de la oscuridad, no podemos abandonar y olvidar a las mujeres y niñas afganas. Siguen luchando y encontrando formas de acceder a la educación, la atención sanitaria y los medios de subsistencia», afirmó Anderlini.
Para la especialista, «ahora, más que nunca, la comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para implicarlas y garantizar que estén presentes y participen plenamente en la toma de decisiones relativas al futuro de su país, no sólo en el espacio humanitario, sino también en cuestiones económicas, sociales, políticas y de seguridad”.
“Hay muchas mujeres afganas -dentro y fuera del país- dispuestas a asumir este reto», destacó la experta.
Mane explicó que en este Índice se han tomado como referencia una serie de informes elaborados por diversas fuentes, incluidas las Naciones Unidas e instituciones académicas, que utilizan 13 indicadores diferentes sobre la situación de la mujer, que los países que tienen sistemas democráticos avanzan mejor en materia de género.
Entre esos indicadores están la situación económica, social y política de la mujer, la justicia formal e informal para la mujer y la situación de la seguridad de la mujer a nivel social y comunitario.
Si estos parámetros son buenos, son las mismas sociedades que, en general, son más pacíficas, económicamente más fuertes, tienen sistemas más democráticos y también están afrontando mejor los impactos del cambio climático.
El Índice WPS y sus datos, señaló, identifican claramente las áreas en las que se necesita más inversión para mejorar la situación de la mujer. Pero, ¿qué ocurre con los conflictos generales y la falta de seguridad, que afectan con especial dureza a las mujeres y a otras personas marginadas en las distintas sociedades?
«El Índice demuestra claramente que los 20 últimos países han sufrido guerras y conflictos armados de algún tipo entre 2021 y 2022, y que más de la mitad de las mujeres viven en zonas de conflicto o cerca de ellas», dijo la ex alta funcionaria de la ONU.
Con el aumento de los conflictos armados en muchos países en los últimos años y la continuación de un clima generalmente negativo en cuanto a la situación de la mujer en varios países como Afganistán, argumentó Mane, no se puede esperar un cambio en el statu quo de la mujer a menos que los países examinen detenidamente sus políticas e inversiones tanto en la paz y la seguridad nacionales como en la situación de la mujer.
«Cualquier cambio real sólo será posible si el mundo reconoce que el vínculo entre ambos es fundamental, y que prestar atención a ambos es vital para mejorar el bienestar nacional y la igualdad de género», afirmó la antigua subsecretaria general de la ONU y experta reconocida internacionalmente en cuestiones de género, población y desarrollo, y salud pública.
Por su parte, Elena Ortiz, autora principal del Índice WPS, afirmó que «con sus puntuaciones, clasificaciones y datos sólidos, el Índice WPS ofrece una valiosa herramienta para las personas que trabajan en cuestiones relacionadas con la mujer, la paz y la seguridad».
«Los responsables políticos pueden utilizarlo para determinar dónde se necesitan recursos. Los académicos pueden utilizarlo para estudiar las tendencias dentro de los indicadores y entre las regiones. Los periodistas pueden utilizarlo para dar contexto y perspectiva a sus artículos. Y los activistas pueden utilizarla para hacer que los gobiernos rindan cuentas de sus promesas sobre la mejora de la situación de la mujer», añadió.
Los 20 últimos países del Índice de este año han sufrido conflictos armados entre 2021 y 2022. En la mayoría de estos países, más de la mitad de las mujeres viven muy cerca del conflicto.
«Desde 2021, Afganistán ocupa el peor lugar del mundo para ser mujer. Las mujeres afganas se despiertan cada día sin trabajo, sin educación y sin autonomía sobre sus vidas», recordó Torunn L. Tryggestad, directora del Centro de Género, Paz y Seguridad del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo.
A su juicio, «este informe debe servir de llamada de atención a los líderes mundiales para que se den cuenta de que una nación de mujeres está encarcelada».
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